por Mg. María Cecilia Anton

Dormir no es soñar, al hacerlo se cancela la motilidad para relajar, descansar y reponer energías, aunque a veces no se logre. El bruxismo dentario es un concepto que proviene de la odontomedicina. Consiste en la actividad de apretar los dientes o hacerlos rechinar durante la vida de vigilia o el estado de dormir. Puede ser consciente o inconsciente. Desde la odontomedicina se plantean tres presentaciones: bruxismo con apretamiento (bruxismo céntrico); bruxismo con frotamiento (bruxismo excéntrico) suele ser agresivo, repetitivo o continuo, de día (diurno) o de noche (nocturno); la bricomanía o el apretamiento es el cierre continuo o intermitente de los maxilares bajo la presión vertical. Para algunos autores, el bruxismo es multifactorial, lo que habilita a pensar su relación con eventos psicológicos como la tensión, la irritabilidad, ciertos traumas y maneras de soñar, la preferencia por obtener satisfacciones orales, entre otros. En tal sentido, Sigmund Freud señaló la importancia de las series complementarias que se conjugan no sólo para formación de las expresiones

sintomáticas sino para que una persona sea exquisitamente particular, a saber: vivencias individuales y accidentales (frustraciones y satisfacciones), la constitución sexual (fijación libidinal) y la herencia filogenética.

Si bien el tema del bruxismo no se encuentra muy desarrollado en la literatura analítica se pueden pensar algunas cuestiones psicoanalíticas centradas en la particularidad de los sujetos que, en este caso, se expresan o manifiestan mediante su oralidad en sentido amplio incluyendo a los órganos bucales y los de la respiración.

Además, el bruxismo dentario nocturno es doblemente inconsciente porque la acción se ejecuta durante el estado de dormir. A diferencia de un acto sintomático durante la vida de vigilia como podría ser una obsesión por ejemplo, los síntomas nocturnos son inadvertidos para la mayoría.

El "bruxista" se caracteriza por lesionar su cuerpo, sus acciones tienen consecuencias dañosas. Es un observable que dientes, labios y otras zonas se laceran por eso se habla de fenómeno para designar aquello que se muestra y se da a ver en contrapunto con un síntoma analítico en el sentido que no hace pregunta, pasa inadvertido y sin conflicto. No obstante puede hacerse síntoma si "se pone a hablar", esto es cuando el paciente se queja del dolor tensional dentario por ejemplo y relata en situación analítica, en el consultorio y al analista, merced al vínculo transferencial establecido con él, situaciones y vivencias que asocia con el apretamiento de los dientes o eventos que le hayan causado impresiones vívidas durante la víspera o del pasado. El sujeto se defiende, dañándose.

De ese modo, se escucha que ciertas acciones "impensadas" e impulsivas pueden ser formas de escapar a ciertos excesos de pensamientos que abruman.

"La escucha analítica atenta resulta fundamental para detectar y trabajar sobre las vivencias en el entorno cotidiano: angustias, fantasías, pasiones como la ira, frustraciones, dolores?" hacen regresar al sujeto a lo primitivo donde encontró satisfacción: la boca. Pero ahora, ella que lo contactó con el mundo por primera vez, le duele porque, paradójicamente, el sujeto mismo la lesiona sin saber, de modo inconsciente. Nunca se vuelve al primer amor y esa elaboración implica un recorrido.

Las perturbaciones del dormir y del soñar constituyen un interesante tópico de estudio para el tratamiento psicoanalítico de lo que nos quita el sueño, y más aún, de lo que causa ciertos dolores psíquicos. En las siguientes entregas se abordarán los temas de las pesadillas y sonambulismos, otras formas de manifestaciones subjetivas.

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