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06-07-2015

Científicos latinoamericanos se reúnen con una agenda común

Manifestaron su compromiso "con la sociedad y la naturaleza". Sentaron su posición en temas clave como transgénicos, agrotóxicos, minería e hidrocarburos, deforestación, la erosión y la desertificación de los suelos, la sobrepesca, acceso al agua, entre otros.

Se formó recientemente la "Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza" en el marco de las actividades de la Semana de la Ciencia Digna, celebrada recientemente en Rosario (Santa Fe) y convocada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario.

Un grupo de investigadores, profesores y estudiantes de la región dedicados al quehacer científico, tecnológico y social manifestaron su interés en "contribuir a la aplicación social, creativa y libertaria del conocimiento y así revertir aquellas tendencias destructivas sobre la naturaleza y la sociedad que la modernidad basada en la ciencia reduccionista está generando". El grupo considera esta postura como un "compromiso ético para fomentar una práctica científica transparente y autocrítica". Y sentaron su posición en temas clave, como transgénicos, agrotóxicos, minería e hidrocarburos, deforestación, la erosión y la desertificación de los suelos, la sobrepesca, acceso al agua, entre otros.

En ese marco, los firmantes expresaron sus estrategias para llevar adelante una agenda común de los temas que más los preocupan.

En ese sentido, acordaron "analizar desde perspectivas epidisciplinares los conocimientos científicos ya existentes, recientes o en proceso de establecerse, sus aplicaciones y riesgos para la sociedad y la naturaleza en su conjunto" y a "abrir los debates de la ciencia y la tecnología hacia un diálogo de saberes propiciando la mayor participación pública posible".

Formación y compromiso

Por otra parte impulsan "apoyar, acompañar y fortalecer a los trabajadores de la educación y la salud, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales y comunidades locales en sus procesos de resistencia contra el saqueo, la contaminación en sus territorios y destrucción de los ecosistemas"; y analizar crítica y propositivamente las políticas públicas y el papel de las corporaciones, en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en América Latina, así como la forma en que se realiza, legitima y evalúa el trabajo científico y los métodos, contenidos y propósitos con que se forman los nuevos investigadores".

También promoverán "la formación de nuevos científicos con conciencia de sus responsabilidades éticas y sociales, con capacidades críticas y autocríticas, abiertos al trabajo epidisciplinario, respetuosos de otras prácticas cognitivas y abiertos al diálogo de saberes"; al tiempo que buscan "contribuir a la discusión y asimilación crítica de nuevos paradigmas y de valores éticos dentro de las prácticas científicas y tecnológicas".

Por otra parte se comprometieron a "construir un acervo de estudios críticos acerca del papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad" y a "producir informes científicos alternativos a aquellos elaborados desde la ciencia hegemónica, especialmente cuando estos invisibilizan un problema socioambiental en el proceso de toma de decisiones, a la opinión pública y la sociedad en general".

También trabajarán en "promover el diálogo con otros saberes, como las artes, las cuales nos plantean la búsqueda del conocimiento desde otras concepciones filosóficas y metodologías insustituibles para alcanzar una comprensión holística de la realidad"; participarán "activamente en las investigaciones contextualizadas en función de las demandas y necesidades de la sociedad"; y promoverán "la articulación entre diferentes grupos de científicos, académicos y movimientos sociales que comparten las preocupaciones y los compromisos anteriores en América Latina y el mundo.

Posturas

Los científicos que fundaron esta nueva agrupación, sentaron su postura frente a diferentes temas que están en el eje del debate actual.

En ese contexto, sobre el tema "transgénicos" hicieron suyas las palabras del referente Andrés Carrasco: ?Es una tecnología que ya no forma parte del estado del arte de la ciencia actual, porque está basada en supuestos falaces y anacrónicos que reducen y simplifican la lógica científica que los defiende, al punto de no ser ya válida. Los transgénicos han quedado al margen de la ciencia más rigurosa. Al mismo tiempo, es la razón por la cual los transgénicos incluyen la necesidad de destruir las matrices complejas, como la de los pueblos originarios. Un verdadero plan de exterminio de saberes, culturas y pueblos. La tecnología transgénica es el instrumento de la decisión geopolítica para la dominación colonial de estos tiempos". Al igual que impulsan su propuesta: ?La activación del principio precautorio ambiental, biológico y alimentario y la no aceptación de la equivalencia sustancial, debe ser inmediata. Pero más aún, debido a la debilidad y la falacia de los argumentos de sus defensores, es urgente la prohibición absoluta de todo organismo genéticamente modificado en el territorio latinoamericano?.

En cuanto al uso de agrotóxicos que consideraron "ligado al modelo de monocultivos agrícolas extractivistas impuestos por el agronegocio, el cultivo de semillas transgénicas y la expansión de una agricultura basada en los monocultivos destinados a la agroexportación y la agroindustria" entendieron que "ante las evidencias sociales, médicas, científicas y agronómicas que demuestran los riesgos e incertidumbres que implican para la salud de los trabajadores rurales, campesinos y campesinas, habitantes de zonas rurales y consumidores, proponemos su prohibición total y una transición hacia un modelo de producción agroecológica".

En relación al extractivismo minero e hidrocarburífero, "que producen impactos negativos sociales y ambientales, así como locales y globales en todas sus fases (prospección, extracción, transporte, transformación y consumo), incluyendo el desplazamiento de comunidades locales, destrucción de ecosistemas naturales, cambio climático, etc." plantearon "avanzar hacia una sociedad postextractivista, con una generación y distribución de energía descentralizada, limpia, sustentable, que no cree dependencias a la población".

Por otra parte, los científicos se comprometieron a "abordar otras problemáticas socioambientales, como el avance de la deforestación, la erosión y la desertificación de los suelos, la sobrepesca, la producción industrial de animales, el impacto de los monocultivos forestales, los impactos de grandes obras de infraestructura (represas hidroeléctricas, centrales nucleares, etc.) y la emergencia de nuevas tecnologías que atentan contra la sociedad y la naturaleza".

Agua, derecho humano

Más adelante, el documento dado a conocer en Rosario señala que "teniendo en cuenta el modelo extractivista y la demanda de agua como insumo principal y como medio receptor de la contaminación derivada, proponemos generar acciones orientadas a garantizar el acceso al agua segura de manera igualitaria para todos los pueblos de América Latina, esencial para el desarrollo de una vida sana y, conjuntamente, promover su declaración como un derecho humano".

Por otra parte se refirieron al "avance de la resistencia microbiana, respuesta natural de los microorganismos, acelerada por el uso masivo e indiscriminado de antibióticos, cuyos efectos sobre el continuum seres humanos-naturaleza son imprevisibles, pues los microbios están en la base de los procesos biogeoquímicos del planeta". En ese sentido sostuvieron que "urge suplantar la metáfora de la guerra en la relación seres humanos-gérmenes por una metáfora más ecológicamente fundamentada, que incluya el punto de vista de los gérmenes sobre la infección". En este marco, se comprometieron a "investigar el fenómeno global de la resistencia bacteriana a los antibióticos desde la perspectiva de la salud socioambiental, a generar herramientas para la participación comunitaria e implementar soluciones integrales para restablecer la salud de los ecosistemas y promover equidad".

Por último, en el documento reafirmaron su "respeto a la vida en todas sus formas", por lo que se opusieron "a su mercantilización, ya sea a través de su patentamiento u otras formas de derechos de propiedad intelectual, la venta de servicios ambientales, su financiarización y otras formas similares que promueven la privatización de la naturaleza".