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22-09-2014

Una empresa familiar con 70 años en Mar del Plata

Hace 70 años, nacía en la ciudad la firma "Fortín" de la mano de Juan José Boubée, ofreciendo botas de cuero con suela de madera, especialmente diseñadas para los tambos. Hoy, la firma familiar se diversificó y cuenta con un amplio catálogo de productos artesanales.

A fines de 1800, llegó el primer representante de la familia Boubée procedente del País Vasco para trabajar junto al fundador de Mar del Plata, Pedro Luro. Pasó del horno de ladrillos a una empresa de transporte con carros hasta que se hizo cargo de un tambo que montó en las tierras arrendadas a Peralta Ramos.

El hombre se casó y se convirtió en padre de 12 hijos: 6 mujeres y 6 varones, siendo el anteúltimo Juan José, fundador en 1944 de Fortín, una fábrica de botas de cuero con suela de madera para ser utilizadas en los tambos. Después llegaron las botas de equitación y los productos manufacturados artesanalmente en cuero se fueron diversificando para tomar forma de mocasines, cinturones, carteras y ropa de cuero.

A 70 años de su fundación, Fortín sigue siendo una empresa familiar -de las pocas que quedan en la ciudad- que supo capear todo tipo de temporal económico financiero, comandada por los hermanos Juan y Norma Boubée y su cuñado Enrique Espinosa, marido de Mimi, la otra hermana. Alicia, la mayor, completa la familia aunque no participa del negocio familiar. A la fábrica y salón de ventas de Alberti al 3400, donde dialogaron con LA CAPITAL, se suma el local ubicado sobre Güemes al 2900.

Norma cuenta que nació con la empresa, ya que aún estando internada su madre después de haber dado a luz, su padre "le comunicó que también nacía la fábrica de botas", dice a la vez que bromea con su hermano debido a que "ahora toda la ciudad sabe que tengo 70 años".

La participación de la familia en la conducción es una marca de fábrica, ya que "mi papá empezó a trabajar con un sobrino García Boubée, que tenía 15 años al iniciarse, y estuvo desde agosto de 1945 hasta agosto de 2008. Toda la vida", relata Norma quien aún siendo maestra decidió seguir con el designio de su padre.

Cambios

Si bien los comienzos fueron en un local de Rivadavia al 3300, en agosto de 1950 se mudaron a la actual locación de la fábrica, donde también funciona el salón de atención al público.

El inicio estuvo marcado por las botas, destinadas a los trabajos de campo y equitación, pero "a partir del '69 comenzamos con el mocasín legítimo y las botas de mujer, que estaban de moda. Como había pocas fábricas en el país, y a medida, tuvimos una demanda importante de venta directa al público", sintetiza Juan y enumera que "a partir de 1971 fabricamos todo tipo de calzado, carteras y cinturones y a partir de 1972 empezamos con la ropa de cuero".

"En esa época se compraban cinturones, botas y carteras todo en combinación -cuenta Norma- y la verdad es que la demanda era tanta que nos sobrepasó".

Los hermanos están al frente de la "comercialización" y aseguran que "el sistema de trabajo fue pasando de generación en generación" y hoy emplean a unas 30 personas. Además de los locales de venta al público, les venden a "todo el país, de Jujuy a Ushuaia", especifica Juan.

A lo largo de siete décadas, la empresa pasó por todo tipo de avatares financieros, desde la hiperinflación hasta innumerables devaluaciones, de una sola forma: "luchando", resume Norma.

"Cuesta -añade- porque lo pasas con sufrimiento". Y Juan agrega: "Y con angustia, porque este país es muy vidrioso. Al ser artesanal, la empresa no tiene grandes utilidades ni especula, porque tenemos mucha mano de obra, materia prima, atención personalizada".

Orgullo

Ante el nuevo aniversario, el 70, Norma dice que "es algo muy fuerte. Lo fundó mi padre con esfuerzo y cariño, dio trabajo a cantidad de gente, somos una hermosa familia que luchamos por lo mismo".

Aunque Juan reconoce que a veces es "difícil" la convivencia familiar-empresarial, enseguida sostiene que "es lógico, pero lo llevamos bastante bien porque cada uno tiene un lugar específico".

"Salimos de acá y hacemos programas juntos -cuenta Norma-, salimos a comer, vamos a la playa juntos. Y bueno, tiene que ver con que mi papá le puso Fortín por la fortaleza".

Juan no esconde el orgullo que le provoca pertenecer a una firma familiar de las pocas que quedan en la ciudad. "Es un orgullo y un placer -define- que la empresa cumpla 70 años en un país donde no duran mucho las empresas. Mantenemos la misma razón social y la misma marca, en un país donde pasaron muchas cosas y han desaparecido miles de empresas, hubo grandes quiebras y convocatorias, aunque no quiere decir que estemos exentos de eso. Pero hemos puesto el empeño para pasarla".

Norma asegura que la fuerza para seguir se remonta a la infancia, cuando se juntaban todos los primos y tíos en la casa de sus abuelos. "Quedaba en San Luis entre Alberti y Gascón -rememora- y tenía salida por Alberti también, donde vivía una tía nuestra. Ahí nos juntábamos los hijos de los 12 hermanos Boubée".

"Mi tía mayor -recuerda- le llevaba 20 años a mi papá, así que había gente de todas las edades. Tenemos los mejores recuerdos del lugar, los mayores se sentaban en la galería a charlar y tomar mate y nosotros jugábamos. Y hoy nos seguimos tratando todos, nos vemos".

En su opinión, esa energía "se va transmitiendo y te hace ser más fuerte, te va protegiendo". Casi casi como protegieron las primeras botas Fortín, con esa suela de madera que impedía que los pies se mojaran.