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30-11-2015

China vira hacia el intervencionismo militar por la amenaza terrorista

El gigante asiático vive el "inicio del fin" de su política de no intervención armada en el exterior diseñada en la década de 1950.

por Paloma Almoguera

PEKIN, China.- Los recientes ataques yihadistas en varias partes del mundo y la inestabilidad en la región china de Xinjiang, hogar de la minoría musulmana uigur, aceleraron el viraje de China hacia una postura más favorable al intervencionismo tras décadas de prudencia.

El primer asesinato de un rehén chino, Fan Jinghui, por parte del Estado Islámico (EI) a mediados de noviembre, sumado a la muerte de tres ciudadanos de este país en el ataque terrorista a un hotel de Bamako (Mali) el pasado día 20, pusieron a Pekín en alerta.

El presidente chino, Xi Jinping, "perdería autoridad en China si no hace nada después de esto", señala a EFE Willy Lam, profesor de Política en la Universidad de Hong Kong.

Lam considera que la segunda economía mundial vive el "inicio del fin" de su política de no intervención armada en el exterior diseñada en la década de 1950 y afianzada por Deng Xiaoping a comienzos de los noventa del siglo pasado de mantener un perfil bajo en la política internacional.

"China gravita hacia un mayor intervencionismo", arguye este profesor y analista, quien opina que Xi ya ha dado muestras de que la diplomacia china "debe ir en consonancia con su estatus de potencia" mundial.

En primer lugar, Xi se puso al frente de una ambiciosa reforma para modernizar el Ejército de Liberación Popular (ELP), cuya estructura está aún anquilosada en el antiguo modelo soviético, y reforzó el control que la Comisión Militar Central, también presidida por él, ejerce sobre las fuerzas armadas.

Con la meta de tenerla lista para 2020, la reforma busca que el Ejército del gigante asiático esté mejor preparado para librar guerras tras décadas en las que "China no intervenía mucho porque no tenía conflictos directos", dice a EFE Yue Gang, un ex coronel chino experto en terrorismo.

"Pero últimamente, con el EI y lo ocurrido en Mali o en Xinjiang, el Gobierno chino presta más atención a estos asuntos. Ya no podemos escondernos o no afrontarlo", indica.

Y es que Pekín considera que desde la región noroccidental de Xinjiang, foco habitual de conflictos, operan grupos secesionistas formados por uigures como el Movimiento del Turkestán Oriental (ETIM, siglas en inglés), influido por yihadistas de países vecinos, entre ellos el EI.

Aunque los uigures en el exilio atribuyen las tensiones a la represión que afirman sufrir por parte del régimen comunista, sumado a la naturaleza del ETIM, en parte porque nunca han reivindicado un ataque, la violencia se ha extendido a otras partes de China en los últimos años.

Por eso Pekín cree que "los problemas en Xinjiang deberían ser parte de la guerra global contra el terror", afirma a EFE Nick Holdstock, autor del libro "China's Forgotten People" ("El pueblo olvidado de China"), que escribió tras vivir en Xinjiang.

De hecho, las autoridades llegaron a cifrar en un centenar el número de ciudadanos chinos, en su mayoría uigures, que combaten en filas del EI, mientras diarios oficiales como Global Times han publicado que Pekín teme ataques de combatientes chinos del Estado Islámico en territorio nacional.

Esa posibilidad, así como las recientes víctimas chinas en atentados o el aumento de los intereses económicos chinos en países inestables, empujan a Pekín a ejercer un rol más firme en la lucha contra el terrorismo global, tal y como le pidió Francia tras los ataques de París.

Así, se espera que China apoye una resolución que su aliado ruso estudia presentar al Consejo de Seguridad de la ONU para autorizar una operación internacional contra los yihadistas del IS.

Además, Yue opina que el gigante asiático puede ofrecer ayuda económica a Rusia en su campaña contra el EI mientras moderniza su ejército y amplía su presencia en África, donde Pekín negocia su primera instalación militar en el extranjero (en Yibuti) y mantiene a fuerzas de combate en misiones de la ONU (Mali y Sudán del Sur).

Escenarios como Siria o Irak "todavía son muy complejos" para las fuerzas armadas chinas, puntualiza Lam, quien cree que a Pekín "le da miedo cometer un error grande en Oriente Medio".

El ex coronel Yue está de acuerdo en que, al menos por ahora, la ayuda será política y financiera, pero se atreve a afirmar que "existe la posibilidad de que China actúe en Siria en el futuro".

EFE.