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13-04-2013

La guerra de los afiches se desató en las paredes de Mar del Plata

Los partidos políticos pegan carteles en lugares prohibidos. Los afiches están en semáforos, columnas de alumbrado, cestos de papeles y otros sitios no permitidos. "Trabajamos constantemente para combatir todo tipo de publicidad ilegal", dicen desde la Municipalidad.

Pegatinas en columnas de alumbrado y semáforos. Afiches colocados en lugares prohibidos. Y leyendas con consignas políticas y promesas de cambio. La imagen se repite en distintos puntos de Mar del Plata: a seis meses para las elecciones, arrancó la guerra de afiches de campaña. Una guerra que no respeta los límites legales.

Alcanza con asomar la nariz a la calle para encontrar las caras de los candidatos pegados en lugares prohibidos. Es que una imagen, dicen los asesores de campaña, vale más que mil palabras.

En una recorrida realizada ayer por distintas zonas, LA CAPITAL fue testigo del avance de las pegatinas sobre la ciudad. Pero no sólo eso: graffitis y pasacalles se suman a los afiches y generan mayor suciedad en las calles.

Veredas, paredes, postes, paradas de colectivos, monumentos, fachadas y columnas se convirtieron en víctimas del engrudo, del pincel y de los aerosoles. En el centro abundan los afiches, que pelean por encontrar un espacio, que se superponen unos a otros y parecen incontrolables. "Sacás uno y en cuanto te diste vuelta te ponen otro", se lamentan quienes tienen la tarea de limpiar las paredes de Mar del Plata.

¿Cómo evitarlo?

La publicidad en sitios no autorizados es ilegal y a quienes la instalen les corresponden multas. Pero lo difícil es encontrar in fraganti a los que ensucian las calles, según explican los especialistas en el tema.

La guerra de afiches de campaña no respeta los límites legales. Están en semáforos, columnas de alumbrado, cestos de papeles y otros sitios no permitidos. La Comuna trata de combatir a los infractores con operativos diarios, pero es difícil controlar a los que salen cada noche con los tarros de engrudo a pegar afiches en forma clandestina y a quienes les pagan por hacerlo.

"La Municipalidad trabaja constantemente para combatir todo tipo de publicidad ilegal en la vía pública. Hemos labrado actuaciones a diferentes agrupaciones políticas", dice el subsecretario de Control, Adrián Alveolite. Y agrega: "Es llamativo que los candidatos que se postulan para un cargo incurran en irregularidades y no prediquen con el ejemplo ante la sociedad. En ese caso, más allá de las multas que aplicamos, la mejor sanción es la moral que reciben en las urnas por parte de la gente a la hora de votar".

No confrontar

Según explica el funcionario, al detectar una publicidad ilegal los inspectores tratan de no confrontar con quienes pegan los carteles para evitar situaciones de violencia. "Aplicamos las multas a los responsables. De todas maneras, siempre tratamos de apelar a la responsabilidad de los partidos políticos para que hagan publicidad a través de medios habilitados".

Los afiches se juntan acumulando varias capas. A veces, en el apuro, se tapan los afiches de un candidato con propaganda del mismo candidato. Los objetivos son paredes particulares, locales vacíos, escuelas, columnas de alumbrado, semáforos, cajas de semáforos, cajas de teléfonos, cestos de basura o paradas de colectivos.

La pegatinas de campañas son tan viejas como el ejercicio de la democracia. La evolución de las técnicas de impresión sólo hizo que aumentara la cantidad de papel a pegar en semáforos, postes de luz o teléfonos públicos. Ya hace varios años que los rankings de las quejas de los vecinos son encabezados por la falta de limpieza.

La pegatina ilegal de afiches no es, de todas maneras, una cuestión exclusiva de la política. Anuncios de recitales de rock, propagandas de establecimientos educativos o pequeñas publicidades de profesoras de inglés o de plomeros son habituales en paredes o columnas.

"En todos lados"

"Los muchachos que salen a pegar están en todos lados. A veces se cruzan con la gente de limpieza y se producen situaciones violentas, porque no quieren que les saquen los afiches. Dicen que están trabajando y que les pagan 100 pesos por día", cuentan los vecinos. Y comentan que algunos sectores del centro presentan una imagen "sucia y fea". En ese sentido, afirman que la proliferación de afiches cambió la fisonomía de la zona y reclaman sanciones para los infractores.

Las empresas de pasacalles, que hacían de su trabajo una propaganda en sí misma al inscribir su nombre y su teléfono, eran presas fáciles de encontrar. Luego de recibir sucesivas multas aprendieron que esa propaganda no era redituable y hoy ya casi no se identifican: los pasacalles siguen usando -y abusando de- los árboles, afean la ciudad y quitan luz solar a las calles. Algunas agencias de publicidad, cuando les tapan cartelería paga, envían cartas documento que a veces logran bajar el ritmo de pegatina ilegal.

Las cuadrillas que se ocupan de limpiar las calles trabajan con espátulas, envases con agua, escobas y bolsas de basura. Raspan en paredes, columnas de alumbrado o semáforos, librando una lucha contra la pegatina ilegal de afiches que, en épocas como la actual, de campaña electoral, es a todas luces desigual.

La contaminación visual es definida por los especialistas como un factor que afecta o perturba la visualización de algún lugar. Se refieren al abuso de ciertos elementos "no arquitectónicos" que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto rural como urbano y que generan, a menudo, una sobreestimulación visual agresiva, invasiva y simultánea.