¿Cuáles son las zonas más peligrosas para circular? ¿Dónde es necesario colocar semáforos o lomos de burro para que los automovilistas disminuyan la velocidad? ¿Cuáles son las pautas para poner reductores de velocidad? En la zona urbana de Mar del Plata, el parque automotor crece a ritmo sostenido y la cantidad de accidentes, en algunos casos trágicos, preocupan cada vez más. Y mientras vecinos y entidades de fomento solicitan intervenciones en distintas avenidas y calles en las que se circula a alta velocidad, el gobierno municipal asegura que "está estudiando" cada pedido a través del área de Ingeniería de Tránsito.

El año comenzó de forma trágica en las calles de la ciudad, con dos accidentes que arrojaron tres víctimas fatales en menos de 10 días. El lunes 4, poco antes de las 7, un motociclista de 16 años perdió la vida tras ser embestido por un Torino en Constitución y Carballo. El domingo pasado a la tarde, una camioneta Toyota que se desplazaba por Acevedo chocó en la esquina de Ortega y Gasset con un Corsa. Ese mismo día murió una nena de 10 años (que venía en el auto con parte de su familia) y el lunes, su abuela, que había sido internada en una clínica privada con un severo traumatismo de cráneo.

"Empezamos el año de la peor manera", aseguró Ricardo Vega, presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes de Tránsito (Apravat). Y describió: "Conductores alcoholizados por doquier, algunos de ellos discutiendo y peleándose con las autoridades, otros con tanta mala suerte que chocan casi en la puerta de la Fiscalía de Delitos Culposos y algunos con peor suerte que han resultado lesionados o han perdido su vida".

Vega cree que el gobierno municipal debe confeccionar un mapa con los puntos más conflictivos para circular en Mar del Plata y estadísticas serias que le permitan diagramar las políticas de tránsito. Eso es lo que el primer secretario de Gobierno del ex intendente Gustavo Pulti, Juan Guiñazú, le prometió a la entidad y, según advirtió Vega, "al final no se hizo".

Con respecto al nuevo gobierno municipal es optimista. "Hasta ahora hemos visto muy buena voluntad de parte del intendente (Carlos) Arroyo, hemos visto que encabezó algún operativo. Eso más que nada es un gesto, algo simbólico que indica que le va a dar un poco más de importancia que el gobierno anterior", indicó. Pero aseguró que eso no implica "un cheque en blanco".

"Tenemos que empezar a trabajar cuanto antes porque esto se paga con muertos y heridos. No hay otra alternativa que hacer una raya y arrancar. De ahí para adelante hacer estadísticas serias, valederas, para ver si mejoramos o empeoramos", reclamó.

Vega consideró primordial ordenar el tránsito en avenidas: "Tenemos un carril lento y un carril rápido, y a los camiones los veo siempre por el rápido, es una locura". También alertó sobre las maniobras en zigzag de los automovilistas, "que al ir con exceso de velocidad generan siniestros viales".

Reclamos en los barrios

Los vecinos de la zona de Dellepiane y 12 de Octubre están cansados de solicitar un semáforo o, en su defecto, reductores de velocidad que haga menos riesgoso el cruce. Como el de ellos hay cientos de reclamos. "A la Defensoría vienen a pedir cuando la dependencia responsable (Ingeniería de Tránsito) no responde. En estos momentos tenemos pedidos del barrio San Patricio, del centro y algunos distribuidos en otras zonas de la ciudad", comentó el defensor del pueblo Fernando Rizzi.

"En el caso de que el estudio técnico que hace Ingeniería de Tránsito indique que no es conveniente, nosotros archivamos la actuación. Pero tenemos que llegar a que la gente reciba una respuesta", marcó.

Muchas veces los reclamos son para reducir la velocidad en calles que no son avenidas. "En Alem y Quintana podría haber un semáforo. También en Güemes después de la zona comercial", comentó el taxista Norberto Caro. A su entender, en ocasiones el problema es más simple de lo que se cree: "Lamentablemente la gente no toca el freno en las esquinas y se producen choques totalmente evitables".

En el gobierno local aseguran estar atentos a los reclamos. "En principio se está estudiando la cantidad de pedidos que hay en distintos puntos de la ciudad a través de Ingeniería de Tránsito. Esta gestión está estudiando los lugares en que son realmente necesarios los lomos de burro. Pero más allá de eso, también es cierta la falta de control por la falta de personal y la poca concientización de la gente", admitió el director general de Tránsito, Miguel Grassi Muñoz.

"Falta gente. Somos muy pocos para toda la ciudad, que se ha extendido terriblemente. A pesar de eso, estamos comprometidos con la situación, y tenemos un fuerte apoyo de la gestión para trabajar en el tema", apuntó, y destacó los operativos que se llevan adelante.

Grassi Muñoz está especialmente agradecido con la colaboración de la Policía Local y de la provincial. "Están comprometidos con la situación", elogió. Que la fuerza local ayude a los inspectores en el control del tránsito fue una decisión de la nueva gestión. De todos modos, los agentes todavía no labran multas. "Los estamos capacitando para que lo hagan", contó Grassi Muñoz.

Lomos en la mira

El titular de Apravat consideró que los lomos de burro "son herramientas muy útiles si se utilizan adecuadamente". Subrayó que "no se pueden poner indiscriminadamente" y que se debe "diagramar un plan con los que entienden del tema".

"Lo primero que hay que hacer es sacar los lomos de burro que no están de acuerdo con la normativa vigente. Desde hace varios años nosotros vemos que son prácticamente un pagaré para la rotura del tren delantero del auto", sostuvo Vega. Y acotó: "Si están mal señalizados, la gente se los choca, es como si les pusieran una madera adelante. En el caso de los motociclistas, se pueden caer".

Para el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), los lomos cumplen con su función de provocar una merma en la velocidad de los vehículos, pero su presencia debe estar acompañada por una señalización adecuada, algo que no siempre se cumple.

En agosto de 2007, el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza 18.174, que estableció la instalación de "mesetas" (una superficie corrugada) en todos los cruces peligrosos sin semáforos. En su artículo sexto, prohibió la utilización de lomas de burro tipo "bump" y ordenó al Departamento Ejecutivo que adecuara los reductores existentes de acuerdo a la legislación vigente.

Pero la adecuación no se realizó. El propio Arroyo, en su época de concejal, se quejó de que Vialidad no respetaba la legislación vigente y pidió prohibir los lomos de burro que hay en la ciudad porque "no están señalizados, tienen una altura superior a los cinco centímetros y no están pintados en blanco y amarillo con pintura tipo reflectante". A su vez, el entonces concejal Hernán Alcolea pidió que sólo se colocaran lomos de burro sobre la mano izquierda para que no se produzca un entorpecimiento vial en las dos manos de circulación.