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21-02-2014

Juan Rey, el librero que se negó a aumentar los precios

Se negó a aumentar los precios en su librería porque había comprado la mercadería en noviembre pasado. Desde la distribuidora lo amenazaron y él lo contó a través de las redes sociales. La Presidenta de la Nación lo llamó por teléfono y ayer, por TV, invi

No sólo lo llamó por teléfono la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, sino que habló de él durante casi 10 minutos ayer en cadena nacional después del mediodía. A la tarde, en su oficina de la librería Keops, mientras el salón estaba atiborrado de gente, Juan Rey confesó: "Estoy totalmente emocionado".

El vecino marplatense, fundador de la ONG Hazmereir, se convirtió en el guardián de los "Precios cuidados" debido a que se negó a aumentar los precios, tal como le "sugirió" uno de sus proveedores, al que no quiere nombrar pero reconoció que "se trata de un distribuidor de artículos de librería".

"Me dijo -contó- que si no aumentaba los precios nunca más me vendía. Entonces le dije que no, pero nunca me imaginé que podía llegar a tener esta repercusión".

La negativa se debió a que "de ninguna manera pierdo dinero, gano menos" y explicó que "compré barato en noviembre, entonces no tengo porque aumentar lo que compré barato".

Ante la consulta de cómo hace para no perder dinero, tomó lápiz y papel y dijo: "Tengo 500 cuadernos. Compro mil muy barato y al precio muy barato vendo mil, pero me queda el stock de los 500. Después compro más caro y vendo más caro, pero sigo manteniendo el capital inicial".

En ese sentido, Rey recalcó que no es el único comerciante que respeta los precios en la ciudad, sino que "hay muchos otros comerciantes que no aumentaron, como distribuidora Orfei, que sacó un aviso anunciando que respeta los precios a muerte, y librería Conforti. Y son dos empresas históricas de la ciudad".

Claro que el relato de la situación a través de las redes sociales le acercó muchos "más clientes, desde el lunes pasado que estamos trabajando a pleno" en el local de Independencia y Avellaneda.

Si bien suele aumentar la demanda para ésta época del año, nunca se imaginó que podía "llegar a estas dimensiones. Siempre viene más gente cuando están por empezar las clases, pero no con tanta anticipación como este año", señaló. Y también contó que llegó hasta el negocio "mucha gente para apoyarnos, sin necesidad de comprar, digamos como para colaborar con la patriada".

"En realidad -analizó- es como un ejemplo para decir tengo que hacer lo mismo en la carnicería, en la verdulería, en el almacén. No dejemos que nos roben".

Emoción

Juan, que fue durante 20 años presidente del club Unión y hace 9 fundó la ONG Hazmereir como una forma de homenajear a su hijo fallecido, durante la última semana no dejó de dar notas a todos los medios. Hasta que llegó el llamado presidencial. Y ayer la Presidenta lo mencionó en la cadena nacional.

"Estoy totalmente emocionado -dijo en diálogo con LA CAPITAL-. La realidad es que tengo un profundo respeto por ella, por el proyecto, creo que hay errores pero es lo que quise siempre en mi vida. Tengo 57 años y viví de todo, desde una ametralladora en la cabeza, la hiperinflación, el desastre del 2001, y me encanta ésta democracia que vivimos".

Y sentenció que: "Más allá de cualquier circunstancia y que la Presidenta me llamó y me dijo 'hola Juan, soy Cristina', hablamos de la vida, de lo que me costó recuperarme de lo de mi hijo (fallecido), digamos que ella se emocionó con ese tema porque dijo que sabía lo que era el dolor. Todo fue como una charla de amigos, distendida, empecé tratándola de usted y terminé tuteándola y prometió que iba a tratar de venir al festival de Hazmereir". Juan también la invitó a comer mollejas y le envió de regalo remeras de la ONG.

"Le mandé remeras -contó- para ella, para su hija, y para su nieto y le dije que para Máximo no le mandaba porque todas las más grandotas me las quedé para mí". Aunque le mandó distintos talles y distintos colores, no pudo cumplir con el pedido de Cristina -que había pedido azul- ante el faltante de las mismas.

El negocio, que abre de 8 a 19.30, a media tarde de ayer continuaba repleto como durante toda la semana, mientras que su hijo Nacho -integrante de Hazmereir- comentaba que se convirtió en improvisado telefonista de su padre ante la requisitoria periodística. "Nosotras también", respondió una de las colaboradoras de la librería y ambos se rieron, mientras Juan seguía respondiendo llamados telefónicos.