El ex Hotel Hurlingham será demolido antes de fin de año

y su futuro aún es un misterio aunque se especula con que en el lugar se realice un emprendimiento inmobiliario.

Los preparativos en el histórico edificio ya comenzaron y los especialistas estiman que dentro de veinte días empezará la demolición. "Si no surge ningún inconveniente esperamos que las tareas estén finalizadas para diciembre", le comentó anoche a LA CAPITAL Carlos Sisamón, arquitecto encargado de la obra. Y contó que "se demolerá hasta la planta baja".

Ubicado en Boulevard Marítimo Peralta Ramos 4063 y con salida a la calle Gascón, el ex Hotel Hurlingham ocupa un lote de 1.936 metros cuadrados. Ahí la empresa encargada de la demolición ya empezó con los trabajos internos y en los próximos días avanzará con las medidas de seguridad para poder realizar la demolición de los pisos. "Estimamos que en veinte días ya podremos hacer esos trabajos", contó el arquitecto.

El futuro del hotel aún es un misterio. Fuentes de la Municipalidad confirmaron que ingresó el pedido de demolición pero aseguraron desconocer detalles sobre el futuro del lote. Los trascendidos indican que allí podría realizarse un emprendimiento inmobiliario.

El ex Hotel Hurlingham había sido comprado en un remate por el ex presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata, Juan José Muñoz, un hombre que fue asesor de Aníbal Fernández y trabajó en la Mutual de Trabajadores del Estado. Lo concreto es que el dirigente falleció en mayo del 2012 y que ahora son sus hijos los dueños del hotel y sus terrenos adyacentes.

Si bien aún su futuro es incierto, el año pasado cuando surgieron rumores sobre un posible emprendimiento inmobiliario, el secretario de Planeamiento Urbano, José Luis Castorina aseguró que de acuerdo con las normas vigentes, no se puede hacer una construcción más alta de la actual, y que sólo es posible edificar hasta "entre ocho y diez pisos" en la esquina aledaña.

La historia

El hotel fue adquirido en 1948 por la Federación de Empleados de Comercio, cuyo secretario general era Angel Borlenghi, ministro del interior de Perón.

En esa época recibió grandes contingentes de turistas y hasta cambió de nombre: se llamó Eva Perón. Sus salones, con amplios ventanales que daban al mar, fueron escenario de grandes eventos sociales.

El gremio de los empleados de comercio lo retuvo hasta 1992, cuando lo vendió a un privado. Entonces empezó su decadencia.

En el inicio de la década del 2000, el Hurlingham era alquilado a contingentes del interior del país a través de agencias de turismo. Pero en la temporada 2004/2005, ante sus serias irregularidades edilicias, fue clausurado por la Dirección de Inspección General.