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05-05-2015

Cae una banda que usaba a un nene de siete años para hacer secuestros virtuales

El cabecilla, un hombre de 46 años, tenía como cómplices a su hija y a su nuera. Utilizaban al nene para que simulara llorar durante la llamada extorsiva. Fueron atrapados después de que estafaran a una anciana de 78 años.

Lo obligaban a llorar cuando la estafa telefónica estaba en marcha. Su función era el de simular ser una víctima secuestrada a la que los captores iban a asesinar si su familia no pagaba rescate. Con solo siete años, los estafadores lo usaban como una de sus piezas clave.

El nene fue encontrado ayer a la madrugada por la policía semidesnudo dentro de un auto en el que su mamá, su abuelo y su tía intentaban escapar luego cometer un nuevo secuestro virtual. Los efectivos los atraparon después de que engañaran a una anciana de 78 años y le robaran 12 mil pesos, dólares y alhajas que entregó para que fueran "liberados" su hija y su nieto.

Los detenidos, de 46, 29 y 23 años, pertenecen a una familia de la comunidad zíngara. Los investigadores creen que pueden haber cometidos más delitos bajo esta modalidad y que la banda sería más amplia. El nene, que también habría usado para otros casos similares, fue entregado a su abuela.

El caso comenzó ayer a las tres de la mañana cuando la anciana de 78 años recibió un llamado en el teléfono fijo de su departamento -ubicado en San Luis al 1300- de los supuestos secuestradores. Del otro lado de la línea, una mujer decía ser su hija y, desesperada, le pedía que juntara todo el dinero y las alhajas que tenía y las dejara en la calle porque los secuestradores la iban a matar a ella y a su nieto. Mientras la supuesta víctima pedía que se pague el rescate, detrás se escuchaba la voz de un nene llorando. "Los delincuentes lo usaban para dar la sensación que tenían a dos personas raptadas y darle mas dramatismo a la escena que armaban", confió un investigador.

Desesperada y creyendo que su hija había sido secuestrada, la anciana tomó 12 mil pesos argentinos, cien dólares y cinco anillos de oro y los puso en una bolsa. Luego apretó el botón antipánico que tiene en su departamento y recién después bajó hasta la entrada del edificio y tiró la plata y las joyas hacia la vereda para que se lo llevaran los supuestos secuestradores.

A sólo cuatro cuadras del edificio se encontraba un móvil del Comando de Prevención Comunitaria (CPC) que a doscientos metros de llegar vio a un automóvil Ford Focus con vidrios polarizados que salía a gran velocidad luego de que un hombre recogiera algo de la vereda.

Al llegar al lugar, los efectivos se entrevistaron con la anciana, quien les contó lo que había ocurrido. Ante esta situación, los policías alertaron por la red interna a todas las unidades y describieron el vehículo que debían encontrar.

Sólo unos minutos después, otro móvil también perteneciente al CPC, interceptó en calle San Martín y Olazábal un auto con similares características al que había visto escapando de la casa de la víctima. En su interior había un hombre, dos mujeres y un menor.

Los policías demoraron a los ocupantes del auto y poco después comenzaron con la requisa. En el interior hallaron la totalidad del dinero robado y dentro del corpiño de una de las mujeres las alhajas de la anciana. Además secuestraron tres teléfonos celulares desde los que hacían las llamadas para cometer los secuestros virtuales y el auto Ford Focus gris con vidrios polarizados.

El caso quedó a cargo del fiscal de Flagrancia, Facundo De La Canale, quien les imputó a los detenidos el delito de extorsión y dispuso el traslado del hombre a la unidad 44 de la cárcel de Batán y de las mujeres al destacamento femenino. Además ordenó la restitución de los bienes de la víctima.