"En alguna medida, este personaje es un homenaje el sainete", describe Luis Brandoni sobre el anciano polaco de 82 años que aún no perdió el acento y que interpreta en la obra "Parque Lezama". Bajo la mirada atenta del director Juan José Campanella, Brandoni y Eduardo Blanco, el otro protagonista, más un grupo de actores, le ponen el cuerpo a esta obra que volverá a verse hoy y mañana a las 21 y el domingo a las 19 en la sala Astor Piazzolla del Auditorium. Cabe señalar que completan el elenco Viviana Puerta, Germán Rodríguez, Federico Llambí y Carla Pantanali.

Para un público que se reconoce hijo y nieto de la inmigración, este anciano fantasioso y lleno de vida resulta "muy natural". "Que hable con acento forma parte de nuestra cultura", dice Brandoni a LA CAPITAL.

Obra con intervalo, a la vieja usanza, "Parque Lezama" es también el encuentro entre dos viejos diferentes. "Mi personaje está intentando ser unas cien personas diferentes en los cinco o seis años que le quedan de vida, entonces inventa historias, quiere trabar una amistad y mientras tanto en el parque ocurren cosas", adelanta.

Entre esas cosas que pasan, como en todo espacio público, están "los pibes chorros", los dilemas de los consorcios de edificios, las mujeres, los hijos y otros asuntos...

"Es una obra con intervalo, algo que no se usa hace muchos años y que ahora nosotros lo hacemos por razones dramáticas y además porque es más divertido -argumenta-. Cuando yo era joven, el intervalo era lo que diferenciaba el cine del teatro, porque en el cine no había intervalo y en el teatro sí".

- ¿Qué tan costoso es meterse en la piel de un anciano de 82 años?

- No costó, no, porque no estoy tan lejos de esa edad, por supuesto que tengo menos de eso, soy un poco más joven. Campanella me habilitó para que hiciera un polaco con acento, como tantos otros inmigrantes, en este país de inmigración. Y eso me parece divertido y tiene que ver con la mejor tradición del teatro argentino. Así que me resulta muy grato hacerlo y es un gran personaje de teatro.

- ¿Hay diferencias entre el Campanella director de teatro y el Campanella director de cine?

- No te podría decir, con toda franqueza, porque es igual de riguroso con los textos, el ha hecho la adaptación de este espectáculo, que es una maravilla, es cuidadoso con los tiempos, sabe pedirle a los actores, sabe lo que quiere y lo expresa muy bien, de manera que yo no me atrevería a establecer alguna diferencia. De lo que sí estoy seguro es que Campanella llegó al teatro con esta obra y me parece que se va a quedar en el teatro, sin abandonar el cine, pero va a hacer otras experiencias en el futuro.

- ¿Lo nota entusiasmado?

- Mucho, tiene un gran entusiasmo, le resulta más sencillo, primero es más rápido montar un espectáculo de teatro que hacer una película, sobre todo después de haber hecho "Metegol", con la que tardó cinco años. Y en segundo lugar porque el teatro es una tarea artesanal y el cine es francamente industrial, convergen muchas cosas, muchos factores. El teatro es un poco más sencillo.

- ¿Cómo vive este momento político de la Argentina?

- Estoy preocupado por el momento político, porque estamos en vísperas de elecciones presidenciales, que es un episodio importante en el trayecto de una democracia. Y los síntomas no son de los mejores, pero creo que vamos a llegar bien a octubre. Estoy confiado en que vamos a tener una lección en paz y transparente y el que gane va a asumir la presidencia de la República. Y va a haber un cambio en la República Argentina.

- ¿Qué síntomas?

- Lo que ha pasado en Jujuy, lo que ha pasado en Tucumán, la crispación de la sociedad, esto es lo que me preocupa. Me preocupa bastante. Hay una fractura en la sociedad, un desgarro en el tejido social que es necesario arreglar, reparar cuanto antes porque si no la vida se hace muy difícil.