CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
28-07-2015

Melody Gardot, seducción desde la penumbra

por Ana Burgueño (*)

SAN SEBASTIAN, España.- La Melody Gardot que clausuró la 50 edición del Heineken Jazzaldia poco tiene que ver con la que hace tres años visitó el Festival de San Sebastián. Más eléctrica, oscura y profunda, la cantante estadounidense ha seducido desde la penumbra.

Entre humo y claroscuros se movió la artista por el escenario de la plaza de la Trinidad y obligó a los fotógrafos a hacer su trabajo desde el fondo del recinto, una buena manera de cultivar su imagen de mujer enigmática.

Gardot interpretó fundamentalmente temas de su último disco, "Currency Of Man", más social y urbano, compuesto por ella de historias extraídas de la gente de la calle, que conoció durante una estancia en Los angeles.

Más cerca del blues y el rhythm and blues que del jazz, pero sobre todo muy ella, con esa voz magnífica que atrapa a la audiencia, la cantante se ha marcó un poderoso arranque guitarra en mano con "Don't Misunderstand" y "Same To You".

De negro de pies a cabeza, con mallas de algodón y cuero, unas grandes gafas oscuras y un pañuelo que le cubría por completo el pelo, Gardot cambió su atuendo de gran diva por una estética rockera, aunque lucía igualmente sofisticada, como si ciertas cosas vinieran de marca.

De "Currency Of Man" interpretó también "She Don't Know" y la espléndida "Bad news" antes de sentarse al piano para tocar su "March for Mingus" y "Morning sun". Luego fue el turno de "Our Love Is Easy", de su álbum "My One and Only Thrill".

De ese disco siguió "Baby I'm A Fool" y "Who Will Comfort Me", con el que llegaron las palmas, y luego regresó a su último trabajo con "Preacherman", en memoria de Emmett Till, un niño negro de 14 años asesinado en 1955 en Misisipi por coquetear con una chica blanca, cuyo crimen fue un catalizador a favor de la lucha por los derechos civiles.

El público coreó esa canción con la que Gardot se despedía de todos y la siguió coreando tras su marcha para traerla de vuelta al escenario con "It Gonna Come", bis perfecto para decir adiós al Jazzaldia con lo más bailable de la noche.

En esta última jornada, el auditorio del Kursaal lo ocupó la rotunda y feroz propuesta del trío "Bladerunner" del polifacético John Zorn.

El saxofonista y productor neoyorquino, que no permitió fotos a la prensa, regresaba a San Sebastián dos años después del éxito de su Masada Marathon. Lo hizo junto a Bill Laswell (bajo) y Dave Lombardo (batería) para comerse el silencio de la sala con un inagotable diluvio sonoro.

Música a contracorriente que se acercaba al jazz casi a la vez que se alejaba de él para perfilar un mestizaje que circuló por sendas de absoluta libertad y que, pese a las notas que el saxo de Zorn escupía a borbotones, se codeó también con las leyes del ritmo gracias a sus compañeros del trío.

Era el concierto más caro, y con diferencia, de esta edición -45 euros-. Ha sido el que menos público ha sumado y el de más corta duración -una hora clavada- a la que añadieron un par de bises que, por lo tacaños, quizá hayan sido otra cosa.

Los seguidores del Jazzaldia vivieron también otro concierto en la plaza de la Trinidad, el del descubrimiento para la gran mayoría de la sorprendente Andrea Motis, cantante, trompetista y saxofonista, de tan solo 20 años.

Entre estándar del jazz y clásicos brasileños, la catalana estuvo acompañada por el contrabajista, saxofonista y pedagogo Joan Chamorro, que hace seis años atisbó ya el talento de esta barcelonesa y en 2010 grabó su disco de presentación.

A San Sebastián acudieron con un grupo de destacados músicos catalanes: el pianista Ignasi Terrazxa, el guitarrista Josep Traver y el batería Ignasi Terraza.

Motis se atrevió además con el "You Know I'M no Good" de Amy Winehouse, cantó un precioso "Moody's Mood for Love", que también tuvo la británica en su repertorio, y despidió la velada con "Bésame mucho".

La edición del 50 cumpleaños del Festival de Jazz de San Sebastián logró lo que hacía varios años que no se veía, colgar el cartel de entradas agotadas en todos los conciertos de la Trini y en algunos del Kursaal.

(*): EFE.