Por Gabriel Imparato

Viven dos realidades diferentes y saben cuáles son sus objetivos en una temporada que termina con frutos más que satisfactorios, conscientes de que sus destinos tendrán contrastantes resultados en la medida que no acepten el desafío que proponen sus edades en el tramo de sus vidas. Katy Perry y Lali Espósito coincidieron al comenzar esta estación climática, en un hipódromo trastocado de cuajo por una temperatura que invirtió el nombre del legendario hit de Soda, pero ambas dejaron hasta la última gota de energía y pasión que las caracteriza.

La joven protagonista de ?Esperanza Mía? está levantando un hervor artístico que promete los futuros calores con más ilusión que nunca, sostenido en un duro trabajo que paga con millonarios cheques de calidad cada jugada creada con talento e ingenio. Con su banda y sus seis bailarines acepta abrirle a la diosa estadounidense, un set con ocho temas plagados de eficaces guiños al mundo dance, secuencia que dinamita firme cada vez que la joven oprime el sensual botón nitro de su cuerpo bailando endemoniada, mientras la multitud enloquece veloz con esas ardientes coreografías de su disco ?A bailar?. Desde el track ?Asesina?, pasando por ?Histeria?, ?Desamor? y ?Del Otro Lado?, la película la encuentra dominante y vencedora aunque su bota bucanera derecha amenace con estallar en su costura.

Llega ese ultrahit ?Being?, un hallazgo hiphop-soul donde deja el alma en un trabajo impecable, rematando su bloque con ?Mil Años Luz?, ?Amor De Verdad? y ?A Bailar? una gloriosa faena pop.

Cuando el reloj marca las 21.13, la coreografía lumínica enmarcada con varios gladiadores con leds en sus ropas conforma el anuncio de la función central, momento donde Katy Perry pone en juego su planteo de divertida crooner post-adolescente entreteniendo a la audiencia focalizada sin olvidar al resto con su actitud. Usando a ?Prism? como su esqueleto argumental de apertura, mezcla tonos psicodélicos con su defensa ecológica, para luego chusmear con más bloopers que aciertos el costado egipcio en un tramo donde ?I Kissed A Girl? la rescata de una peligrosa letanía. Acertando a primera impresión con su pasión gatuna, el tramo donde el staff utiliza máscaras y vestuarios clonando esa mascota, Katy pícara y certera se permite cerrar esa bizarra fase utilizándole bastantes compases a la ?Vogue? de Madonna para plantear un desfile con tonos comic al espectáculo lleno de proyecciones al respecto. El desenlace incluye un bloque acústico, donde la protagonista deja la parsimonia para preguntar dónde quedó la primavera. ?Estoy enferma, pensé que sería una noche amena y bailo con algunos pañuelos de papel en mi mano?, lanza irónica mientras sube un dueto de fans que le regalan una chaqueta y una bandera patria para deleite de la multitud.

Su planeta teenage llega tras un DJ set para permitirle el quinto cambio de vestuario, bloque dance con éxitos como ?Last Friday Night? o ?California Gurls? ante los 35 mil asistentes que la ovacionan extasiados. El Hipódromo de Palermo es cero primavera, pero eso importa poco cuando estas jóvenes deciden calentar la fría noche con el sagrado fuego pop.