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31-07-2014

Documental expone las historias ocultas de la Casa Francesa del Puerto

Fue la vivienda de los ingenieros franceses, cuya empresa construyó el Puerto local. Luego, se convirtió en el enclave de un famoso cabaret y también el sitio elegido varias veces por diversos artistas contemporáneos. La película llevó tres años de investigación.

Ricas historias sobre los orígenes de Mar del Plata y, específicamente sobre el barrio del Puerto, se tejen alrededor de una casa. La Casa Francesa que se erige en la calle 12 de Octubre y la avenida Martínez de Hoz. Allí funcionó la vivienda que albergó a los ingenieros franceses que tuvieron a su cargo la construcción del Puerto de esta ciudad, en torno a 1913. Con los años, el edificio aunó varios relatos que, ahora, podrán conocerse a través de un documental que se estrenará este sábado a las 20 en el Museo MAR, con entrada libre y gratuita.

La película, que tiene dirección de David Bressan, Santiago Alvaro y Martín Virgili, se titula "Fluctuat nec mergitur", una frase en latín que está escrita en una de las estufas a leña de la vieja casona. Ella significa "se mueve pero no se hunde", remarca Virgili y explica que la oración bien viene a resumir los más de cien años que posee el edificio, en el que funcionó el cabaret de Margarita Di Tullio y en el que hoy se levanta la galería de arte Mundo Dios. "Eso es lo que pasa con la casa, tiene un movimiento de transformación que la sostiene de una manera casi misteriosa", agrega.

Realizado con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, el trabajo de investigación demandó tres años. Y es idea de los directores que la película, que contiene imágenes del Archivo General de la Nación y música original, llegue al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, entre otras plazas de difusión.

"Empezamos a darnos cuenta de que la Casa Francesa era un vórtice y un vértice de un montón de historias: la misma construcción del Puerto, el inicio de la cartografía catrastal de Mar del Plata, esa parte de la ciudad empieza en esa casa, y se agrega más tarde la historia de 'Pepita la pistolera', el nacimiento del Club Aldosivi", sigue Virgili y cuenta además que varios colectivos de artistas vivieron en esa propiedad de enormes dimensiones, que ocupa toda una esquina.

En su interior, hay departamentos en un extremo que ocupan varios pisos, una bohardilla y, en la planta baja, los locales cerrados en los que funcionó el club nocturno de Di Tullio. Hasta se rumoreó que el mismo Príncipe de Gales estuvo alojado en esta casa, desliza uno de los directores.

"La hipótesis es que por casualidad tres grupos de artistas llegaron a la casa sin tener conocimiento unos de otros -menciona-. Esa casa fue pulsando un arte marginal, que no tiene que ver con las hegemonías culturales que se daban de Juan B. Justo para el centro". En ese sentido, la película también habla de la identidad cultural marplatense.

A fines de los '70 y principios de los '80, la escultora Jorgelina Galicer, el escritor Natalio Marengo y el pintor Horacio Becerini habitaron una parte de la casa, instalaron sus propios atelieres de arte y dieron clases a alumnos. Con anterioridad, otro artista y decorador la habitó y, en la actualidad, un sector del edificio está a cargo de Juan José Souto y Daniel Basso, artistas y fundadores de la galería de arte Mundo Dios, en la que se llevan adelante muestras y becas con diversos artistas de la ciudad.

Todos ellos aparecen entrevistados en el documental, lo mismo que sucede con el actual propietario, Salvador Marcone, y con una anciana que trabajó como niñera de una de las familias francesas.

Mientras funcionó, agrega Virgili, "el cabaret de Pepita se metió en el discurso de los artistas que vivieron en la casa. Y siempre hubo en el lugar un espíritu de querer compartir, de educar, raramente sea un sitio para criar a una familia".

Cabe señalar que los artistas que la habitan y la habitaron hablan de que las paredes de este sitio histórico tienen pregnancia: sus muros logran capturar la observación del visitante. El documental muestra, justamente, cómo la casa es eje de ese pasado local, mientras que mantiene intacta su capacidad generadora, que sigue estando viva.