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06-02-2016

"Mi amigo hindú"

Héctor Babenco cumple 70 años y lo festeja con un filme sobre su vida.

El cineasta brasileño nacido en Argentina, Héctor Babenco, celebra sus 70 años regresando a la pantalla grande para contar en "Mi amigo hindú", su última película, una parte de la historia de su vida, que retrata el calvario que vivió durante más de una década cuando le diagnosticaron un linfoma y pasó por un transplante de médula ósea.

"Aquellos que todavía tienen un sueño a realizar, tienen más posibilidades de sobrevivir", es la frase que cierra su último largometraje, donde su alter ego, encarnado por Willem Dafoe, conoce a un niño hindú que también se debate entre la vida y la muerte y ambos recurren a historias fantásticas para sobrellevar la situación.

En la vida real, Babenco se refugió en el leitmotiv de su existencia -"contar historias" y "buscar la belleza", según reveló-, para librar una "guerra contra la enfermedad".

Fue en medio de esa lucha que filmó dos de sus largometrajes: "Jugando en los campos del Señor", 1991), antes del transplante, y "Corazón Iluminado" (1996), un año después.

Antes había dirigido obras reconocidas por la crítica y la taquilla como "El beso de la mujer araña" (1985), que fue nominada para cuatro premios Oscar; "Pixote" (1981) y "Ironweed" (1987), con nada menos que Meryl Streep y Jack Nicholson como protagonistas.

De la larga enfermedad, y gracias a su médico de cabecera, nació otra de sus obras más memorables, la primera que rodó cuando estuvo seguro de que sobreviviría: "Carandiru" (2003), basada en el motín ocurrido en 1992 en el extinto penal de Carandiru, en Sao Paulo, en el que 111 presos fueron masacrados a mansalva a manos de la policía.

El médico que acompañó a Babenco en su lucha contra el cáncer realizaba trabajos voluntarios en el penal, buscando concientizar a los presos para que se cuidaran del virus HIV.

Su última realización antes de "Mi amigo hindú" data de hace nueve años y lleva el mismo título de la novela de Alan Pauls en la que se basa, "El pasado" (2007), que remite a su país natal, Argentina, del que se fue cuando tenía 17 años y en el que, según afirmó en más de una oportunidad, no piensa volver a vivir.

Descendiente de una familia judío-polaca, el cineasta se considera "un híbrido anarquista", tal vez por causa, o quizá como consecuencia, de la mezcla de pueblos y culturas que carga en la sangre y lleva grabadas en las retinas.

"Tal vez mi inadaptación dentro de la sociedad -y no puedo culpar a la sociedad por esto-, es por el hecho de no ser ni una cosa ni otra, no ser argentino ni brasileño. (...) Y tampoco judío", expresó el artista el año pasado, en vísperas de abrir el festival de cine de Sao Paulo con su último filme.