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25-02-2015

"Soy un experimentador del humor"

En teatro, Daniel Aráoz actúa en ?Leonas? y ?2 Atorrantes?. Mientras, espera el estreno de su último trabajo en cine, ?El gurí?.

Daniel Aráoz y Chichilo Viale, actores de "Leonas", la comedia que protagonizan Carmen Barbieri y Nazarena Vélez, suben al escenario del mismo teatro Güemes (Güemes 2955) los viernes a las 23.30 con "2 atorrantes", un espectáculo de humor desopilante. Cordobeses ambos, pero dueños de estilos distintos de comicidad, se unen el propósito de hacer reír con diferentes recursos.
En una charla con LA CAPITAL, Aráoz habló de la preponderancia de lo grupal en los proyectos en que se embarca, los hitos de su trayectoria y el tipo de humor en el que se siente afianzado.
Aunque no realizó estudios ortodoxos en actuación, es hijo de una actriz y su niñez transcurrió en los entretelones del circo que administraba su tío. Por su actuación protagónica en ?El hombre de al lado?, de Gastón Duprat y Mariano Cohn, ganó el Cóndor de Plata como ?Mejor actor?.
El 19 de marzo estrena ?El gurí?, un filme de Sergio Mazza rodado en Victoria (Entre Ríos) que está protagonizada por el pequeño Maximiliano García, en su debut cinematográfico. Esta película ?muy dura, muy movilizadora?, a criterio del actor, plantea una visión crítica sobre la infancia en contraste con la adultez. Viene de ser exhibida en el Festival de Cine de Berlín, donde tuvo un caluroso recibimiento, y antes, había sido la ganadora del concurso ?Guadalajara Construye? del Festival de Cine de Guadalajara, donde HBO elige una producción en progreso para facilitar su exhibición.
-Con Chichilo tienen estilos muy diferentes. ¿Cómo se conjugan en el espectáculo?
-Juntamos los dos humores y aparece algo que está bueno. En la primera parte del espectáculo contamos anécdotas nuestras que consideramos graciosas. Yo hablo, por ejemplo, de mi fijación con los enanos, que viene del enanito de jardín que había en casa, y después cuento una anécdota que tiene que ver con el circo, que lo conocí desde dentro desde pequeño, o mi debut en un teatro de revista que se hacía en Córdoba. Chichilo cuenta algunas cosas de su barrio, su paso por una disco de Córdoba, que se llamaba Bongó y tenía pista giratoria. Es un lindo diálogo de amigos, porque la verdad es que con Chichilo nos conocemos hace muchísimos años. En este espectáculo también traigo un pedazo de mi homenaje al "negro" Fontanarrosa, con "El rey de la milonga", y ahí Chichilo hace un número del borracho, con el que la gente se ríe mucho.
-¿Es más cordobés el humor de Chichilo?
-No sé si nosotros somos los máximos exponentes del humor cordobés. Nos conocimos en Carlos Paz. Yo empezaba a hacer mis primeras cosas en teatro y él ya tenía éxito -es siete u ocho años más grande que yo-, estaba haciendo una obra genial, hermosa, que se llamaba "La papa de Hortensia", escrita por Alberto Cognini, que hablaba del humor cordobés. Chichilo tiene una gran capacidad que me encanta y que es mucha gestualidad para el humor. Tiene una cosa que viene del mimo, que es muy efectiva. Su humor es muy blanco.
-¿El tuyo es más negro, más corrosivo?
-Un poquito. He pasado por tantos lados con el humor, que creo que, básicamente, soy un experimentador del humor. Creo que los dos tenemos una raíz cordobesa del humor, pero no es el típico humor que se basa en la tonada.
-¿Es la tonada lo típico del humor cordobés o qué cosas lo hacen tan característico?
-El cordobés tiene una tonada muy marcada, que a medida que te adentrás en la sierra se va pronunciando cada vez más, hasta que podés estar hablando con un negro y no entenderle lo que dice, como si fuera un extranjero, como un catalán. Es de inventar palabras, también, el cordobés, y el repentismo que tiene es característico. Tiene una serie de coincidencias que hacen que haya humor. Es como la alegría brasilera. Vos decís: "¿por qué esta gente está tan alegre?".
-¿Hiciste esa clase de humor cuando empezaste?
-Yo me empecé a relacionar con el humor desde un punto de vista de sanidad. Yo soy de la generación que vivió la dictadura. Atravesó toda mi adolescencia, y era horrible no poder expresarse, decir lo que uno sentía. Mi mamá era artista y mi papá nada que ver, era un militante político peronista, muy religioso. El humor era como una salida a la imaginación, a recrearnos un mundo, a reírnos y a jugar. El humor tiene que ver siempre con darle una vuelta de rosca a algo, jugar con los límites, buscar qué es lo que nos hace reír, que a veces tiene que ver con la autocrítica o con la crítica a la sociedad. Yo creo que trabajé más en el absurdo, en una época, en el grotesco, en otra. Mi humor tiene que ver más con el surrealismo.
-¿Esa característica hizo que te adecuaras perfectamente al universo de Gasalla?
-Sí, ese universo lo fuimos construyendo conjuntamente con todo ese grupo maravilloso de delirantes que hacíamos "El mundo de Antonio Gasalla". Pero, anteriormente, había trabajado el humor periodístico. Debuté trabajando como periodista en "La noticia rebelde" buscándole la vuelta para reflejar lo que en ese momento era la apertura de la democracia, sanarnos del pasado. Después vino una trasnoche, "Rebelde sin pausa", con Petinatto, después "De la cabeza", que fue donde debutaron (Alfredo) Casero, (Diego) Capusotto, a quien quiero y admiro mucho y creo que es un gran representante del humor que a mí me gusta. Siempre fui planteando semillitas en trabajos de grupo. Básicamente, creo que lo individual te destaca, pero que las raíces de todo trabajo son grupales.
-¿La creación de tu personaje en "El hombre de al lado" fue un trabajo más individual?
-No, "El hombre de al lado" fue una creación colectiva entre Gastón Duprat, Mariano Cohn, Fernando Sokolowicz, Rafael Spregelburd y yo. Cuando la película me llegó, era un proyecto, por lo tanto, ellos vinieron a buscar en mí eso que les faltaba. Ellos tenían consolidada la crítica al exitismo, a todo lo que rodea al personaje de Spregelburd, pero no sabían bien cómo sería el otro personaje y, bueno, fuimos construyéndolo juntos, a partir de ciertas cosas que tenían que ver también con mi humor, con mi búsqueda, con mi transgresión. En esta película se plantea algo que es muy interesante: hay una cierta moral que nos permite criticar a las personas dejando de lado lo que realmente importa, lo que realmente nos afectan. Me parece que lo económico determina todo lo que ocurre. Y muchas veces, se utiliza para desgastar al otro, para chicanearlo, y creo que la película habla de cómo eso te arrasa y cómo esa persona que podés calificar de una dudosa moral tiene un preciosismo humano y una sinceridad fuera de lo común.
-Víctor es, al mismo tiempo, perverso y tierno.
-?El hombre de al lado? trabaja como perversas algunas cosas que no lo son. Creo que la perversidad que encierra ?El hombre de al lado?, en algún punto, está basada en el miedo que tenemos a lo de afuera. Retrata la paranoia, el consumismo, la creencia de que si no tenés dinero, no sos nada. Si vos tenés un buen corazón, pero vas a pedir comida, no te la dan. Hay reglas que son horribles, que siguen siendo dictatoriales, que benefician a unos pocos y perjudican a la mayoría. La perversidad que ejerce el razonamiento de la propiedad privada sobre los demás supera todo. Este tipo no tiene nada, lo único que quiere es una ventana por donde entre un rayito de sol, y justo le da a una casa museo, se encuentra con este otro tipo, Leonardo, que es un tipo armado, con éxito, con una familia hermosa, que tiene todo a su alcance. Tiene un pasar extraordinario y una diferenciación sobre los demás: ¡vive en un museo! Es como un superstar. Es una casa, creada por Le Corbusier, que está llena de ventanas para el afuera. Sin embargo -éste es el punto interesante que plantea la película-, ¿por qué consideramos que Víctor tiene cierta perversidad y no vemos la real perversidad del sistema, que tampoco está dada en Leonardo. Había varios finales planteados y los que participamos en el guión de la película, y principalmente, yo, creímos que la película tenía que tener el que finalmente tuvo, donde esa sociedad te deja solo, en la indiferencia. ?Lo dejamos que se muera, total así no nos rompe los huevos?. ¡Es terrible! Por eso creo que sigue teniendo tanto éxito en el mundo la película, porque el conflicto es tan pequeño pero nos refleja tanto? Este capitalismo salvaje nos pone a todos en la situación de no amor, de no compartir, de tenerle miedo al otro, y ese es un paso que hay que vencer. A mí me hizo muy bien el cine, como todas las artes. El arte es un viaje cognitivo, nos tiene que hacer pensar. En la medida que avancemos en este camino de seguir construyendo igualdad, se va a terminar la inseguridad y, en la medida que se puedan legalizar las cosas, vamos a poder hablar con nuestros hermanos que están en crisis y ver cómo podemos ayudar.