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27-04-2015

Macri, un arriesgado armador de la política

por Hugo E. Grimaldi (*)

Con la ratificación en las urnas de la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta para sucederlo, Mauricio Macri no sólo resultó ser el principal ganador político de las PASO porteñas, sino que se reveló también este domingo como un arriesgado armador de la política.

Que su fuerza iba a ser la primera en la Capital no parece ser la gran novedad, pero de la gran encuesta celebrada hoy surge entre otros elementos para el análisis una impromta casi mítica para la figura del jefe de Gobierno: la de haberse jugado por su jefe de Gabinete y, sobre todo, la de haber ganado, porque finalmente fue la gente la que convalidó su dedazo.

O bien porque es su naturaleza y no lo sabía o porque confió en asesores que lo van llevando de la mano rumbo a octubre, lo cierto es que, hasta ahora, Macri era un gobernador de una gestión más o menos prolija de ocho años y con lógicas ambiciones de ser presidente de la Nación y ahora, después de este espaldarazo, se juega a ser una tromba de la política.

Con su triunfo, la carambola golpea además de modo indirecto al gobierno nacional y a Sergio Massa quienes, para horadar al candidato, rezaban para que ganara Gabriela Michetti.

De la sangre fría de Macri depende, de ahora en más, no perder el terreno ganado. En principio, el escenario le brinda ahora aún mayor visibilidad que la que venía teniendo desde que copó la escena con varias movidas estratégicas.

Así, pueden sumarse el acercamiento a la Unión Cívica Radical y el triunfo compartido en las primarias de Mendoza, la incorporación de Carlos Reutemann y el primer lugar conseguido en las PASO de Santa Fe, el arreglo hecho en Córdoba con la UCR y el partido de Luis Juez, el apoyo a Aída Ayala como gobernadora del Chaco y, cuando todo parecía perdido, la movida que hizo para sumar al radical José Cano, en Tucumán.

No le fue bien en Neuquén con su candidato, quien llegó tercero, mientras que le falta, nada más ni nada menos, que la provincia de Buenos Aires y aunque confía en los intendentes radicales, ése es hoy su más notorio talón de Aquiles.

En relación al resto de las fuerzas políticas, la gran sorpresa fue el ex ministro de Economía, Martín Lousteau (ECO) quien peleó voto a voto con el camporista Mariano Recalde del Frente para la Victoria, que puso a medio gobierno nacional a instalar (y festejar) que seguía siendo la segunda fuerza en la Ciudad.

En cuanto a la carrera presidencial, ni Daniel Scioli ni mucho menos Massa han podido mojar esta vez el pancito en la Capital Federal. En tanto, la ola amarilla del PRO lo afirmó a Macri en su posicionamiento en la gran vidriera nacional, nada menos que a partir del exitismo que le encanta a los argentinos.

(*): DyN.