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30-03-2015

El Domingo de Ramos reunió a una multitud de fieles en la Catedral

Los fieles con ramos de olivos colmaron las calles céntricas ayer a la mañana, para dar vida a la celebración religiosa que marcó el inicio de la Semana Santa: Domingo de Ramos. El obispo diocesano celebró la misa de las 11 en un altar al aire libre.

El tibio sol matinal iluminaba el altar montado en las escalinatas de la Catedral y los alrededores de la plaza San Martín, a cuya vera se había montado un palco para que el obispo diocesano pudiera impartir la bendición de los olivos y llegar a todos los fieles. La ceremonia se realizó ayer a la mañana, Domingo de Ramos, marcando el inicio de Semana Santa.

El obispo Antonio Marino encabezó la celebración, previa a la misa, que se realizó sobre San Martín (casi Hipólito Yrigoyen) y se completó con una breve procesión hasta el templo, bendiciendo a su paso las ramas de olivos que eran elevadas por los fieles.

Misa al aire libre

Como las condiciones climáticas lo permitieron, la misa se celebró al aire libre, sobre un altar ubicado en la escalinata de la Catedral y con la participación del coro.

Luego de la lectura del Evangelio según San Juan, monseñor Marino explicó que "con esta celebración damos comienzo a la Semana Santa. Es hermoso contemplar la gran cantidad de fieles que acuden este día a nuestros templos, movidos por la fe y por la necesidad de dar a esta vida su sentido más pleno".

Asimismo, consideró que en la breve procesión, los presentes habían imitado a la multitud entusiasta que recibió a Cristo en su entrada a Jerusalén, escena que minutos antes había sido rememorada en una de las lecturas religiosas.

"Para nosotros -dijo el obispo- estos ramos benditos y estas palmas no son un simple adorno, como tampoco lo es la Cruz. Implican un reconocimiento y un compromiso". En ese sentido, advirtió que "son un símbolo de nuestra fe en Jesucristo como Mesías Salvador. Están diciendo que le confiamos nuestra vida porque tenemos la certeza de que es el único guía seguro que nos muestra el camino acertado y nos trae la verdadera felicidad, la paz del corazón".

Compromiso

Por otra parte, el titular de la diócesis de Mar del Plata consideró que llevar "estos ramos a nuestros hogares y contemplarlos nos debe mover al compromiso de ser coherentes con lo que hemos cantado y celebrado".

"El rasgo más llamativo de esta misa -añadió- es el contraste que existe entre el clima festivo del comienzo y el relato de la dolorosa pasión y de la muerte humillante de nuestro Señor en la cruz, que acabamos de escuchar. Entender la relación entre estos dos aspectos, debe ser el fruto y el mensaje que debemos llevarnos este domingo".

En la continuidad de la homilía, el obispo interpretó que "Jesús muere como culminación de su obediencia al Padre. Desde su soledad, desde su humillación, desde la mayor experiencia posible de dolor físico, anímico y espiritual, asumió la vida de todo hombre de la historia para abrir cauce a nuestra esperanza y transformar nuestros sufrimientos en fuerza de redención. Lejos de ser su derrota, la cruz es el principio de su triunfo. Por ahí debía El pasar, para abrirnos a nosotros camino hacia la gloria".

Y, en ese sentido, consideró que "para nosotros, sus discípulos, la cruz no es ante todo sinónimo de dolor sino de amor. Amor obediente a Dios en cualquier circunstancia de la vida, que nos fortalece para hacer frente a todo posible dolor, sostenidos por la fe en El. Cuando reconocemos la voluntad de Dios como valor supremo, cuando nos decidimos a poner su ley por encima de cualquier preferencia, entonces estamos colaborando con Cristo en nuestra santificación y en la salvación de este mundo".

Renovar la fe

De cara a los días por venir, el obispo pidió aprovechar la Semana Santa para "una renovación profunda de nuestra fe en Jesucristo. No dejemos que nos cambien su sentido. Esto depende de cada uno de nosotros" y para ello recomendó acudir "al sacramento de la Reconciliación; aprovechemos para orar más; aprendamos a hacer silencio. Aunque el descanso sea legítimo, que en estos días, más que nunca, nuestro descanso esté en la pasión de Cristo".

"Las distintas figuras que aparecen en el relato de la pasión -aseveró- nos pueden ayudar para hacernos preguntas. Pedro tiene un amor apasionado por el Señor, pero es frágil y termina negándolo. Judas, uno de los Doce, lo traiciona.

Pilato, consciente de la inocencia de Jesús y encargado de hacer justicia, termina cediendo a las presiones. Simón de Cirene, que pasaba por allí, fue obligado a llevar la cruz. Varias mujeres, en buen número, se quedaron contemplando".

En ese sentido, invitó a vivir estos días "sintiendo la presencia maternal de la mujer que más cercana estuvo a Cristo, la Virgen María. Ella es la única que entró en el significado de la pasión".

Y, para finalizar, Marino citó al papa Francisco: "La Semana Santa así vivida nos llenará del deseo de anunciar a Cristo a los demás, recordando la consigna del papa Francisco: 'Si queremos crecer en la vida espiritual, no podemos dejar de ser misioneros'".

Acto seguido, se cumplió con la ceremonia de la eucaristía y se volvieron a bendecir los ramos de olivos, para todos aquellos que no habían llegado al inicio de la celebración.