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19-10-2014

Un equipo de especialistas trabaja para bajar los índices de violencia en los barrios más conflictivos

Lo hace en catorce zonas donde hay elevadas tasas de violencia, pobreza, hacinamiento y bajo porcentaje de escolaridad en comparación con otros sectores de la ciudad. Trabajos cara a cara, talleres, la creación de oficios y jornadas deportivas son algunas de las propuestas que se impulsan para bajar la conflictividad.

Son barrios con índices de homicidios elevados. Tienen, entre algunos de ellos, grupos que se han convertido en enemigos y resuelven sus problemas con graves enfrentamientos. Además suele haber peleas entre los vecinos por la imposibilidad de encontrar reglas de convivencia.

En esas zonas complejas de General Pueyrredon, un equipo de especialistas busca desde el comienzo de año bajar los índices de violencia. Lo hacen trabajando cara a cara con jóvenes conflictivos, generando actividades artísticas al aire libre, con jornadas de convivencia pacífica y organizando actividades deportivas para impulsar la integración.

La iniciativa está a cargo de la Dirección de Políticas Integrales de Prevención de la Violencia y el Delito, integrada en su mayoría por sociólogos y estudiantes de esa carrera. Pero al trabajo en cada una de las zonas se suman especialistas de distintas dependencias de la Municipalidad. Entre ellas, educación, desarrollo social y deportes.

El programa que busca frenar el crecimiento de la violencia se llama "Puntos de Encuentro". Fue puesto en marcha entre abril y mayo de este año y en la primera etapa se eligieron para trabajar 14 zonas de Mar del Plata (ver mapa página 2) que necesitan la urgente llegada del Estado por cuatro graves problemas: elevada tasa de homicidios, índice de hacinamiento crítico, bajo porcentaje de escolaridad y altas cifras de pobreza e indigencia.

"Tenemos como objetivo la disminución de los niveles de violencia con el planteo de una política de seguridad que tiene una mirada integral. Es decir, va más allá de lo que tiene que ver con las políticas de seguridad represivas o sea con la instancias de control vinculadas a policía", explica María Eva Ayala, directora de Políticas Integrales de Prevención de la Violencia y el Delito de la Municipalidad. Y, enseguida, agrega: "Nosotros entendemos que el sujeto tiene una capacidad de elección y de modificar sus conductas. Tenemos una mirada vinculada con la seguridad y la convivencia ciudadana y pacífica".

Una vez que fueron seleccionados los 14 puntos críticos de la ciudad (la mayoría son en zonas periféricas), el equipo de especialistas comenzó su trabajo desde dos perspectivas: la prevención comunitaria y la prevención situacional. En el primer caso, el programa "Punto de Encuentro" es el eje central. "Buscamos la recomposición de un tejido social fragmentado y quebrado hacia dentro del territorio de ese barrio. Lo que hacemos es trabajar en lo que tiene que ver con la autonomía de esa comunidad y la vinculación entre "vecino y vecino" y entre "Estado y vecinos", explica Ayala. Y diagnostica: "En cada uno de esos territorios observamos que lo que está quebrado tiene que ver con las confianzas institucionales. Es decir, el Estado, la Policía y la Justicia. En algún momento esas instituciones no han logrado o no han podido dar la respuesta esperada por parte de la comunidad. Muchas veces por haber puesto expectativas incorrectas sobre las instituciones y en otras porque evidentemente en muchas oportunidades no han dado la respuesta que se esperaba".

- ¿En esos catorce puntos de encuentro qué es lo que hacen para tratar de bajar los índices de violencia?, le consultó LA CAPITAL a Ayala.

- Trabajamos desde varias perspectivas. Una de ellas tiene que ver con la cultura ciudadana, donde abordamos proyectos que en realidad son una demanda de la comunidad y están relacionados con la posibilidad de acercar la cultura ciudadana a las normas vigentes. Nosotros observamos que la ley y la norma existen pero culturalmente o moralmente hay distanciamientos de esa norma. Entonces desde este lugar no creemos que tenemos que gestar nuevas normas o cambiar leyes sino que tenemos que trabajar en acercarnos e ir en la línea de esas normativas existentes. Otra de las líneas de trabajo es cuando dentro de un mismo barrio hay fragmentaciones porque unos son "una cosa" y otros "otra".

- ¿Cómo tratan con los violentos que tienen esas diferencias?

- En esos grupos se hace un abordaje integral. Se trabaja con áreas de Desarrollo Social, por ejemplo la Dirección de Niñez y Cultura, y se hacen intervenciones que son cuerpo a cuerpo. Los operadores van directamente a la esquina a buscar a esos chicos y tratan de acercarlos a un espacio de formación. Se les ofrecer distintas instancias que pueden ser para terminar el secundario o para hacer algún oficio. Así buscamos generar una apertura y un trabajo para que esos chicos observen que hay otro horizonte y otra vida posible. Entonces ahí empiezan a encontrar un horario y una nueva estructuración en término de lo que tiene que ver con los límites y empezar a generar nuevos acuerdos y entrar en la norma. Esto no se da de un momento a otro, es un proceso.

- ¿Cómo se trabaja para que los integrantes de los núcleos duros de pobreza puedan reinsertarse en la sociedad?

- Se trabaja desde la pertenencia barrial positiva. Concretamente puede ser a través de la cultura, el deporte o algo específico que el barrio requiera. Buscamos que esos jóvenes tengan una integración positiva. En lo que nosotros también trabajamos es en valorar y desnaturalizar todo lo que tiene que ver con el grupo de la esquina que tiene conductas particulares. Entonces el joven con esas conductas yo no debe estar legitimizado en el barrio y debemos demostrarles a los chicos que lo correcto es pertenecer a la conducta barrial positiva y deseen pertenecer a ese lugar. Acá es donde cambiamos el lugar de la referencia y es donde importa la intervención del Estado.

La mano del Estado

En estas zonas conflictivas, el Estado tiene distintos mecanismos para ayudar: pueden ser becas, programas de formación para obtener un empleo, clases de guitarra o gimnasia y distintos talleres que permitan mejorar la relación entre vecinos, que no siempre tienen que ver con casos violentos. Por ejemplo, en uno de esos barrios los vecinos se quejaban por un basural a cielo abierto. Trabajadores del Enosur lo retiraron pero al otro día ya se había vuelto a acumular basura. "Los mismos vecinos reconocían que esa era una práctica ciudadana y que debía mejorarse. Entonces nosotros generamos un proyecto interinstitucional para que se junten distintas instituciones del barrio para, entre otras actividades, armar una jornada de limpieza", grafica Ayala.