Es muy especial mi relación con Mar del Plata con el paso de las décadas y también de las temporadas, pero si hoy me preguntan cómo está mi conexión con la localidad, diría así en primer lugar que es un relación bárbara porque me encanta muchísimo la ciudad y esas cosas que me conectan con ella, especialmente las amistades, como el caso de la familia Andino. Algo que me seduce inevitablemente y no puedo evitarlo jamás bajo ninguna circunstancia es esa incomparable postal de la ciudad al lado del mar.

Imaginen, soy una mujer pisciana, soy un pez, una sirena, esa unión con el agua es mucho más fuerte que lo que sospechan. Si vamos por el lado histórico, lo primero es recordar que fui muy de chica a la ciudad, porque mi abuelo era descendiente de los fundadores, los Luro, ellos tenían una casa, en realidad varias, pero todas esas casas y otras cosas que había luego se las jugaron a la ruleta y yo no agarré nada, había una estancia, varias cosas más, pero yo no agarré nada. Me hubiera encantado pero no llegué, muchachos, después dicen que no tengo a quien salir (risas).

Me gustan las plazas que tiene la ciudad, los olores, eso de ir a la mañana por la zona de la plaza Colón y que te rodeen las fragancias de las panaderías que están sacando las medialunas del horno, es una sensación muy fuerte, ni hablar de los cafés que hay en el centro con esas viejas máquinas y el olorcito con las tazas servidas y el ruido de los duros palancazos que pegaban los cocineros. Después de todas esas etapas familiares, mi segundo contacto con la ciudad fue motivada obviamente por la música, en primer lugar yendo con Los Twist y años más tarde como solista.

En aquél momento el grupo ?Los Twist? estaba alcanzando una repercusión popular para aquél tiempo insospechada, fundamentalmente por la pegada que había tenido la salida de ?La dicha en movimiento?, el disco estaba sonando en las radios completo, no era época de cortes o singles, pasaban todos los temas por más que ?Hula Hula? era aquél que había abierto el camino a la popularidad. Recuerdo muy bien ese verano a principios de los ?80, estábamos tocando en el Balneario Horizonte, a pocos metros del Faro, había una multitud, casi no nos escuchábamos del griterío del público que se movía como loco en la arena cantando las canciones, había una onda muy espectacular. Estuvimos tocando casi una hora y media, bajamos a descansar y recuperar energías, hasta vino un periodista y me entrevistó casi 45 minutos en un micro que hacía las veces de camarín, tenía de todo ese lugar, cuchetas, mesa, cocina, era muy completo y nos movíamos en él cuando todo se puso en marcha.

Otra vez que recuerdo mucho estando en Mar del Plata fue en plena temporada con Los Twist, ahí teníamos a Andrés Calamaro de invitado en los teclados y eran dos conciertos en el Teatro Tronador, una sala que para ese momento era impresionante por la capacidad y también por el espacio del escenario. Lo alucinante fue que Charly García había estado tocando en Mar del Plata su disco ?Clics Modernos? y le preguntó a Pipo si podía ir a tocar con nosotros en algunas canciones, me acuerdo que en ese momento vino, apareció de sorpresa y se quedó todos los shows, la gente estaba casi enloquecida, eran momentos muy adrenalínicos, decididamente muy difíciles de olvidar.