Miguel Angel Rubini

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Aunque el incremento de precios y la devaluación de la moneda son cuestiones que en la Argentina no pueden sorprender a nadie debido a que, salvo en contados períodos, se dieron invariablemente en la historia del país -bastaría con recordar las veces que al signo monetario se le quitaron ceros o se lo reemplazó por otro- lo que viene ocurriendo desde hace alrededor de tres meses es una situación que difiere de la vivida otras veces.

Durante el último trimestre de 2015, conocido el resultado del balotaje presidencial que definió que Mauricio Macri sería el nuevo jefe del Estado, comenzó a tenerse la certeza de una futura devaluación que, antes de haberse efectivizado, provocó una estampida de precios que en la mayoría de los casos crecieron en un porcentaje bastante superior a la depreciación real del peso, que fue del orden del 40%. Con el criterio y la excusa de remarcar "por las dudas" para no sufrir la descapitalización que implicaría el hecho de no poder reponer lo vendido, hubo muchos comerciantes que subieron los valores de un modo exagerado pero que después no los redujeron en la proporción que deberían haberlo hecho teniendo en cuenta el porcentaje de devaluación que se aplicó.

Recomendaciones

En ese marco, la Defensoría del Pueblo de General Pueyrredon recientemente recomendó a los poderes ejecutivos nacional, provincial y municipal que impulsen y fortalezcan la gestión de negociaciones en el sentido de lograr el retroceso de los precios a situaciones anteriores.

Y al ejecutivo comunal realizar las gestiones para la presencia de productos marplatenses en la Red Comprar así como en los programas "Precios Cuidados" y "Ahora 12". El organismo hizo referencia al efecto que genera el sensible e injustificado corrimiento de los precios de bienes y servicios. Asimismo, formuló un llamado público a empresarios, productores, distribuidores y comerciantes -mayoristas y minoristas- para generar pautas de racionalidad, ecuanimidad, sensatez y mesura al momento de fijar precios y tarifas, retrotrayendo en cuanto fuere posible los mismos a pautas lógicas que permitan garantizar el acceso popular a los bienes.

Desde la seccional local de la Liga de Amas de Casa, su titular, Elda Sánchez, aconsejó no comprar los productos alimenticios que tengan valores excesivos, destinar tiempo a la comparación de los mismos y aprovechar las ofertas de precios cuidados. En materia de carne vacuna, recomendó consumir osobuco, cuyo precio es de alrededor de 30 pesos el kilo. "Se pueden preparar muy ricas comidas, al igual que con otros cortes económicos", destacó. En cuanto al rubro indumentaria, tras manifestar que "hay que aprovechar las liquidaciones de verano", expresó que "las telas no están caras; en consecuencia, las mujeres que saben coser cuentan con una gran ventaja para poder ahorrarse unos cuantos pesos".

El aumento de la carne

La carne vacuna, componente básico de la canasta familiar, figuró entre los productos que más aumentaron de precio. Conocida la decisión del gobierno nacional de reabrir la exportación, el ingreso de animales al Mercado de Hacienda de Liniers se redujo considerablemente ya que los productores, para asegurarse un mayor beneficio, prefirieron dejarlos pastar en los campos con la finalidad de engordarlos. Esa menor oferta, que se dio para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, no tardó en repercutir en los mostradores de las carnicerías en las que, por un kilo de asado de buena calidad, se llegó a pagar hasta 150 pesos.

A las amenazas de una posible importación del producto se sumó la recomendación de organismos que tienen en cuenta los derechos de los consumidores en el sentido de achicar y/o evitar la compra, lo cual, aunque no en la medida en que habían aumentado con anterioridad, hizo retroceder los precios.

Cabe acotar que los supermercados, al margen de algunas ofertas puntuales, son los establecimientos que más fueron cuestionados por las amas de casa en virtud de la remarcación de valores que aplicaron a los artículos que comercializan. En ese contexto, no hay dudas de que quienes disponen de tiempo para recorrer y comparar precios, cuentan con la ventaja que implica poder adquirir los productos en los lugares en los que están más accesibles, lo cual, en muchos casos, se da en los almacenes de barrio, constituyendo una interesante alternativa para defender el poder adquisitivo del salario.

Otros rubros

En rubros tales como indumentaria y calzado, el hecho de que el verano haya ingresado en su tramo final, hizo que la mayoría de los negocios implementara liquidaciones por fin de temporada las cuales están siendo aprovechadas por el público. A eso se suman los reintegros que en determinados días efectúan los bancos a quienes, en el momento de pagar, deciden utilizar sus tarjetas de débito y/o crédito. De todas maneras, y a pesar de esos beneficios, con precios que en general siguen subiendo y salarios que aún no se sabe cuánto ni cuándo aumentarán, el consumo en general acusa una importante baja que se está viendo reflejada en una menor calidad de vida de la mayor parte de la población, lo cual preocupa a las autoridades que, con la aplicación de multas a quienes aumenten injustificadamente los valores de bienes y servicios, buscarán reducir los niveles de inflación (ver cuadro aparte).-