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25-05-2015

Tan Biónica lo hizo de nuevo en "Hola Mundo"

El combo pop regresa a escena con un disco de gran sonido para conquistar América. El rosarino Coki Debernardi desppliega junto a sus Killer Burros, toda su raíz rockera, nocturna de peleador callejero en el notable "ChicoDinamitaAmor".

Nuevo disco de Tan Biónica, la banda de mayor crecimiento y polémica de los últimos años en el rock argentino, y en esta ocasión los muchachos contaron con la ayuda del experimentado productor español Rafa Sardina para armar una ingeniería sonora impecable de un álbum que les permita conquista América.

Los Tan Biónica se ponen muy por encima de las polémicas y de critica ortodoxa, anticuada, demodé, que es la misma que en los años '80 se "asqueaba" y advertía sobre los efectos negativos de los raros peinados nuevos y por sobre todo el profundo cambio musical que generaron en el rock argentino Soda Stereo, Sumo, Virus, Fricción, Don Cornelio y la Zona, entre otros artistas.

Este nuevo álbum tiene una obertura compuesta por Bambi Moreno Charpentier y Edy Lanz, orquestada, épica y muy romántica a cargo de la Filarmónica de Praga, que le da paso a "Tus horas mágicas" que ponen el clima bien arriba, con una letra entre romántica y dark, con bueno trabajo de las maquinas, el bajo procesado y las guitarras.

"Las Cosas que pasan" va despertando de a poco hasta llegar un estribillo pegadizo y un puente pegadizo y bien rítmico, mientras Chano cuenta las cosas buenas y las malas de un amor, y las cuerdas de la Filarmónica de Praga apoyan los momentos más dulces pero también los más enojados de la canción, hasta que el final se apoderan de la canción junto a la base de Diega en batería y Bambi en bajo.

Sobre el final de la canción, las cuerdas acompañan solas a Chano que cuida su garganta y busca transmitir emoción, sin pifias ni descuidos.

"La manera que eligió para matarme" abre con un bajo procesado y una batería electrónica, hasta que las cuerdas y los vientos y bronces entran en un toque casi barroco para reafirmar la frase que le da el titulo a la canción. Y lo vuelven a hacer al final de la canción.

"Un poco perdido" que cuenta con la participación del colombiano Juanes, se abre lenta y con un sonido bien de los '80 con baterías y cajas de ritmo, además de un teclado, para armar la canción con la letra más larga del disco y la más elaborada. Y la participación de Juanes no implica que la canción tenga aires caribeños, que los TB eludieron elegantemente.

En "Un poco perdido" Tan Biónica juega con esos toques épicos rockeros que tanto ama Bambi, a lo Muse y lo Coldplay, pero esta vez la apoyatura surge desde la base, con Nikko Taranto acompañando a Diega, a los que se suma Ignacio Macaluse en percusión y Germán Guarna en piano.

"700 toneladas" tiene la apertura más orgánica, con dos guitarras, una percusión, cuidadosa, un theremin sintetizado, el bajo procesado, y unos bronces dándole otra vez toques más graves casi a lo Van Dyke Parks, que concluye con un Chano repitiendo en francés, una frase que traducida significa "tu alma alivia el sufrimiento". Mientras hacia el final la parte instrumental mezcla diferentes baterías produciendo ritmos que chocan.

Escuchando los arreglos tanto de cuerdas como de bronces, queda claro que Bambi es fanático de los trabajos de Ennio Morricone en los western spaghetti, como también de la carga de caballería de la cantata "Carmina Burana".

El primer single de este digo fue "Hola mi vida", una canción romántica, bien electro-pop, con teclados, la batería electrónica, el bajos sintetizado y la guitarra entrando y saliendo, hasta que toma cuerpo de hit y abre el tramo más bailable del álbum que sigue con "A.M.E.R.I.C.A." tocada con batería electrónica, bajo procesado y a varios sintetizadores.

"Victimas" sigue envasada en ese sonido electro-pop pero ya gana espacio la guitarra de Sebastián Seoane y un batería electrónica golpeada por Diega, con Chano saldando cuentas románticas con la frase "sin vos muñeca, no tiene sentido y sabes que no hay renuncias eternas sin libertad".

La "Otra Manera" abre calma y de a poco la voz de Chano va subiendo de tono, al igual que el acompañamiento instrumental. El piano da una suaves acordes de apertura a "No me atreví a sugerir que te mueras", casi como una cancioncita de cuna, algunos toques de sintetizadores, y otros instrumentos. Y aun así desnuda y emotiva, la canción tiene pasta de clásico y vestida puede ser coreada y saltada por todo el piberío bionico.

Canciones rockeras

Nuevo disco de este combo rosarino Los Killer Burritos, que gran calidad, amantes de Lou Reed, Neil Young, Tom Petty y la cosa más oscura y reventada del rock pero con especial acento en la canción rockera, con muy buen gusto, y con grandes letras.

El disco abre con las guitarras bien al frente, una batería electrónica y el hitazo de "ChicoDinamitaAmor", al que sigue la lenta "El chico que bailaba lento", donde Coki De Bernardi, nacido en Cañada Gómez, pero rosarino adoptado, se mete en la piel de un chico que sufre bullyng, pero lo hace desde un lugar que evita los golpes bajos y el drama artificial de talk show. Al contrario le da un mirada más "Elephant", el filme de Gus Van Sant.

Amigo y compañero de Fito Páez, a quien los Killer Burritos le dieron la formación más rockera que jamás haya tenido entre 2008 y 2009, De Bernardi ya es un gárbola colgada de alguna cornisa mirando lo que sucede en su ciudad para contar una buena historia, como lo hace en "Villa Cristal".

Coki contó que "Villa Cristal" es una canción que le escribió a su hija Antonio, en donde le cuenta lo bueno y lo malo de la vida, aunque De Bernardi reivindica la calle como un lugar para crecer en libertad.

"Las hadas vuelan/ Villa Cristal en la vereda siempre fue mejor/no tengas miedo/todos vinimos a este mundo para dejarlo", es el estribillo que canta Coki, mientras la banda estalla detrás de él.

"Titanic te" es una balada cruda, con la batería y las guitarras de Coki y Franco Mascotti al frente, mientras el personaje central se mete en la piel de un loco astronauta que aterriza su taxi espacial o su Apolo 38 en el patio de su chica, que vive en un chalecito de Rosario y quiere tomar el té, en el Titanic, ya hundido.

Una de las características de Coki es vestir musicalmente sus cuentos plagados de noche, rosas, coca, asfalto, la brisa del río, los colores del Canalla, alcohol, corazones destrozas, lunas rojas, coches destrozados en un choque mortal y mucho rock.

El escritor estadounidense Chuck Palanhiuk desembarca en Rosario con su "Club de la Pelea" con mucho rock, porque como hombre nocturno Coki también termino varias jornadas a las piñas, con la nariz rota contra el empedrado, por deporte, o por buscar una buena paliza como Hank Chinaski, el personaje de Charles Bukowski en "Hollywood".

Tito Barrera en batería, Miguel Villalba en bajo y Mascos Prietto en teclados le dan un aire fresco y movido a la bonita "Barquito", donde luego se lucen las guitarras, mientras Coki cuenta el fin del verano a bordo de un velerito.

"En la faquir de la suburbia", Coki mete otra vez la literatura en tiempos rockeros darks, bien oscuros, para ir armando la pirámide que conforma a un mito urbano, que tal vez viva en las villas que crecen en Rosario al costado de la Avenida Circunvalación. Y la canción es imperdible, cargada de pasión y dolor, con la sangre bullendo en cada acorde.

"Parque de canciones" es pura americana, esa mezcla de rock, country y folk, con lindos acordes de guitarras y buen acompañamiento de teclados de Carlos Vandera, donde Coki reivindica el poder que cada canción tiene en su compositor y en el que escucha, y lo rodea de aquellos viejos parques de diversiones nómades que iban de pueblo en pueblo.

"La sombra" va del country al rock más Velvet Underground, mientras Coki mete poesía nocturna, solitaria y suicida, mientras la banda vuelve a brillas en los segmentos instrumentales.

"Alfombra voladora" es menos sombría, más fresca, con las guitarras dando un color a lo The Clash, Coki se mete en el camino de los excesos químicos y los delirios, volando drogado en una alfombra voladora "De Tablada al Luna Park, de Cañada a ver el mar, de las drogas a mi mamá", en una frase que encierra mil sentidos.

Este álbum se cierra con "Dinamita2", la continuidad de "ChicoDinamitaAmor", con la voz de Coki, la guitarra punzante y apenas un colchón de teclados, marcando las primeras estrofas, hasta que la batería con golpes de marcha militar le da un toque heroico al estribillo, mientras la guitarra gruñe y así todos los Killer Burritos se meten en la esa oda nocturna, esa canción para buscar a este "ChicoDinamitaAmor", que siguió y encontró la senda del perdedor, en una urbe gigantesca y cruel como Rosario o Buenos Aires.

Un poco de brit pop, rock, indie...

Segundo disco del combo porteño Algo Mejor, que gusta del brit pop, el rock alternativo, el sonido indie y que para esta ocasión buscó como productores a Ale Kurz y a Pablo Spivak, dos integrantes de El Bordo.

Algo Mejor nació en el 2005 integrado por Eneas Fraccarolli en voz, guitarra y piano, Federico Castro en bajo, Fernando González en batería, Leandro Penelas y Luciano Ramini en saxos y Mariano Bejar en guitarra.

El disco "Mi lado animal" comienza con "La Pared" donde destaca en buen trabajo de las guitarras, arreglos de piano, mientras que una base algo funky se apodera de "De cero", donde las guitarras van buscando espacios, llenando el aire, y Algo Mejor busca la canción y se prueba vestidos y trajes.

Guitarras bien alternativas abren "MI lado Criminal", donde la batería y el bajo marcan un beat bien Mersey, bien británico, mientras Eneas Fraccarolli invita a una chica a un viaje por el infierno y luego la critica por no acompañarlo.

"Caer" abre más lenta, más calma, es puro dolor de amor, mientras las guitarras van tejiendo una alternativa telaraña, que concluye con bonitos arreglos de teclados. "El único" corre a alta velocidad cargado por lo teclados y arreglos de bronces, mientras el protagonista de la canción se reconoce "esclavo del amor".

"Las líneas del amor" es puro brit-rock provocativo, hedonista, romántico, mimoso, con una poderosa base musical, que por momentos parece influenciada por los Kinks, bien arreglada por los bronces.

La voz de Fraccarolli aparece procesada en el rock "Arboles y Ríos", en el que las guitarras traen un dejo a los Teenage Fanclub, mientras que en la sónica "Te Prefiero cruel", la base y en especial el bajo casi aporreado sostienen la decisión del protagonista de bancarse una relación en la que es material descartable.

"Ecos" es funky juguetón, con la guitarra bien distorsionada, mientras la base es el barquito valiente que se mete en aguas tormentosas para que la canción llegue a buen puerto. El disco cierra con "Esa risa" que abre con los acordes de una guitarra algo dark que luego vira a acordes sónicos y se convierte en una balada eléctrica, siniestra, oscura, en donde las guitarras imitan a la perfección el dolor que sufre su protagonista.

Una vuelta con novedades

De La Gran Piñata regresa a las bateas luego de tres años con "El equilibrio entre los opuestos", su tercer registro discográfico de la banda en el que se presenta un nuevo sonido, contundente y más pesado.

Integrada actualmente por el baterista Alejandro Zenobi, el guitarrista y cantante Darío Giuliano, el bajista Nicolás Persig y el guitarrista Lucas Martínez, De La Gran Piñata deja de lado los aires rioplatenses y halos de chacarera que participaron en sus trabajos anteriores.

Tanto en el álbum debut, "Miércoles", lanzado en 2010 (ocho años después de la formación del cuarteto oriundo de Berazategui), como en "Viaje al centro de uno mismo", publicado en 2012, el rock que los caracterizaba permitía intromisiones de otros géneros como la chacarera, murga, la música popular, incluso alguna canción más intimista y despojada.

Pero "El equilibrio de los opuestos" parecería marcar un punto de inflexión en este recorrido musical que la banda forjó desde su comienzo, apostando a una iluminada densidad sonora acompañada de riff y solos.

La originalidad también radicada en las letras; canciones que alejadas de

lugares comunes que envuelven la dicotomía amor-desamor, desarrollan con una mirada poética y metafórica distintos momentos de la vida y realidades.

Entre las trece composiciones que integran este tercer logrado trabajo del cuarteto se destaca "La urgencia", con delicados arreglos de guitarra y un final que recuerda -de cierto modo- al gran Young.

"Siempre es tan fácil perderse en los asuntos del miedo, se hace el dolor olvido en el sol. Si hoy no posteaste tu bronca, tranquilo, varón, mañana va a haber más muerte", con paso lento y un estribillo que se cuela por los huesos va preparándose para romper la calma de la mano del solo de las seis cuerdas.

Un rasgueo invita al comienzo de otro de los temas -sólo por mencionar algunos- titulado "¿A dónde se nos fue el sol?", tres minutos con una voz que refleja más que lo que canta y se expresa desde lo más recóndito, con instrumentos ajustados que logran continuar conquistado la esencia del álbum.