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27-03-2012

A los amigos del gran Pablo Menicucci

Un grupo de amigos del reconocido artista plástico contó que el pintor se encuentra internado en un geriátrico local.

Para evitar la desmemoria y la ingratitud, acaso una ciudad tendría que acompañar la vida de sus artistas. Amparado en esta idea, un grupo de amigos del reconocido artista plástico Pablo Menicucci contó que el pintor se encuentra internado en un geriátrico local, ubicado en Rivadavia 4051. El destacado plástico de 78 años, representante en Mar del Plata del Pop Art y ganador de la beca George Braque que en la década del '60 entregaba la Embajada de Francia en Argentina, se encuentra lúcido y recuperando su salud. Sin embargo, espera que quienes no lo hicieron se acerquen a él.

Este mismo grupo de allegados -su verdadera familia- ya se puso en contacto con concejales locales para que reconozcan, de manera oficial, la vida de este creador, que rehusó dejar la ciudad y construyó su carrera artística alternando con su labor en el casino, institución de la que se jubiló.

Y no se descarta una exposición con sus obras, una suerte de retrospectiva, destinada a quienes todavía no conocen el mundo pictórico de este gran artista y a quienes quieran volver a degustarla. Sería una manera más que grata de reconocer su impecable trayectoria.

Con una obra que llena las principales colecciones privadas y los museos del país, Menicucci es un egresado de la primera promoción de la Escuela de Artes Visuales Martín Malharro.

"Del pop me gustó la alegría, la cosa fresca, la cosa fácil, la lectura que se hace de la obra, el hecho de que no haya que estar explicando nada, como hacen ahora que te explican todo y vos no entendés un corno de lo que ves", le dijo en 2007 en una extensa nota con LA CAPITAL. "El pop es directo, una boca es una boca, un ojo es un ojo, un cuerpo es un cuerpo y los colores son alegres. Entonces yo dije: 'Qué lindo todo esto'".

En aquella oportunidad, se le preguntó por el sentido del premio que recibió en 1967. "Fue el orgullo más grande de mi vida. En Francia no aprendí nada, pero viví otra vida en un lugar hermoso. Me atraían las tiendas y los supermercados y me la pasaba comprando juguetes, es que yo tengo un alma infantil. Lo que pasó es que me agarró el Mayo Francés, preparé varios trabajos para diferentes salones, pero con las revueltas todo quedó en la nada", recordó el pintor, un verdadero testigo del arte de la segunda mitad del siglo XX.