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04-03-2013

"Nada nos deja más en soledad que la alegría si se va?"

Pocos días fueron más tristes que aquel 5 de marzo de 1988, cuando en Mar del Plata fallecía trágicamente Alberto Olmedo, el mejor de los cómicos que dio el país. Con la evocación de su enorme sonrisa y el inexorable paso del tiempo, la nostalgia popular se agiganta casi tanto como su figura.

por Bruno Verdenelli

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La imagen de la enorme sonrisa de "El Negro", arraigada en lo más profundo del imaginario popular argentino, quedó marcada a fuego y para siempre en la memoria de la gente aquel 5 de marzo del '88. Por primera vez, con él nadie rió y por él lloraron millones, al enterarse que había muerto a los 54 años tras caer desde el balcón de un departamento que alquilaba en el piso 11 del edificio Maral 39, en Mar del Plata.

La noticia sacudió a todos, y la ciudad se volvió el epicentro informativo del país, como había ocurrido 20 días atrás con la sorpresa que había causado el caso Monzón, en el que también estaban involucrados varios amigos del actor rosarino. La mañana se vislumbraba nublada y lluviosa, cuando en LU6 Radio Atlántica se anunció en vivo el trágico hecho: Alberto Orlando Olmedo había fallecido, y nacía el mito?

Nunca se supo precisamente en qué horario ocurrió el fatídico accidente, pero poco después del amanecer, sobre las 8, el edificio ubicado en boulevard Patricio Peralta Ramos al 3600 se llenó de gente. La colonia artística completa, que por esos días se hallaba en Mar del Plata pronta a finalizar otra temporada estival de teatro, había llegado hasta ese punto de la costa para contemplar, triste, el lúgubre escenario.

La única persona que sabía lo que había pasado concretamente, hasta ese momento, era Nancy Herrera, última pareja de Olmedo y quien estaba con él cuando cayó al vacío. "Te quise agarrar y te me fuiste", gritaba desesperada la mujer a los pocos segundos de ocurrido el dramático episodio, y antes de ser hospitalizada víctima de una terrible crisis nerviosa. Los otros testigos, jóvenes vecinos del departamento en el que había vivido el rosarino durante los últimos tres meses de su vida, darían luego sus versiones. "Escuché que Olmedo gritaba: '¡Agarrame el pie, agarrame el pie!'", contaría horas más tarde a LA CAPITAL Mariela Alejandra Vila, quien residía en el piso 12 del mismo Maral. En tanto, Marcelo Franco, que ocupaba el inmueble contiguo al del cómico y quien fue la primera persona en socorrer a Herrera, señalaría que oyó claramente desde su habitación cómo "ella decía '¡ayúdenme, ayúdenme por favor!", mientras estaba abrazada a la baranda del balcón "como a caballo".

El juez Pedro Federico Hooft y el fiscal Reinaldo Fortunato se apersonaron en el lugar, pero recién lograron tomarle declaración a Herrera al otro día, cuando la mujer se tranquilizó un poco tras estar internada en el Policlínico Gascón. Para ambos quedaría claro, tiempo después, que había sido un "hecho accidental", suscitado luego de una noche de excesos: la autopsia al cuerpo de Olmedo brindaría como evidencia un alto grado de concentración de alcohol en sangre, además de restos de cocaína.

Pocos días más tarde del dramático suceso, Nancy Herrera realizó una conferencia de prensa. Muchos años más tarde, algunos reportajes en televisión. Siempre dijo lo mismo: la noche estaba fría, la baranda del balcón húmeda y "El Negro" de buen humor? Según la última pareja del rosarino, ambos habían pasado una velada larga de charlas y risas, después de que ella viajara desde Buenos Aires a Mar del Plata y lo esperara en su departamento a que volviera del teatro Neptuno, donde realizaba la obra "Eramos tan pobres". Se estaban reconciliando tras pasar unos meses separados, y ella estaba embarazada, aunque todavía no lo sabía.

"Nunca me voy a olvidar de su mirada serena, de su mirada cuando cayó y fijó sus ojos en mí...", relató en forma desgarradora quien luego se convertiría en la madre de "Albertito", el último hijo del actor. Al mismo tiempo, agregaría su descripción de la tragedia. "Estábamos en el living y habíamos tomado champagne. El salió al balcón a ver el mar y yo me di vuelta para prender un cigarrillo. Cuando me volví hacia él lo vi sentado en la baranda gritando 'Oé, Oé?, bailando y balanceándose", explicaría entre lágrimas. "Le dije que saliera de ahí porque era muy peligroso", añadiría luego. Pero era tarde, cuando la mujer quiso acercarse, Olmedo ya había perdido el equilibrio y sólo atinaba a tomarse con sus manos de la baranda, todavía húmeda?

Según indicó la pareja del actor, "El Negro" intentó subir un pie hasta el borde del balcón pero no pudo. Entonces empezó a gritarle que lo agarrara y ella quiso hacerlo, pero fue en vano y la ayuda sólo duró unos pocos segundos, hasta que él no aguantó más. "Me miró, sereno, como si ya no se pudiera hacer nada, y se soltó. Nunca me lo voy a olvidar", puntualizó la mujer. El cuerpo del rosarino, que llevaba el torso desnudo, unos jeans y unas botas, se desplomó desde casi 50 metros de altura. Fue el peor de los finales que le tocó protagonizar.

Su vida fue una hermosa vida?

Seguramente nunca imaginó Alberto Orlando Olmedo, con sus escasos seis años y en la verdulería o en la carnicería de Rosario en las que trabajaba mientras iba a la Escuela Nº 78, que algunas décadas después iba a ser un icono de la cultura argentina. Había nacido el 24 de agosto de 1933 en el barrio de Pichincha, plagado de prostíbulos y mujeres de esquina, y vivido con su madre Matilde de Olmedo, ya que su padre fue un fantasma que recién apareció cuando él había pasado los 40.

Fue en 1957 cuando los directivos de Canal 7, donde Alberto trabajaba en los controles, le ofrecieron protagonizar un ciclo infantil tras verlo improvisar en una cena. Así nació "Joe Bazooka", con el que convivió hasta 1960. Ese año apareció "El capitán Piluso", y con él, un vínculo eterno con todos los niños de una generación que lo siguió hasta el día de su muerte, y que todavía guarda en lo más profundo de su memoria aquel gorro y las tardes de merienda con su imagen sonriente en blanco y negro.

Casi en paralelo, Olmedo inició su carrera en cine. Para ese momento ya estaba casado con su primera esposa, Judith Jaroslavzky; unión de la que nacieron tres hijos.

Pero fue en 1964 cuando los hermanos Sofovich lo contrataron para su famoso programa "Operación Ja-Ja". Debutó el mismo día que María Rosa Fugazot, aún vigente, y Javier Portales, con quien ni siquiera podían imaginar que más de 45 años después tendrían una estatua en pleno centro de Buenos Aires. De aquel ciclo nacerían personajes antológicos como "Rucucu" y el "Yeneral González".Casi al mismo tiempo, una nueva relación sentimental con Tita Russ le daría dos hijos más.

Los años dorados

Más tarde, ya en 1972, "El Negro" se encontró con "El Gordo" y dio a luz una dupla inolvidable. Con "Fresco y Batata", junto a Jorge Porcel, Canal 13 se volvió una de las señales más vistas.

Pero sería en marzo de 1973, con la película "Los caballeros de la cama redonda", que el género picaresco tendría su bautismo de gloria y "El gordo y el flaco" argentinos, su hora más sublime.

Lo que siguió fue puro éxito. El resto de los años '70, lúgubres para la sociedad completa, marcarían el ascenso definitivo de la carrera artística del rosarino. Alberto ya era uno de los capocómicos más grandes de la historia argentina, una especie moderna de juglar, cuando trabajó con los también consagradísimos Tato Bores y José Marrone.

En los '80, Olmedo tuvo más participación en televisión, teatro y cine que nunca, junto a Porcel, Susana Giménez y Moria Casán. En "A los cirujanos se les va la mano", él y "El Gordo" se convertirían para siempre en los reivindicadores de los simpáticos, feos y pícaros que de forma épica terminaban por conquistar "a la rubia y a la morocha", aquellas bellas y exuberantes amigas tan argentinas?

El mayor de los éxitos llegaría para Olmedo recién en 1981, cuando por Canal 11 y ya en imágenes a color empezara a emitirse "No toca botón". Personajes como "El Manosanta", "Chiquito Reyes, doble de riesgo", "Lucy, el nene", "El Dictador de Costa Pobre" o "El mucamo Perkins", todavía hacen descostillar de risa a cualquiera.

En ese ciclo y junto a Portales, "El Negro" creó el memorable sketch "Alvarez y Borges", en el que personificaba a un charlatán que sacaba de las casillas a un porteño estructurado y con cierta moral que siempre le desaparecía cuando entraban a escena damas de culto para esa época, como Beatriz Salomón, Silvia Pérez, Susana Romero o Adriana Brodsky.

El 18 de diciembre de 1986, Olmedo debutó con "El Negro no puede" en el Teatro Neptuno de Mar del Plata, obra producida por Carlos Rottemberg y Guillermo Bredeston. La canción de ritmo caribeño retrotrae inmediatamente a los argentinos a la famosa frase "Y... si no me tienen fe", popularizada por el rosarino disfrazado de risueño gurú.

Aquella obra teatral le correspondería a Olmedo con un premio Estrella de Mar en 1987. En suma, durante ese verano marcaría un récord nacional histórico de asistencia de público a la sala, con 119.877 espectadores, recién superado en la temporada 2012 por "Stravaganza".

Un año antes de su muerte, "El Negro" pasó a Canal 9 con más emisiones de "No toca botón", y allí presentó un nuevo y emblemático personaje: "Rogelio Roldán, jefe de cadetes", inspirado en el nombre de su amigo de toda la vida, fallecido hace poco más de un mes, y dueño de la funeraria en la que el mismo Alberto fue velado en Mar del Plata.

Convertido en leyenda popular, "El Negro" realizó la obra "Eramos tan pobres" hasta el día de su muerte, de la que hoy se cumplen 25 años. Aunque él nunca lo supo, de su relación con Nancy Herrera nacería su último hijo.

La hermosa vida de Olmedo, repleta de vivencias eternas, transformó las de los demás durante los "tiempos de la primavera" que describió su conciudadano Fito Páez en el "Tema de Piluso" que le dedicó. Y esto es verdad: dejó su sonrisa en ella?

"Los grandes como Alberto no mueren nunca"

Por herencia familiar e historia propia, Carmen Barbieri es una referencia ineludible a la hora de hablar de teatro. Casi a punto de finalizar otra gran temporada en Mar del Plata, una de las protagonistas de "Escandalosas" le dijo a LA CAPITAL que Olmedo, con quien trabajó en la película "El rey de los exhortos" y en el legendario Teatro Maipo, "iba a ser un mito igual, aunque muriera de otra forma".

Es que Barbieri hasta llega a hablar en tiempo presente cuando describe a "El Negro". "El es...(sic) Era un gran compañero. Un gran profesional con un talento impresionante, con carisma. Yo nunca fui amiga de Alberto ni tampoco fui chica Olmedo. Pero soy amiga de los hijos. La palabra es fiel... Para sus amigos, era un amigo fiel", señaló la artista.

Y agregó: "Era un tipo muy tranquilo. Las estrellas de esa época tenían un misterio... No se los veía como ahora, que todos estamos en los medios. No existían las redes sociales. Mi papá decía que el artista no tenía que perder el misterio, y si había miseria no se debía notar. Siempre había que aparentar. Hoy se sabe todo, y el reconocimiento del público es igual, con mayor euforia".

Al recordar a "El Rey de la risa", Barbieri comentó que cuando se enteró de la triste noticia estaba trabajando en Carlos Paz con Santiago Bal, y "fue terrible". "Me lo comunicó Rolo Puente. Sonó el teléfono y fue un llanto terrible. Fue un golpe muy grande y una gran pérdida. Los grandes como él no deberían morir nunca, aunque siguen vivos en la memoria de la gente. Pero deberían ser inmortales para seguir haciéndonos reír en vivo", culminó.

"Todos queríamos ser él"

Igual que ocurrió con las generaciones de tangueros que vinieron después de Carlos Gardel, según Nito Artaza, los capocómicos que crecían bajo la figura de Olmedo seguían su estela, y soñaban con ser él. "Olmedo, hoy, es un mito. Por todo lo que pasó, es imposible dimensionarlo. Todos queríamos ser él, como los tangueros querían ser Gardel", dijo el correntino al ser consultado por LA CAPITAL.

Para Artaza, las palabras con las que se podría caracterizar a "El Negro" son "espontáneo, popular y angelado". "Para el público era maravilloso. Arriba del escenario se le ocurrían cosas espontáneamente graciosas", subrayó quien además se desempeña como senador por el radicalismo.

Por último, recordó una anécdota recogida durante la filmación de "La galería del terror". "El gordo Porcel tenía un Mercedes Benz nuevo y en el medio de la grabación apareció Olmedo también con un Mercedes pero usado, viejo y de color amarillo. Era un personaje así, muy especial", concluyó.

"Lo recuerdo con respeto"

El éxito que hoy vive el productor teatral Carlos Rottemberg no es nuevo. En la temporada '86-'87, el empresario estuvo al frente de "El Negro no puede", obra que aún mantiene el récord de asistencia de público en Mar del Plata. Su recuerdo para con el protagonista de la pieza es "de mucho respeto profesional".

"Los seis o siete capos del momento se juntaban en la barra del Hermitage. Era el lugar donde confluían. A Olmedo lo recuerdo con mucho respeto por lo que representaba como figura para el humor popular", rememoró Rottemberg en diálogo con LA CAPITAL, al tiempo que explicó que en su vida privada el cómico era, paradójicamente, "un hombre muy serio".

En su testimonio, el productor se remontó al teatro de los '80 y señaló los cambios positivos en materia de organización que ha atravesado hasta hoy. "Antes era todo más precario. El final de 'El Negro no puede' terminó de escribirse el mismo día de su estreno. Hoy en día eso es impensado", destacó.

En esa línea, Rottemberg describió la mezcla de sorpresa y consternación juntas cuando su socio de entonces, Guillermo Bredeston, le comunicó la noticia de la muerte de Olmedo. "Fue lo mismo que le ocurrió a todos los ciudadanos", concluyó.

"Era un ser humano extraordinario"

La actriz Adriana Salgueiro, quien también se encuentra en la ciudad mientras realiza las últimas funciones de "Usted puede ser un asesino", remarcó en diálogo con este medio que durante la filmación de la película "Los colimbas se divierten" pudo notar que Olmedo "era realmente un caballero". "Corría la silla, prendía el cigarrillo, dejaba pasar a la mujer delante... Era un ser humano extraordinario, bastante introvertido para quien no era su amigo directo. Pero era sencillo; no te hacía sentir que era una figura porque era humilde y también muy espontáneo", subrayó Salgueiro.

Por último, la artista describió lo que sintió cuando le ofrecieron trabajar con "El Negro". "Debuté con Olmedo y Porcel y fue como tocar el cielo con las manos. Alberto era muy generoso y cambió el estilo del humor", resaltó.