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26-04-2015

Virajes hacia la realidad

El kirchnerismo se reinventa, la militancia sufre el cambio de relato y Scioli se relame.

por Hugo E. Grimaldi (*)

Es muy bravo a estas alturas ser un kirchnerista de ley, debido al volumen de los sapos que han tenido que tragarse los defensores del modelo durante los últimos tiempos. La ingeniería financiera destinada a conseguir un respirador en divisas hasta fin de año para abonar el baño de consumo que pretende dársele a la población en tiempos electorales, manejo que terminó a los bifes con el relato del desendeudamiento, y la cada vez más notoria sciolidependencia que muchos olfatean que, como mínimo, condiciona la continuidad del proyecto, han dejado a la militancia, de momento, en flagrante off side.

No es el caso de la dirigencia más curtida, pragmática por definición, que ya ha comenzado a dar un notorio salto mortal en varios de estos temas y explica con cierta fluidez las conveniencias de lo que hasta ayer era inconveniente: en política, cuando la necesidad tiene cara de hereje y hay que cuidar la caja y el poder, recula hasta el más pintado.

A algunos de áreas más técnicas les cuesta un poco más reorientarse y así se lo ha visto al ministro de Economía, Axel Kicillof jugar con el tema del "mito" que el país "tenía cerrado el acceso a los mercados de crédito", algo que es una verdad a medias porque él sabe que nunca los mercados se cierran y que sólo hay que encontrar la tasa que los abra. Y esta vez tampoco hubo misterios: como 4,15% anual fue lo que pagó Paraguay, el 8,96% anual hasta 2024 fue la llave que le permitió a la Argentina recoger los 1.415 millones de dólares que el ministro celebra tanto.

Y en materia de endeudamiento y de tasas de interés, si bien YPF siempre hizo la suya por fuera del discurso, la petrolera aprovechó la volada y pese al lastre que le significa la perspectiva negativa que tienen sus emisiones debido al riesgo soberano, tomó para su desenvolvimiento hasta 2025 unos 1.500 millones de dólares a 8,5% anual, una tasa más barata que la que pagó el país, pero un par de puntos por encima de lo que consigue la casi destruida Petrobras. Más allá de todas las comparaciones técnicas, aquí el sapo pasó por otro lado: para captar los fondos, YPF no le hizo asco a nada, se allanó a la Ley de Nueva York y designó como agente de colocación y liquidación a Merrill Lynch.

En cuanto a la otra frase oportunista de Kicillof dedicada a la tribuna ("los bancos deben estar bastante calentitos, porque la emisión se hizo sin ellos y se perdieron la comisión") es bueno apuntar que el premio que se llevaron los intermediarios -que efectivamente no promocionaron la emisión abiertamente, aunque nunca fueron rechazados como tales- fue que la colocación se hizo a tres dólares por debajo de la cotización, una suerte de bonificación indirecta a quienes acercaron clientes.

Otro que la pasó mal en cuanto a la adaptación al nuevo relato fue el titular del BCRA, Alejandro Vanoli, quien para celebrar el aumento de las reservas a partir de endeudamiento, en una reunión de banqueros sostuvo que "los inversores están viendo que hay un cambio de clima y esto va a generar expectativas aún mejores, valorización de los precios y de la economía". ¿Cambio de clima? ¿Era malo el anterior, entonces? ¿O es porque llegará algo diferente después de diciembre? Cuando hay mucho para explicar, a veces mejor es hacer silencio.

En cuanto a los militantes de a pie, es más que probable que la desorientación se mantenga nada más que por un rato, ya que el sistema de cooptación del kirchnerismo que incluye subsidios, empleos, prebendas y proteccionismo al por mayor, más allá de la voluminosa asistencia social que inexplicablemente aún resulta imprescindible después de doce años tan positivos, probablemente va a generar rápido los respectivos contraargumentos.

Donde hay unidad de criterio es en acompañar los pensamientos y dichos conspirativos de la presidenta de la Nación, siempre de notorio rédito electoral, en cuanto a que la Argentina está inmersa en una maniobra internacional que tiende a la desestabilización del Gobierno, a partir del entrecruzamiento del poder financiero de los buitres con el memorándum con Irán, la denuncia del fiscal Alberto Nisman, la "derechista" DAIA y las denuncias de las cuentas del poder investigadas en el exterior. Hasta los periodistas que los buitres leen parece que están en el complot. "Todo tiene que ver con todo", sostiene Cristina.

Por supuesto, que la militancia no se confunde en otras cosas y sigue encolumnada en repudiar a la Justicia como institución, mientras celebra cada paso que da el Gobierno para cambiar procedimientos o para torcer fallos, ya sea por chicanas procesales, presiones varias o el uso de fiscales y jueces cercanos de la causa. Así, viene pasando de modo más que visible en algunas investigaciones sensibles para el poder, como en la denuncia de Nisman, el memorándum con Irán y el caso Hotesur, donde está complicado Máximo Kirchner.

Como parte de la guerra entre poderes, del otro lado, la Corte ha sido en la semana que pasó otra vez un dique de contención a las pretensiones del Gobierno de sumar nuevos miembros al Alto Tribunal para llegar a 9, lo que le daría mayoría y la última palabra en todo. Esta vez, los jueces del Supremo fulminaron por "inconstitucional" el procedimiento de elección de conjueces sin la aprobación de los dos tercios del Senado, aun sabiendo que el fallo encierra una contradicción, ya que los presidentes de Cámaras que podrían sumarse eventualmente a la Corte para desempatar llegaron a jueces también por mayoría simple.

Hay que apuntar también que en relación a todos los problemas, las discordancias del relato o aun en estas situaciones institucionales más graves, finalmente el kirchnerismo va en coche, ya que estos temas son muy poco ventilados por los opositores quienes, preocupados como están para posicionarse electoralmente, dejan hacer al oficialismo, mientras las miserias se dirimen en las redes sociales o se exponen a través del periodismo. Hasta parece que, salvo Elisa Carrió, casi todos ellos se han olvidado de la figura de Nisman, a la que usaron con aquella marcha del silencio y cuya muerte avanza a cerrarse en las próximas semanas como suicidio.

Lo cierto es que a este veranito económico que combina endeudamiento y emisión con un horizonte de probable tranquilidad cambiaria y precios algo más moderados, junto a una leve recuperación del nivel de actividad que por ahora parece que no destruye más empleos, sólo le falta que las paritarias se encolumnen en valores que los gremios por ahora, no quieren convalidar. Esta receta que, según enseña la historia, a la larga puede ser catastrófica, pero que a hoy el individualista cortoplacismo argentino parece ratificar, junto a la astucia política del kirchnerismo para dominar el centro de la escena prescindiendo de la oposición, le ha hecho sacar la cabeza fuera del agua a Daniel Scioli.

En estos días parece que las encuestas le han empezado a sonreír al gobernador, quien consideró que era hora de desplegar una estrategia bien arriesgada para tratar de convencer hacia adentro de la masa crítica kirchnerista, aun a costa de perder algunos votos moderados. Así, Scioli realizó manifestaciones de fidelidad al modelo en materia de inflación, cepo y reservas y se abrazó con Vanoli en un seminario del Banco Provincia.

La foto, bien distribuida para aventar rumores, tuvo como misión atenuar los coletazos de la intervención en esa reunión del venezolano Ricardo Hausmann, quien fue invitado como orador y agitó la soga en casa del ahorcado. El economista criticó a viva voz las políticas del kirchnerismo en materia económica, especialmente la redistribución, la sustitución de importaciones y la incorporación de valor agregado, mientras que consideró que un acuerdo con los holdouts facilitaría el progreso de la Argentina y calificó al Mercosur como "un mal chiste". Todo lo que Scioli dice que va a continuar.

Sin embargo, la declaración del gobernador que hizo más ruido fue sobre la denuncia de Nisman, cuando tres meses después de haberse producido afirmó que era un "bochorno" y algo que "pone en evidencia una operación política y mediática". Para el bonaerense era necesario ir de frente en todos estos temas, ya que tenía evidencias de que La Cámpora estaba discutiendo qué recomendarle a la Presidenta en relación al dedo para las PASO.

Trascendió que en una reunión efectuada en una oficina del secretario de la "organización", el diputado Andrés Larroque, éste se opuso a que Scioli fuera el elegido y propuso a alguien "del palo" para suceder a Cristina, mientras que un enviado del secretario general de la Presidencia. Eduardo "Wado" de Pedro y el diputado provincial José Ottavis plantearon que el gobernador era lo mejor para seguir adelante con el proyecto, porque era quien más medía en las encuestas.

En ambas posturas no hubo sorpresas, ya que los involucrados ya habían hecho saber públicamente varias veces lo que pensaban al respecto. En cuanto al cónclave, fuentes que se encargaron de difundir algunos detalles del mismo hicieron saber que el presidente de Aerolíneas Argentinas y precandidato a jefe de Gobierno porteño, Mariano Recalde y la diputada Mayra Mendoza dijeron que se iban a "verticalizar" con lo que resuelva la Presidenta.

Quizás habrá sido una casualidad -o no tanto- que casi en simultáneo con esa reunión, ella hacia referencias a lo mismo en un reportaje que le dio a la televisión rusa. "¿Tiene algún favorito para las elecciones?", le preguntó el periodista y ella contestó: "No, no, no... favoritos tienen los reyes. Eso no es de la democracia, es de la monarquía". Y así lo sintetizó, sin plantear las variantes que pueden aplicarse en esquemas que nacen democráticos y que con los años procuran transformarse en hegemónicos.

Pero, además, en ese mismo reportaje, Cristina dejó una definición que borró con el codo todo lo que el kirchnerismo ha dibujado siempre con sus manos. Dijo que mucha gente se quedó atrapada en "la lógica donde siempre hay que tener un enemigo o un adversario para poder existir o para poder dominar. Me parece que esta lógica binaria de amigo-enemigo se tiene que terminar, porque además conduce a situaciones francamente insostenibles". Hablaba del mundo, pero en casa muchos militantes terminaron, sin lugar a dudas, de enloquecer.

(*): DyN.