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03-07-2015

"El impuesto a las ganancias es un impuesto sobre los ingresos"

La segunda jornada del Seminario Nacional de Presupuesto Público tuvo como eje la política tributaria. También los límites para combatir la desigualdad desde el plano impositivo.

"Ha aumentado la renta de las personas. Obtienen ingresos por muchas circunstancias, pero nos preocupa, y creo que preocupa a la población en general, cómo quedan las rentas de las personas que son asalariadas". La definición corresponde al consultor tributario Juan Carlos Gómez Sabaini y está estrictamente relacionada con el aumento en el impuesto a las ganancias que hubo en la última década. "Hay paros, piquetes y huelgas porque hay un reclamo con relación a la renta que tributan las personas físicas asalariadas", analizó en la segunda jornada del Seminario Nacional de Presupuesto Público que se desarrolla en el NH Gran Hotel Provincial.

El economista aseguró que como consecuencia de la falta de actualización de las tasas y las alícuotas "se produjo un corrimiento de buena parte de los contribuyentes" que ganan hasta 60.000 pesos mensuales. "Eso es lo que está afectando, la gran preocupación de mucha gente", señaló. "Pasaron a ser gravados con tasas muy altas", agregó. Y dijo escuchar a menudo un comentario de quienes pagan el impuesto a las ganancias: "Yo estoy igual que antes pero ahora tributo mucho más". Lo cual, para el economista, "es totalmente cierto".

Contador público por la Universidad de Buenos Aires y con un máster en Desarrollo Económico en el Williams College de Estados Unidos, Gómez Sabaini recordó que en 1973 se modificó el impuesto a los réditos y, como consecuencia de su reestructuración, pasó a llamarse impuesto a las ganancias. "El gravamen debería reformularse, decir que es un impuesto para los ingresos, no sobre las ganancias", aclaró. Y memoró que a comienzos de la década del 80 el tributo "estuvo a punto de morir".

Su ponencia comenzó con otra definición fuerte: "En la Argentina, la presión tributaria subió. Y subió sustancialmente". "Entre 1999 y 2013 hubo un aumento de la presión tributaria de 10 puntos del PIB (Producto Interno Bruto). Es muchísimo. Pocas veces uno ve esto en otros lados."

Según detalló, el aumento de la presión se dio en tres etapas. Después de la crisis de 2001, hubo "una etapa de fuerte recuperación de algo que estaba prácticamente abandonado, que son los impuestos al comercio exterior, léase, los derechos de exportación". A su vez, se incrementaron los impuestos a los débitos y créditos bancarios.

Después llegó el aumento del IVA (Impuesto al Valor Agregado). "Fue el segundo shock de aumento de recursos por la expansión del consumo a través del fuerte crecimiento que han tenido los salarios", indicó el economista. "Y el tercer impacto, el que vemos en esta etapa, es el crecimiento fuerte del impuesto a la renta", apuntó.

Desigualdad e impuestos

Pese a que desde 2002 hubo un cambio de tendencia y la desigualdad en América Latina empezó a decrecer, todavía se mantiene en los niveles más altos del mundo. Pero la política fiscal "juega un papel limitado para mejorar la distribución del ingreso", interpretó Juan Pablo Jiménez, miembro de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal).

Jiménez disertó en el primer turno sobre "desigualdad, concentración del ingreso y tributación sobre las altas rentas", y advirtió sobre los inconvenientes para medir los ingresos altos a partir de las encuestas de hogares.

Según explicó, la desigualdad comenzó a disminuir en la región entre 2002 y 2003 por "el crecimiento económico, la caída de la pobreza y el boom de exportación de commodities hacia economías asiáticas, fundamentalmente China". Pero eso no alcanza. "Somos campeones del mundo en desigualdad", lanzó. Todavía la diferencia entre los más ricos y los más pobres "es significativamente más alta que en otras regiones del planeta".

A su juicio, "el sistema tributario tiene algo que hacer" para contribuir a la merma de la brecha. Hoy por hoy, en la búsqueda de ese propósito "en general el impacto de las pensiones y transferencias públicas es más significativo que el impuesto a la renta".

Para Jiménez, el impuesto a la renta "es bastante progresivo y está bastante concentrado en los estratos más altos" de la sociedad. "¿Por qué su impacto distributivo es tan bajo? Fundamentalmente tiene que ver con su reducida recaudación. El impuesto a la renta recauda poco."

Incluso hizo una analogía futbolística: "En el Impuesto al Valor Agregado clasificamos a las semifinales del campeonato del mundo. En el impuesto a la renta a las sociedades estamos en cuartos de final, pero en el impuesto a la renta personal no pasamos las eliminatorias. Y es mucho más bajo en términos de recaudación".

"En América latina -apuntó- el 70% del impuesto a la renta está recaudado sobre sociedades y el 30% sobre personas". En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que incluye entre otros a Estados Unidos, Alemania y España, "es exactamente al revés". "Eso hace que el músculo redistributivo del impuesto a la renta sea muy bajo en América latina", infirió Jiménez. E hizo notar que la incidencia del impuesto sobre las sociedades "es posible que, dependiendo de la estructura de mercado, sea trasladado al consumidor".