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07-04-2009

Spinetta, un poeta de la realidad

En un show íntimo, Luis Alberto Spinetta recorrió algunas de sus grandes obras para deleitar a medio centenar de personas.

por Juan Carrá

En la Europa medieval, los juglares eran aquellos artistas del entretenimiento, dotados para tocar instrumentos, cantar, contar historias o leyendas casi todas vinculadas a la tradición oral de los pueblos.

Quizás Luis Alberto Spinetta haya trascendido esa barrera que separa a los músicos de los verdaderos juglares. Su música y en particular su increíble poesía que a lo largo de más de treinta años de carrera ha desarrollado quedarán eternamente como reflejo de lo mejor a nivel nacional.

El mejor ejemplo de esto es la -pocas veces vista-, mezcla generacional que se da cada vez que "el Flaco" congrega a sus seguidores. Tres generaciones unidas bajo el magnetismo que sólo él puede generar se confundieron para conformar el marco necesario de un concierto que recorrió una pequeña porción de la obra de Spinetta. Sorprendió la ausencia de temas de su último CD "Un Mañana".

Pasadas las 22.30, las luces se atenuaron, señal que disparó el primer gran aplauso de la noche, aun con el telón cerrado. Los primeros acordes de "Sagrado Tesoro" acompañaron la apertura del velo que cubría al artista. Luis Alberto Spinetta, sentado en el centro del escenario, delante de un azulado fondo de luces y acompañado solamente por su eximio tecladista Claudio Cardone, dio inicio a un espectáculo que se prolongaría por casi dos horas.

"Barro Tal Vez", del álbum acústico de 1982, Kamikaze, fue el elegido para continuar la noche. Esta vez el fondo se tiñó de rosado mientras los músicos permanecían en la penumbra necesaria para no romper el clima.

Los aplausos al finalizar el tema marcaron uno de los puntos más altos de la noche.

"Lago de forma mía" de Pelusón of milk fue el tercer tema y prólogo de la versión del tema de Fito Páez "Las cosas tienen movimiento". El rosarino, a quien Spinetta mencionó como una "gran persona", fue el gran invitado de la noche. Si bien no estuvo presente, el repertorio del concierto estuvo nutrido de un conjunto de temas de la época Spinetta-Páez. "Un niño nace", "Todos estos años de gente" y "Pequeño ángel" todos ellos del exitosísimo disco que el dúo grabó en 1986, "La la la". Para el primero de estos temas, "el Flaco" dejo una reflexión acerca de la humanidad. Para hacerlo se nutrió de su fuente inagotable de metáforas: la naturaleza. "Hay una ecuación en la naturaleza que en los hombres se repite, por más que el hombre mate por matar, por diversión y los animales lo hagan sólo para saciar sus necesidades. Por más que el hombre haga lo que haga siempre nace un niño", soltó desde el escenario para dar paso al tema.

El silencio necesario del público ante la sublime melodía de cada tema se rompió con un grito desde el fondo: "Flaco sos Dios", Spinetta respondió con humor: "Sabés la guita que tendría", lo que mereció algunas risas.

"Ciénaga Dorada",  "Tu Cuerpo mediodía" y "Sin Abandono" del disco "Para los árboles" no podían faltar. También pasaron "Crisantemo" de la época de "Los socios del desierto", al igual que "Ekathe I" -del disco "Los ojos"-.

"Nueva luna-Mundo arjo" de Spinetta Jade fue el preludio para el momento mas grandioso de la noche. "A Starosta, el Idiota", del mítico disco de Pescado Rabioso "Artaud", comenzó, desde el teclado, a sonar con un potente efectismo acompañado por las cuerdas de la guitarra eléctrica que el Flaco eligió para el tema. En medio de la canción, en puntas de pies, Spinetta se retiró del escenario para dejárselo a Cardone, quien protagonizó un inigualable momento musical. De sus dedos se desprendían los más diversos sonidos permitiendo disfrutar de un conjunto de instrumentos que no estaban sobre el escenario. Así, melodías que dicen más que la palabras y una letra que hace sentir como el más suave de los besos, atrajeron una vez más al gran juglar al escenario para que termine su obra maestra.

Otro invitado omnipresente de la noche fue el gran Atahualpa Yupanqui que con arreglos de León Gieco le dieron la excusa al Flaco para versionar el tema "Guitarra" que dio paso a "Tonta luz", otro clásico.

La primera parte del concierto finalizó con un gran recuerdo de Almendra: "Laura va", que luego de una breve salida a bambalinas dio paso a "Los libros de la buena memoria", épico tema de Invisible "del Jardín de los presentes" de 1976.

No faltaron desde el escenario los mensajes en los cuales el músico invitaba a reflexionar sobre "la cantidad de cosas que hay que cambiar como sociedad", haciendo especial hincapié en la campaña "Conducir a conciencia".

El cierre fue para un clásico entre los clásicos: "Seguir viviendo sin tu amor", del recordado "Pelusón of milk" puso el broche de oro a una noche de enorme magnetismo.