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19-10-2014

Aseguran que el cyberbullying daña más que el acoso cara a cara

Se trata de un fenómeno con características propias que se produce a través de las tecnologías y el uso de redes sociales.

por Luciana Mateo

Corresponsal en La Plata

Morena tiene 13 años y a diario recibe en su celular mensajes de compañeros de escuela que se ríen de su apariencia. A Felipe -14 años- alguien le creó un perfil falso en Facebook en el que se publican fotos suyas acompañadas de mensajes burlones que todos los días reciben varios ?me gusta?.

Morena y Felipe están sufriendo cyberbullying, la versión 2.0 del bullying, un fenómeno que puede hacer incluso más daño que el acoso cara a cara.

?Cyberbullying se refiere a todos los actos que puede realizar un chico o adolescente en relación a otro niño o adolescente mediante teléfonos celulares, computadoras y demás dispositivos electrónicos, y que apuntan a humillar y a denigrar a aquel que es tomado como blanco de acoso?, explica María Zysman, licenciada en Psicopedagogía de la Universidad del Salvador y directora de la ONG ?Libres de bullying?.

En Argentina no hay cifras exactas sobre la problemática pero se estima que todos los adolescentes sufrieron alguna vez un tipo de violencia en la web por parte de sus pares.

?Puedo preguntar en un grupo de chicos si alguna vez los insultaron por internet y seguramente todos van a levantar la mano?, señala Zysman a LA CAPITAL.

Pero aclara que de ahí al acoso hay un trecho, y asegura que en general el chico que es burlado por internet también lo es en una situación cara a cara.

?Cuando hay bullying en la escuela, muy probablemente se sostenga después con el bullying mediante las redes?, dice.

Características propias

El cyberbullying es una variación del acoso y el maltrato que tiene características propias.

?El cyberbullying es constante, no tiene tanta posibilidad de olvido, es multiplataforma porque se produce a través de distintos dispositivos y tiene un alcance mucho mayor que el bullying?, explica Lucía Fainboim, integrante de ?Con vos en la web?, un programa que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

A todo esto se suma la falsa sensación de anonimato de quien acosa, la circulación sin control de los contenidos, la participación de personas desconocidas y la no percepción inmediata del daño causado.

Ante una consulta de este diario, Fainboim ejemplifica que ?cuando un chico se pelea con otro, solamente es testigo de esa pelea la gente que está presenciando ese momento; en cambio en internet la pelea llega a gente que no debería llegar, incluso a desconocidos?.

Adultos en alerta

Se supone que para crear una cuenta en redes sociales como Facebook o Ask el adolescente tiene que ser mayor de 13 años, pero ese pequeño obstáculo es muy fácil de sortear y en ocasiones son los mismos padres los que enseñan a los menores a mentir la fecha de nacimiento para crear un perfil.

Para prevenir el cyberbullying, los especialistas recomiendan -en primer lugar- establecer un diálogo cercano sobre el uso de las tecnologías y las redes sociales con niños, niñas y adolescentes.

Además proponen no minimizar ni exagerar cuando se plantea una situación de cyberacoso y ayudar al niño o niña a denunciar, bloquear o eliminar a los acosadores.

?Una de las cuestiones a pensar con los chicos es ver qué grado de ansiedad les produce internet. Si vemos que un chico está ansioso, que no cuenta lo que hace, que cuando uno pasa cerca esconde lo que está haciendo, está pasando algo?, precisa Zysman.

La directora de ?Libres de bullying? considera que ?si los padres y los docentes trabajamos con los chicos para que vean cuánto de ellos y de los demás exponen en las redes, vamos a tener un camino hecho?.

Zysman sugiere además que los adultos revisen sus propias conductas en las redes sociales.

?Los padres y las madres también deberían evaluar qué información suben de sus hijos. Creo que hay una generación de madres que filman y cuentan todo de sus hijos en las redes, compartiendo una información desde que los chicos son muy chiquitos que no les pertenece 100%, y después cuando son grandes pretenden que resguarden la intimidad?, analiza.

Y remarca que ?hay que ponerse a pensar en lo que uno está haciendo, en cuánto tiempo también estamos los padres con los teléfonos en la mesa, por ejemplo. Yo creo que la hiperconexión no es sólo de los chicos, también es de los adultos?.