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05-02-2016

El tráfico de bienes es el tercer delito más importante después de las armas y las drogas

El mercado ilegal del robo de arte y patrimonio cultural mueve mucho dinero. Se recuperaron cinco obras del artista Luis Felipe Noé.

El tráfico de bienes culturales es uno de los delitos más graves a nivel mundial y se ubica sólo por detrás de las armas y las drogas, según el Comité Argentino de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, que encabezó la operación que culminó con la recuperación de cinco obras del artista Luis Felipe Noé que habían sido robadas de la galería Rubbers.

Los cuadros -cuatro obras sobre papel y una sobre tela que integran la serie "No obstante"- habían sido sustraídos en noviembre pasado y fueron hallados tras un complejo proceso de investigación que culminó con la detención de dos personas, aunque el proceso sigue en curso y no se descartan nuevos procesamientos.

"El mercado ilegal del robo de arte y patrimonio cultural mueve mucho dinero y se lo considera el más importante después del negocio de las armas y las drogas a nivel mundial", destacó a Télam el comisario y abogado Marcelo El Haibe, a cargo del Comité Argentino de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, que funciona como la oficina local de Interpol.

Hace 12 años se promulgó en la Argentina una ley de protección del patrimonio arqueológico y paleontológico -que colocó como propietario al Estado aunque la tenencia puede recaer en particulares o instituciones registradas- y desde entonces se agilizó la lucha contra el tráfico ilícito.

"Estamos, según Interpol, en los tres países mejores del mundo en la actividad de prevenir el tráfico de bienes culturales, tenemos un excelente servicio, con profesionales de todas las disciplinas", aseguró El Haibe.

"América tiene mucha arqueología, sobre todo Perú, Ecuador, México, Bolivia y tienen muchos robos, muy importantes y de mucho valor, pero en lo que respecta a la Argentina hay mucha más paleontologí­a, principalmente en el sur hay yacimientos preciosos reconocidos a nivel internacional. El robo de estos bienes culturales sale de los países periféricos y va a los centrales", sostuvo el especialista.

Para prevenir el tráfico de bienes culturales, según señaló El Haibe, una gran fuente de información "es el comprador, que antes de invertir cifras millonarias en una obra consulta sobre su legalidad, porque no le sirve adquirir algo que no tiene valor".

Piezas históricas, huevos de dinosaurio, vasijas, obras de arte, joyas y otros bienes patrimoniales de Argentina tienen su punto álgido de comercialización fuera de la región: "Salen de los países periféricos, van a los centrales y en éstos últimos hay dos categorías: los que devuelven y los que no", indicó el especialista.

"Entre los que no devuelven están Inglaterra, Alemania y Francia en menor medida, donde se considera que una vez que un objeto entra a su territorio es propio, no importa el origen, alegando falta de cuidado -apuntó-. Se­ están quedando con cosas de Argentina y toda América Latina, como Austria con el penacho de Moctezuma".

Para El Haibe, es decisiva la participación del comprador en el tráfico de bienes culturales, aunque también intervienen "actos mínimos como la concientización del respeto a nuestros bienes, porque respetar la historia es necesario para tener un futuro común" y, sobre todo, en "el trabajo mancomunado con otros organismos y países".

El Comité Argentino de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales ha elaborado una lista de objetos robados que se puede consultar en la página de Interpol: allí figuran esculturas, cuadros, medallas, relojes, imágenes religiosas, libros y otros elementos valiosos.