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30-11-2015

"El cuaderno de Nippur", el legado de una madre a su hijo

María Vázquez escribió y dibujó este cuaderno mientras peleaba contra el cáncer. Su último deseo fue que Nippur, su pequeño hijo de 3 años, pudiera, al leer estas páginas, recordarla, conocer su historia y aprender.

María Vázquez, una arquitecta y dibujante de 43 años, afectada de cáncer terminal, escribió "El cuaderno de Nippur" (Editorial Planeta), un libro dedicado a su hijo de tres años, en el que le cuenta con templanza y humor aspectos de su vida relacionados con su infancia, sus amores, su barrio, sus mascotas, para dejarlos como un testimonio, ante la proximidad inevitable de la muerte.

El libro, escrito a mano en cursiva e imprenta, y diseñado como un diario de vida, contiene dibujos, pequeños sobres con mensajes y carteles en los que le expresa constantemente su intenso amor y le da consejos para su vida futura.

Desde su convalescencia en la cama de un hospital, Vázquez logra con esta obra un mensaje de vida destinado al presente y porvenir de su hijo, oponiéndolo al significado trágico que para muchos de los occidentales tiene la muerte, una palabra que prácticamente no aparece a lo largo del libro.

Por eso, lejos de una mirada melacólica y desgarrada, ofrece un texto que invita a la sorpresa, al juego, a la picardía y a la complicidad, con un intento de permanecer y trascender a la ausencia física, que implicará la muerte, con un mensaje lleno de amor y esperanza de vida.

"Mamá te ama con el corazón. Como la cerda a sus cerditos. No, mentira, infinito punto rojo, hasta el cielo ida y vuelta y más. Es un amor que dura para siempre, como el agua, el fuego, la tierra y el aire. Aunque mamá no esté, ese amor va a existir igual. Para siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre", se lee en el libro editado por Planeta.

En la obra, dividida en capítulos, Vázquez relata su infancia, los primeros días en la escuela, quiénes fueron sus padres y abuelos, el barrio en el que vivió, cuáles fueron sus películas favoritas, sus comidas preferidas, todo ilustrado con fotos y dibujos.

Le habla de su amor a la libertad, de sus miedos, como una forma de anticiparse a las emociones que Nippur sentirá a lo largo de su vida, un reaseguro de protección ante la ausencia de una madre que ya no podrá acompañarlo físicamente.

En el capítulo 13 se refiere a "La yeta" y dice: "Qué mala suerte enfermarse así. Extraño salir a pasear con vos y estar media hora con cada cosa. A veces salimos sin rumbo, a comprar comida ... querés que me suba al barco de langostino y yo te explico que no puedo, que tengo el culo muy grande. Escupimos la de Gaturro. Tomamos helado... Ojalá pueda volver a hacerlo, pero si no puedo, quiero que sepas que fueron los momentos más felices de mi vida. Y te amo", escribió.

Le habla muy relajadamente a su hijo sobre el significado de ir a la escuela: "Aprender cosas es HERMOSO peeeero, no te lo voy a negar, a veces la escuela es un A-B-U-R-R-I-M-I-E-N-T-O"... y le dice: "También se sufre, hay gente que no te quiere, o te molesta. El pensamiento idiota de madre me dice: ojalá pudiera protegerte SIEMPRE. Pero no puedo y no debo, cada cual tiene que vivir su propia vida. Mi único consejo: ES MÁS IMPORTANTE SER UNO MISMO QUE EL RESULTADO".

En otra de las entradas del cuaderno y bajo el título Nada dura para siempre, menciona: "ni el helado, ni las películas, ni lo feo, ni lo lindo, ni las hojas de los árboles, ni mamá" y asevera: "Pero yo voy a estar en tu corazón hasta que vos tampoco dures para siempre, pero estés en otros corazones y así nada muere nunca. Algo sigue siempre", dice.

De una descripción de sí misma conectada a tubos en el hospital, cambia el tono y pasa a un capítulo en el que dice "El culo te brinco" y señala: "Qué lindos los juegos de palabras. Ya te los va a enseñar tu papá (ojito, nada de cosas feas contra las mujeres, eh, te lo advierto...)", señala.

Vázquez también le deja como herencia a su hijo una serie de apostillas: Sé vos mismo, sin que importe el resultado. Lo que sea que te atraiga: hombres, mujeres, trans, bisexuales ... siempre amor, respeto, verdad, generosidad, deseo, de frente, con humor y sutileza" .

María Vázquez, que murió el 21 de abril de este año, le obsequió a su hijo, además, una larga lista de imperativos para poner en práctica en su vida, que bien puede estar dirigida a todo ser humano: amá, paseá, leé, mirá, escuchá, tocá alguna música, dibujá, estudiá, trabajá, viajá, consumí con moderación, perseguí, abandoná, escuchá a tu papá, renegá, obedecé, comé, llevá saquito, hacé lo que se te cante el culo, bah. Y pensá en mí, de vez en cuando".