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16-09-2014

"Estoy dispuesta a romper límites"

Natalia Oreiro ha logrado posicionarse como figura del cine. Ahora trabaja en dos proyectos: "Gilda: No me arrepiento de este amor", de Lorena Muñoz y "Juana Azurduy", de Benjamín Avila.

por Claudio Minghetti (*)

BUENOS AIRES.- Natalia Oreiro vive un momento muy particular de su vida, repartida entre el cine, la televisión, la canción y ahora también la producción, además de ser esposa de Ricardo Mollo, madre muy presente en la relación con su primer hijo, el pequeño Merlín Atahualpa, y una vital amante de la naturaleza, a la que trata de abrazar cada vez que le sobra un poquito de tiempo.

En poco tiempo, aunque con una mochila de trabajos muy abundante que viene cargando desde muy joven, cuando comenzó como Paquita de Xuxa, y enorme popularidad en países como Rusia e Israel, la actriz y cantante uruguaya ha construido además de la estrella de televisión que siempre fue, y la cantante, que profesa por ahora sólo en Rusia, una sólida carrera en la pantalla grande.

Más allá de sus primeras incursiones en el cine independiente, Oreiro ha logrado posicionarse como figura del cine, aquí y en el exterior, sea a las ordenes de Martín Sastre como lo fue en "Miss Tacuarembó", a las de Israel Caetano en "Francia", a las de Benjamín Avila en "Infancia clandestina" y más recientemente en "Wakolda", de Lucía Puenzo, todas elogiadas y aplaudidas.

"Soy la prueba de que se pueden hacer personajes más accesibles para televisión y otros más comprometidos en el cine. En realidad uno puede hacer lo que quiera siempre que lo haga con respeto. Me acuerdo que cuando empecé a cantar era todo un tema y ahora nadie se cuestiona si yo voy a cantar a Rusia", asegura en diálogo con Télam.

Con dos premios Cóndor de Plata como mejor actriz y dos proyectos que piensa poner uno detrás del otro, "Gilda: No me arrepiento de este amor", de Lorena Muñoz y "Juana Azurduy", nuevamente con Avila, asegura que su idea es hacer un año televisión, como ocurrió en 2013 con "Solamente vos", y tomarse un tiempo para meterse en el singular mundo del cine.

"Es algo que fluye naturalmente, como hacer cine, y a mí, gracias a películas como 'Francia', 'Infancia clandestina' o 'Wakolda', además de verme como actriz de comedia también me ven como dramática, y eso es algo que tiene que salir de uno, porque muchas veces es uno mismo el que se pone el límite, y yo estoy dispuesta romper con los límites", dice convencida.

"Claramente uno conoce sus propios límites y debe trabajar sobre ellos. Conocer tu límite es tu mejor herramienta. Ahora que fui madre, ya no tengo el mismo registro que hace diez años, y bienvenido sea porque si no me hubiera quedado quizás con algo más fácil, que para mí siempre tuvo un tiempo determinado, y uno tiene que ir oxigenando, es decir crecer, probar nuevas cosas. Además soy muy inquieta", dice.

"Soy una persona muy apasionada de lo que hace pero al mismo tiempo me gusta cambiar. Después de un año en televisión tengo que tener tiempo para mi familia y pensar en todo lo que estoy haciendo, porque es muy difícil ser objetivo, tomar distancia, barajar y dar de nuevo", asegura, nuevamente seria, convencida de cada afirmación.

Si hay algo que queda en claro, es que si en el mundo masculino Ricardo Darín es la figura convocante, Oreiro es en cine quien en este momento lleva esa responsabilidad entre las actrices, y no es poco, porque eso le exige a la vez superarse en forma permanente, algo que demostró en forma rotunda con sus últimas apariciones en la pantalla grande, con personajes muy distintos y difíciles de interpretar.

"En el momento más fuerte de mi carrera musical decidí parar y la gente me decía que estaba loca. Pensaba que no era lo que quería, al menos no era de esa forma. Y ahora dejo la televisión para dedicarme más al cine. Para mí es una consecuencia tras consecuencia"

"Si uno quiere hacer algo tiene que darse lugar. Soy como muy respetuosa con lo que elegí hace como medio de vida. Con los años aprendí a felicitarme. Yo ahora me conozco cuando algo está bien. Antes me costaba mucho, o no tenía la edad, la experiencia",

Oreiro también se refirió a los personajes del mundo de la canción que, tomados de la realidad, llegaron al cine y que ella tiene como referentes, como ocurrió con Janis Joplin, clonada en "La Rosa" por Bette Midler, o el caso memorable de Johnny Cash y June Carter, encarnados con extrema convicción por Joaquin Phoenix y Reese Whiterspoon, y cómo no se trata de imitarlos sino de interpretarlos, en el caso de Gilda, a través de su tremenda energía.

"La vida es una línea y uno nunca sabe cuándo se corta, le puede pasar a una persona que hace música como a cualquier otro. Conocemos el final de ídolos populares porque los seguimos, pero toda la gente muere en un determinado momento de sus vidas. Lo que sucede es que esos artistas son como si fuesen parte de tu familia y uno siente mucha impotencia de que eso suceda", asegura.

"Es muy difícil hacer una película de alguien que existió. Para mí, que finalmente soy mamá, es muy importante descubrir cómo hace una madre para cambiar de vida, cómo decide con una vida hecha decir 'este es mi sueño, yo voy para acá, por qué tengo que dejar mis sueños, renunciar a mis sueños si puedo hacerlos realidad'", dice entusiasmada como si el personaje que describe fuese ella misma aferrada a sus sueños.

Frente al tema de las 'mujeres reales' que ya compuso en "Infancia clandestina", ahora "Gilda" y próximamente "Juana Azurduy", asegura que lo importante es la interpretación "?porque para tener algo genuino te comprás un CD o ves un video y asunto terminado. Hacer una película de un ídolo popular, tal como ocurre en este caso, tiene que ser un hecho cinematográfico, y para lograrlo tenés que ir a la persona, qué pensaba, cómo sentía y cuáles eran sus contradicciones".

"Me paro mucho en las contradicciones. En el caso de Gilda es interesante cómo ella construye esos dos mundos y los sostiene a pesar de todo. Justo cuando tuvo el accidente estaba por firmar un contrato millonario de gira importante, para ser lanzada como una figura latina", recuerda.

Oreiro se sorprende cuando se entera de que hace unas semanas en una teleconferencia, Karen Shajnázarov, el presidente de los estudios rusos Mosfilm la mencionó como una de las figuras más queridas por sus compatriotas, y auguró la posibilidad de que algún día futuro pueda ser compartida no solo en el escenario por sus canciones, sino también en la pantalla por multitudes.

"Tengo una relación muy particular con el pueblo ruso. Creo que se identificaron conmigo porque me ven muy parecida a las mujeres rusas, sus babuschkas, y hay algo romántico que tienen los rusos que tenemos los latinos. Creo que eso les llama mucho la atención. Hace quince años que viajo y allí me conocen por completo. Y también conocen la bailanta porque había temas de Gilda que yo canté, por ejemplo, en 'Muñeca brava'", señaló.

En cuanto a sacar un nuevo disco dice, después de pensarlo, una frase que suena curiosa dado lo rumoreado de un nuevo disco: "El que mucho abarca poco aprieta. Podría hacer un disco con todos los temas que canté en el cine, por ejemplo, porque ya tengo como diez canciones entre una cosa y la otra, que nunca se editaron? En algún momento lo voy a hacer, pero por ahora, tengo que seguir poniéndole fuerza a la interpretación, a personajes fuertes. Creo que por ahora tengo mucho para dar en este lugar como actriz", concluyó.

(*): Télam.