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24-11-2014

La Argentina entró en competencia con "Jauja", un "werstern existencial"

El viaje en solitario de un hombre desesperado.

La quinta película de Lisandro Alonso, "Jauja" (tierra mitologica donde reina la prosperidad y la abundancia), dio inicio ayer por la mañana en la Sala Astor del Teatro Auditorium, a la Competencia Internacional del Festival Internacional de Mar del Plata.

Protagonizada por Viggo Mortensen, "Jauja" es el viaje en solitario de un hombre que desconoce idioma y costumbres de una tierra casi virgen por aquellos años de la Conquista del Desierto, la Patagonia argentina, donde desaparece su hija, una jovencísima belleza rubia que maneja aun menos que él el idioma, pero que ya comienza a sentirse parte del lugar donde transcurre su trashumante vida.

Definida por el propio Mortensen como "un western existencial argentino-danés", "Jauja" es una notable apuesta del realizador de "Los muertos", donde por primera vez se larga a trabajar con actores profesionales y a confiar en un guión, en este caso de Fabián Casas -presente en la conferencia de prensa posterior a la proyección-.

Amante de los espacios abiertos y de las geografías que se imponen como desafíos, Alonso eligió en esta película volver al formato clásico del 4:3, para mostrar un atrapante viaje por el desierto, que es en realidad una travesía hacia interiores insospechados bajo el amenazante vacío de los espacios abiertos y desolados.

Con un excelente protagónico de Mortensen como el desesperado padre danés que se comunica como puede -el actor afirmó entre risas que para lograr el tono, había imitado a su propio padre, también danés, hablando dificultosamente el castellano- en un logradísimo dúo con la actriz danesa Ghita Norby, "Jauja" está situada en tiempos de la Campaña del Desierto, en el hostil destino patagónico, donde este ingeniero viaja junto a su hija y un reducido grupo de soldados en un destino incierto y atentos a las amenazantes conspiraciones que propone el lugar, entre desapariciones, acechanzas y también, las posibles violencias del deseo.

En esta situación, la hija del ingeniero danés huye con un soldado y, de algún modo, se inicia también el filme, con la desesperada búsqueda del padre que sigue pistas casi inexistentes donde todo es espacios abiertos inhabitados y, cuando aparecen cuerpos, ecos de violencias alucinatorias.

Este viaje de búsqueda y extravío, Mortensen lo cruza primero a caballo (imposible no encontrar resonancias de la pampa y la gauchesca literaria, al que el propio actor hace luego referencia) y cuando le roban caballo y sombrero, la travesía sigue a pie y con la cabeza descubierta bajo el impiadoso sol del desierto, como un desposeído Quijote -que de él también tiene algo...-.

Es cuando se encuentra con una mujer que vive en una cueva -a la que llega siguiendo a un perro-, que la película se transforma. Entonces, la realidad ya no es tan real y los sucesos pueden ser fantasias, o pueden ser también sueños. Interpretación que le cabe al espectador -lleno de curiosidad, Lisandro Alonso pregunta al término de la proyección: "para ustedes, quién es esa mujer?" y también: "el perro...es real?".

La ambientación sonora de "Jauja" es notable y una de las patas fuertes de su construcción cinematográfica. Ambientación de la que no quedó ajeno el propio Mortensen, responsable de la música.

En cuanto al guión -otro de los puntos a destacar-, Fabián Casas logró un preciso relato, empujando al espectador a un viaje lleno de incertidumbres, que tan bien encaja en el cine de Alonso.