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21-09-2014

Mudarse o cerrar, un dilema para muchos comerciantes marplatenses

Es porque aumentan los costos operativos y bajan las ventas. Para algunos, la solución es trasladarse a una zona más barata. El presidente de la Federación Económica de Buenos Aires cuestionó a los propietarios: "Prefieren tener los locales vacíos".

por Ramiro Melucci

La expansión que gozó la actividad comercial en los últimos años, que en Mar del Plata volvió prósperas zonas como Constitución, San Juan y Güemes, empezó mostrar su contracara: con las ventas en retroceso y los costos operativos en franco ascenso, cada vez más comerciantes deben optar por mudarse a zonas más baratas o cerrar.

En calles como la peatonal San Martín y su paralela Rivadavia, la postal de los locales con persianas bajas que exhiben carteles de alquiler se repite cada pocos metros. Al describir la realidad del sector, el secretario gremial del Sindicato de Empleados de Comercio, Guillermo Bianchi, contó que a un comerciante de la zona Güemes que pagaba $ 20.000 de alquiler le pidieron, para la renovación contractual, $ 30.000 mensuales. "Alguien tiene que darle un marco regulatorio a los alquileres comerciales en la ciudad", advirtió con desazón.

También comentó otros casos: "En Rivadavia entre Catamarca y La Rioja había una casa de ropa que se tuvo que mudar a la otra cuadra porque era insostenible el alquiler que le pedían, y una conocida mercería que estaba en Rivadavia casi Diagonal Pueyrredon se trasladó a Rivadavia casi XX de Setiembre".

Las causas están a la vista. En el país, las ventas minoristas tuvieron en agosto el peor mes en cinco años, al registrar una caída de 9,3% frente al mismo período del año pasado, según el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Esa baja general coincide con un período del año en que los comercios de la ciudad, por un factor estacional, registran una disminución en sus ventas, lo que agrava el panorama. Tanto que Bianchi alertó que "se están perdiendo puestos de trabajo", y llamó a los empresarios a "tomar conciencia" y "no despedir gente".

"Nos encontramos con una situación, desde lo comercial, que ya no es una meseta, como pensábamos, sino que la actividad empezó a caer muy lentamente y el empleo, que venía manteniéndose, está en una leve caída", dijo a LA CAPITAL.

Merma en las ventas

La retracción en las ventas comenzó tras la devaluación del peso, a fines de enero. En julio, la merma en la provincia de Buenos Aires fue de 5,5% con respecto al mismo período del año pasado, con un dato esperanzador: si se compara con junio, hubo un incremento de 4,4%.

"El comercio está en una situación complicada. Estamos ante un descenso de ventas que viene dándose en el último semestre. Pero es la primera vez que tuvimos un pequeño repunte respecto del mes anterior", dijo con cierta expectativa Raúl Lamacchia, presidente de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) ?la entidad que difundió esos datos? y vicepresidente de la CAME.

La esperanza radica en Ahora 12, el plan que lanzó este mes el gobierno nacional para que los consumidores puedan comprar diversos productos en 12 cuotas sin interés con tarjeta de crédito.

"Nosotros ya veníamos recuperando la venta en 12 cuotas", mencionó Lamacchia en alusión a los convenios firmados entre la CAME y la cámara de tarjetas de crédito (Atacyc) para promover las compras en distintos puntos del país.

El programa del Gobierno tiene las mismas características, con un alcance mucho mayor. Puede ser un fuerte reactivador del sector", se ilusionó, pero aclaró que eso "todavía no se produjo".

"Prefieren un local vacío"

Para Lamacchia, que también es titular de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) de la ciudad, los propietarios de los locales "no se adecuan" a la realidad de los comerciantes. "Prefieren tener su local vacío", disparó. Y reveló que en los nuevos contratos están pidiendo "un 30% más para el segundo año y otro 30% más para el tercero", con lo cual "se están adelantando a la inflación de una manera exorbitante".

Así, dijo, se genera "una expectativa de mayor inflación" porque "el comerciante traslada ese aumento a los precios en un mercado que es recesivo". En consecuencia, "el que no tiene resto para aguantar prefiere cerrar y dejar de trabajar".

Otro elemento que altera la estructura de costos de los comerciantes son los impuestos. En agosto, la CAME llegó a hablar de una "presión fiscal descontrolada", y advirtió que las provincias y los municipios "siguen subiendo tasas e impuestos".

"Tenemos una estructura tributaria injusta. Lo que pasa es que cuando hay expansión económica y hay ventas, el comerciante lo puede pagar. Pero cuando hay un 'parate' y los números no cierran, se empiezan a ver todos los impuestos injustos que hay que pagar", diferenció Lamacchia, para quien "se impone una reestructuración tributaria a nivel nacional y provincial".

Los costos operativos

Un relevamiento realizado por la Cámara Marplatense de Empresas Comerciales y de Servicios (Cameco) concluyó que los negocios que han "dejado de funcionar" lo hicieron

por "el aumento de los costos operativos de funcionamiento, tales como energía, gas, impuestos y personal".

Otro ítem que "lamentablemente se ha incorporado y genera un gasto importante", señaló la entidad, es el costo en seguridad, que incluye personal, cámaras y sistemas de control.

Entre los rubros más afectados están los locales gastronómicos, los cuales a "pesar de la crisis conservan una oferta de precios al público un 25% menor a la media del país". También "las casas de vestimenta y aquellos rubros de bienes que no son de primera necesidad, como viveros o celulares, han cerrado en mayor proporción al resto", mientras que "las inmobiliarias, si bien cuentan con diferentes opciones como para no verse en la necesidad de cerrar sus puertas, han visto reducidas sus ventas considerablemente".

Persianas bajas

La cámara coincide en que se ven más persianas cerradas, pero considera que los precios de los alquileres de los locales tienden a la baja: "Basta con recorrer las calles de nuestra ciudad para encontrarse con una oferta importante de locales en alquiler y, con ello, una reducción en el valor mensual de los mismos".

Consultado por este diario, el presidente de Cameco, Juan Antonio Gutiérrez, reconoció que "empresas de primer orden se han ido del centro porque los alquileres aumentaron", pero dijo que del relevamiento de la entidad surge que "en general han bajado" para tratar de retener a sus inquilinos.

A su entender, "la mayoría de las pequeñas y medianas empresas" tiene una diferencia en rojo de "15 o 16%" entre lo que gana y lo que pierde. Con todo, para muchas el incentivo de permanecer abiertas lo brinda la propia Mar del Plata: faltan menos de tres meses para la nueva temporada de verano, el momento que los comerciantes esperan cada año con la ilusión de resurgir.

Los gremios, preocupados por baja actividad

El cierre de locales comerciales y gastronómicos enciende una luz de alarma en los gremios del sector, que empezaron notar un goteo en los puestos de empleo en Mar del Plata.

"Había muchos comercios que para la temporada contrataban trabajadores y mantenían un remanente durante todo el año. Eso no ocurrió después de la última temporada", comentó el secretario gremial del Sindicato de Empleados de Comercio, Guillermo Bianchi.

Otro síntoma de la caída de la actividad, comentó el gremialista, es que los puestos que quedan vacantes tras la renuncia o jubilación de empleados no son cubiertos por otros trabajadores.

"Los fines de semana largos de todo el año están teniendo un impacto muy grande en la llegada de gente, pero los comercios no toman trabajadores para esos períodos: trabajan con la misma plantilla", alertó.

Bianchi deseó que "rápidamente pasen estos 60 o 70 días" previos a la temporada, que calificó como "los más críticos en una ciudad turística como Mar del Plata".

"Necesitamos una ciudad que empiece a crecer en materia de empleo. Cuanto más empleo hay, más dinámica es la economía y se genera más potencialidad de consumo para que esta rueda siga girando", agregó, en un mensaje implícito para los empresarios del sector.

El propio Luis Barrionuevo, titular de la CGT Azul y Blanca y líder de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra), dijo en Mar del Plata que "en los últimos 90 días cerraron 822 establecimientos gastronómicos en todo el país".

Barrionuevo, que estuvo en la ciudad para declarar ante la Justicia por sus dichos sobre la posibilidad de que se produzca un estallido social antes de fin de año, advirtió que la inflación "carcomió las paritarias" y que en los grandes centros urbanos hay locales comerciales disponibles para todos los gustos.

"En la ciudad ha cerrado un 4 o 5% de los establecimientos gastronómicos", estimó ante una consulta de LA CAPITAL la secretaria general de la Uthgra local, Mercedes Morro. "El empresario está pasando un mal momento, pero el obrero la está pasando peor", lamentó.

Morro aseguró que, a excepción del fin de semana largo del 17 de agosto, los demás "no fueron lo que eran antes", y agregó, preocupada: "Se nota el problema económico. La gente está parada".

Según contó, hubo establecimientos que durante la temporada baja permanecían abiertos de jueves a domingo pero "en este invierno cerraron sus puertas".

También advirtió que algunos hoteles y restaurantes no pudieron pagar el aumento del 35% que acordaron Uthgra y la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica. "El trabajador no aguanta la situación porque está con el mismo sueldo que tenía en abril del año pasado y debe absorber aumentos del costo de vida de entre 30 y 40%", dijo Morro. "La situación es muy dura", resumió.