por Luis Digiano (*)

BUENOS AIRES.- Haciendo gala de su virtuosismo y de la personal forma de tocar la guitarra, Joe Satriani desplegó su arsenal rockero en todas sus variantes durante dos noches en el teatro Gran Rex, con la premisa de presentar los temas de su nuevo disco "Unstoppable momentum" y buena parte de los clásicos de estos 35 años de actividad ininterrumpida con el logro de 15 premios Grammy y 10 millones de discos vendidos en todo el mundo.

Durante poco más de dos horas y con un sonido cuidado, potente y medido a su vez, el violero estadounidense volvió a mostrar su realidad vigente que siempre depara alguna rareza en la forma de definir el rock, matizado con pasajes bluseros, jazzeros y sutiles argumentos pop.

Fue así como se fueron mezclando las composiciones nuevas como "Jumpin'in", "Unstoppable momentum" y "A door into summer", con "Devil's slide" y "Flying in a blue dream", brindando pasajes con climas diferentes y atractivos para la aprobación de los fanáticos presentes.

Pero fiel a su estilo, Satriani, más allá de mostrar sus solos que no dejan de sorprender por la habilidad y la velocidad de su técnica, hasta cuando le agrega el malabarismo de tocar con la boca, permite el lucimiento del trío de buenos músicos que lo acompaña.

Su compañero de ruta el guitarrista Mike Keneally, con quien compartió atractivos contrapuntos de viola y a su vez, tocó el teclado cuando se lo reclamó, junto al simple pero efectivo bajista Bryan Beller y al potente baterista Marco Minnemann quien, como no podía faltar, se lució con su solo de unos 5 minutos.

La fiesta de la guitarra continuó con "Ice 9", "Lies and truths", "Satch boogie" -a todo ritmo-, "Shine on american dreamer", "Three sheets to the wind" y el esperado "Always with me, always with you" del álbum "Surfing with the Alien" que le valiera algunas nominaciones para el Grammy.

Al grito de "Satriani, Satriani", la gente quería más y fue así que el calvo violero en los bises se despachó a gusto con "Crowd chant" del muy buen álbum "Super colossal" y "Summer song", una vieja composición de 1992 de la placa "The extremist", que en algún tiempo le sirviera como una buena carta de presentación.

Joe Satriani volvió a tocar en Buenos Aires y demostró una vez más el porqué esta considerado como uno de los mejores guitarristas del mundo en un nivel sobresaliente como sus colegas Steve Vai, Yngwie Malmsteen, Ritchie Blackmoore (ex Deep Purple) y John Petrucci (jDream Theater) y que a su vez posee una escuela de los '70 que surgió de la mano del recordado Jimi Hendrix -una de sus mayores influencias- y Jimmy Page (Led Zeppelin).

(*): Télam.