Al hacer referencia a las elecciones que están previstas para el año en curso, el titular del comité nacional del radicalismo, Ernesto Sanz, sostuvo ayer que "hay una minoría que sigue al Gobierno y que no va a cambiar de opinión, pero no llega a un tercio del electorado. El resto, que es la gran mayoría de los argentinos, está decidido a producir un cambio que es imparable. Lo que está en debate es quién va a liderarlo. Personalmente, aunque soy presidente del principal partido de la oposición que existe en el Congreso estoy convencido de que un solo partido no lo va a poder hacer. Se requiere una gran coalición de gobierno que, además de un programa común, cuente con mayoría parlamentaria. Si bien Unen debería ser la base, la amplitud de la coalición la tendrá que dar el diálogo y la formulación de un programa común. No hago exclusiones. Trabajo para encontrar un programa común. Si bien es cierto que encuentro resistencias dentro de mi partido, cada vez son menos. De lo que estoy seguro es que para la continuidad del kirchnerismo no hay nada mejor que la oposición esté fragmentada. Es lo peor que podemos hacer", agregó.

A nivel local

Acerca de las posibilidades que le asisten a la UCR de General Pueyrredon de volver a gobernar Mar del Plata y Batán, Sanz dijo que en la última elección, en la que la lista que encabezó Vilma Baragiola sacó el mejor resultado, se advirtió que el radicalismo, además de una fuerte presencia generacional joven, "tiene vocación de poder, algo que nunca perdió. Sé que hay mucha oposición a que el partido crezca pero creo que está en condiciones de gobernar". En tal sentido manifestó que "poder llevar adelante ese proyecto depende de la madurez y responsabilidad de los dirigentes locales", señaló. Si el partido tiene la inteligencia de pararse en el centro del escenario y de ser el eje de una coalición, estoy seguro de que, con Vilma a la cabeza, puede llegar a recuperar el gobierno".

El caso Nisman

Al referirse a la muerte del fiscal Alberto Nisman, el titular del Comité Nacional del radicalismo, dijo que "no es un tema de política criminal sino institucional que pone sobre la mesa las falencias que tiene la Argentina, fundamentalmente en dos aspectos de la institucionalidad. La política de seguridad y la de los servicios de inteligencia. Así como, salvando las distancias, el caso Carrasco fue una bisagra en la obligatoriedad del servicio militar, creo con el del fiscal ocurrirá otro tanto y hará que la democracia argentina resuelva de una vez por todas una asignatura pendiente de vieja data: el rol de la inteligencia en el Estado y en la Argentina. Si bien en estos momentos la hipótesis más firme es que a Nisman lo mataron las mafias de los servicios de inteligencia, no se sabe si están dentro o fuera del Gobierno. Ni siquiera la Presidenta lo sabe, lo cual refleja el deterioro que existe en el aspecto institucional". Dijo luego que para poder entender lo que ocurrió "hay que retroceder dos años en el tiempo ya que la verdadera causa de todo esto es el memorándum que la Argentina firmó con Irán, algo que no solo generó un retroceso en materia judicial y las consecuencias que sufrió el fiscal que tenía a su cargo la investigación del atentado a la AMIA, sino también un alineamiento del país en materia de política internacional que es lo que hay que revisar. La Argentina no puede quedar afuera del concierto de naciones que están combatiendo al terrorismo y las formas de violencia y discriminación. Hay que derogar el acuerdo con Irán y discutir un alineamiento de política exterior que sea beneficioso para el país" expresó, para agregar que "en el caso puntual de la muerte de Nisman hay que ser prudentes y dejar que trabajen la jueza y el fiscal intervinientes".-