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22-05-2015

"Tokio" narra "el encuentro de dos soledades"

Una mujer refinada baja de un taxi y pasa sola en un bar de jazz la noche de su cumpleaños. Así arranca este filme, que da cuenta de las etapas de la vida y narra la distancia entre ambos personajes.

Maximiliano Gutiérrez, director de "Tokio", el filme argentino que se estrenó ayer encabezado por Graciela Borges y Luis Brandoni, indicó que esta historia -que recorre el amor en la madurez de la vida- se propone contar "el encuentro mágico e inesperado de dos soledades".

"Los dos protagonistas están solos, son peces nocturnos que dan vueltas en la noche y la magia del filme es que, por un breve instante, se produce un encuentro de esas dos soledades", explicó Gutiérrez sobre la película, que cuenta con guión de María Laura Gargarella.

Y en consonancia con lo que ratifica el director, "Tokio" comienza con una imagen que marca una suerte de estado anímico que se mantendrá a lo largo de todo el filme: una mujer refinada baja de un taxi y va a pasar sola a un bar de jazz la noche de su cumpleaños.

Ella, Nina -como Nina Simone- viene desde muy lejos y con una pesada carga de malos recuerdos y frustraciones amorosas que le cuesta dejar atrás. El, Goodman -como el músico Benny Goodman-, es un pianista acostumbrado al mundo de la noche y, sobre todo, un gran optimista en materia de cortejo femenino. Ambos, en forma inesperada, se conocen en la barra del Bourbon Bar.

"En un relato de climas hipnóticos que dibujan un mundo nocturno, la película se propone contar lo solos que estamos a veces. A la vez, hay algo esperanzador que intenta rescatar que siempre te puede pasar algo lindo que estaba fuera de tus planes", relata el director, que debutó en cine con "El Vagoneta".

Es que la química entre ambos personajes es inmediata y el diálogo comienza a fluir con un candor inesperado. Hasta que, claro, los fantasmas del pasado, las frustraciones y heridas sin cerrar, condicionan las reglas del encuentro.

Es que a pesar de que a simple vista la película pareciera abordar las particularidades del amor maduro, el director rescata una frase de Borges que luego fue utilizada también para el filme: "No hay edades, hay estados de ánimo".

"No sé si el amor tiene que ver con etapas de la vida. Lo que quisimos contar de un modo cinematográfico es el traspié feliz y afortunado que vive una persona cuando se enamora independientemente de la edad", indicó Gutiérrez, quien también transitó el universo de las series web.

"Lo más interesante -agregó- es que si bien es una historia de amor, ocurre con dos personas que parecen haber transitado por todos los caminos, con mucha experiencia, pero como nos pasa a todos: uno no está exento de la sorpresa, de caer en la fascinación o el encantamiento", dijo.

Así es que fascinados, encantados pero temerosos, con Goodman con un viaje a Tokio por delante, ambos concluyen que lo mejor será comportarse como dos extraños: disfrutar de esa noche y luego despedirse sin mirar atrás.

"Tokio, como destino, podría ser analogía de la distancia, de lo lejos que a veces percibimos ciertos objetivos como la seducción, la felicidad de encontrar una persona que te complemente. De las veces que uno se encripta dentro de una comodidad medio absurda aunque el objetivo esté mucho más cerca de lo que parece", insistió.

Por último, consultado sobre la elección de los actores, afirma categórico que la estrella de "Pubis angelical" y "La ciénaga" ofició sin saberlo como musa inspiradora.

En el caso del protagonista de "Juan que reía" y "Made in Argentina", el director se confesó fanático de su trabajo y dijo: "Es uno de los grandes comediantes argentinos, muchos agarraron sus tics y gestos, como los mismísimos Ricardo Darín y Guillermo Francella".

"Cuando fui a ver la obra 'Parque Lezama' -de José Luis Campanella- lo esperé a la salida, charlamos un rato después de la función y me fui diciéndome: "Es el galán para la película, nadie mejor que él puede seducir a la Borges".