CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
06-02-2016

Claudio y Calígula (los secretos del fuego): qué más se le puede pedir al Teatro...

Por Susy Scándali

La ficción se ha ocupado muchas veces del desalmado emperador Calígula, dueño de todas las perversiones imaginables ?e incluso las inimaginables- en los primeros años del Imperio Romano.

Calígula, hijo de Agripina y del general Germánico, accedió al poder asesinando a Tiberio, el depravado emperador de cuya maldad había abrevado en la época en que vivió con él al morir su padre.

Por su parte Claudio, tío de Calígula, quien padecía varios tics nerviosos, era tartamudo y rengo, testigo descalificado debido a estas características físicas que lo hacían parecer idiota, fue quien escribió la historia del Imperio.

La última puesta del grupo de teatro de la Universidad, "Claudio y Calígula, los secretos del fuego", de Marcos Ayciriex, nos trae a un Calígula pervertido, autoritario, decadente: la viva representación de la amoral imperial. Y a un Claudio tímido, por momentos tierno, siempre inteligente y astuto, fervoroso republicano.

Pedro Benítez en la piel de Calígula y Antonio Mónaco como Claudio, con la exacta dirección de Silvia de Urquía, son aquellos Calígula y Claudio que nos imaginamos al leer la historia. No parecen. Son.

Con el aporte de actrices y actores que suman y mucho, las figuras de Calígula y Claudio se agigantan.

No se puede pedir mayor perfección a un par de actores: la composición de los personajes que lograron Benítez y Mónaco se acerca a la excelencia.

Con mayores posibilidades de lucimiento Pedro Benítez por las características propias de su personaje -Calígula era, además de malvado y pervertido, una persona desbordante y extrovertida que amplificaba sus maldades y perversiones- el Claudio de Antonio Mónaco logra la justa dosis de inteligencia y ternura que seguramente habrá tenido el verdadero, cabalgando siempre entre el horror de las maldades de su sobrino y la piedad que le despertaba un ser tan atormentado.

El guión de Ayciriex no deja escapar detalles de la personalidad de los protagonistas ni de la propia historia. En menos de dos horas, el autor se las arregla para pintar con exactitud la época, los conflictos que despiertan las arbitrariedades de Calígula; el temor, la responsabilidad y el republicanismo de Claudio; la relación entre ellos y entre cada uno de los personajes.

Metáfora de nuestros tiempos, Claudio y Calígula representan cada uno, una parte de la sociedad. Claudio con su inteligencia y mesura, a la República, Calígula, gobernando a fuerza de decretos, al autoritarismo.

Con el primero de ellos, prohibiendo soñar, ya se podía advertir lo que vendría?

Y lo que viene es un drama in crescendo, para los protagonistas y claro, para el pueblo, principal víctima de las arbitrariedades de Calígula. Ni siquiera sus principales aliados se salvan de su locura. Ni su hermana-amante Drusila ni su amigo Quereas. Todos ellos van cayendo, de una u otra manera, en las siniestras redes de un hombre tan torturado que no puede dormir.

Todos menos Claudio, a quien su inteligencia salva y que será quien escriba la historia.

El grupo de teatro de la Universidad, una vez más, hace demostración de talento. En la elección de la historia, en el texto, dirección y en las interpretaciones.

No sorprende pero gratifica y mucho, gente tan bien plantada en el escenario jugando roles que, del otro lado y en la oscuridad, los espectadores creemos a pie juntillas. Porque qué otra cosa es el teatro sino vivir otras vidas, con la certeza de que en un momento la luz volverá a encenderse y recuperaremos las nuestras...

"Claudio y Calígula (los secretos del fuego), sube a escena los sábados a las 21,30 en Cuatro Elementos, de Alberti 2746.