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06-10-2015

Salman Rushdie: "Tenemos que encarar la religión política y militante"

En "Dos años, ocho meses y veintiocho noches, El escritor angloindio vuelve al tema de las religiones, de la lucha entre la razón y la filosofía y el fanatismo y la superstición.

por Carmen Sigüenza (*)

Salman Rushdie ya se mueve con libertad por el mundo y, tras escribir su biografía, en la que contaba su clandestinidad por la condena a muerte del ayatolá Jomeini, vuelve con "Dos años, ocho meses y veintiocho noches", su novela más "loca y divertida", en la que habla de la lucha entre fe y razón.

Y es que en esta novela barroca, surrealista, llena de simbolismo y fantasía, publicada por Seix Barral, el escritor angloindio vuelve al tema de las religiones, de la lucha entre la razón y la filosofía y el fanatismo y la superstición, porque Rushdie dice que de lo que habla es "de la religión política, porque la religión privada no es asunto de nadie, no es criticable", explica a la agencia EFE.

"Lo que tenemos que encarar es la religión política, que se ha vuelto militante y que ha tomado una dimensión tan gigante que hay que hacerle frente", subraya Rushdie (Bombay, 1947).

Así, el autor de "Los versos satánicos", que le valieron la fetua que lo condenaba a muerte por blasfemias, construye en "Dos años, ocho meses y veintiocho noches" una fábula, a través de un cuento moderno que son muchos cuentos entretejidos, en un homenaje al arte del relato y a "Las mil y una noches".

Un relato que se desarrolla durante dos años, ocho meses y veintiocho noches, en otras palabras, en las mil y una noches, y que tiene mucho que ver con la etapa de la España árabe, porque es donde arranca, en la España de 1195 en Córdoba, en Lucena, donde se exilia el filósofo Ibn Rushd, Averroes, tras su lucha contra el persa Al-Ghazali, el que clama contra la "incoherencia de los filósofos".

"Tengo una admiración grande por el filósofo Averroes, lo estudié en la Universidad y me atraía su pensamiento, que tuvo gran influencia en Europa. Mi padre -dice- incluso cambió nuestro apellido. Mi abuelo no se apellidaba Rushdie, y lo cambió por él, que representó en el siglo XII una voz progresista".

"Fue alguien que siguió a Aristóteles y que quería alejarse de la fe ciega, y quien resultó ser también perseguido y sus libros quemados. Eso me hizo sentir más cercano a él. Y esa discusión entre ellos dos, entre la tolerancia de Rushd y el fanatismo de Al-Ghazali, permanece después de muertos", sostiene el escritor.

El libro también es un homenaje a España y a sus creadores, y se abre con una cita de Goya: "El sueño de la razón produce monstruos", y por sus páginas hay además guiños al surrealismo de Buñuel en películas como "El ángel exterminador" o "Un perro andaluz".

"Goya es muy importante, porque, cuando razón y fantasía se separan, producen monstruos, pero cuando se combinan producen maravillas, y son las madres de las artes. No intento decir que lo uno sea bueno y lo otro malo -advierte-; no que lo irracional sea malo y lo racional bueno, sino que juntos son algo maravilloso. Y, en realidad, ese es el espíritu del libro", recalca.

Rushdie, eterno candidato al Nobel, no quiere hablar de su pasado y de su persecución por su libro "Los versos satánicos", pero sí reconoce que está feliz y que por eso cree que le salió este libro tan "humorístico". "No entiendo la vida sin humor, ni como lector ni como escritor. Creo que es muy sano, porque es una manera de ver el mundo, es necesario algo excéntrico", apunta.

En "Dos años, ocho meses y veintiocho noches" hay mucho humor, hay la lucha entre dos mundos; pero también hay mucho sexo, "como comedia", y hay amor, -"porque el libro también es una pequeña historia de amor", añade-, y también contiene mucha mitología, además de los 'yinnis', los genios, los viajes al futuro y al pasado y los temas más actuales, la corrupción, el pop y el mundo de "La Incoherencia".

Pero Rushdie da mucha importancia también al jardín que todos debemos cultivar, simbolizado en este libro por un jardinero que se eleva unos centímetros del suelo porque desafía a la gravedad.

"La materia del libro, con 300 páginas, son los miles de cuentos con los que crecí. Voy sacando esas historias, las cogí para los dos libros que escribí para mis hijos y ahora las pongo en el mundo de los adultos", sostiene el escritor.

Un libro que reivindica la libertad y la imaginación y en el que uno de sus personajes dice: "Ya verán que con el paso del tiempo... al final será la religión la que haga apartarse a los hombres de Dios".

(*): EFE.