CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
01-12-2015

Un policía y dos delincuentes, a juicio por el crimen de un ex militar

El hecho ocurrió el 31 de julio de 2013 en una casa del barrio Nueva Pompeya. Rafael González (82) fue asesinado de un tiro durante un asalto cometido por una peligrosa banda.

Por Bruno Verdenelli

[email protected]

"Ese. Ese es el rostro que recuerdo". Todavía conmovida e incrédula, Mirta Paradiso no dejó lugar a dudas en la rueda de reconocimiento fotográfica. Era la tarde del 2 de agosto de 2013 y la jubilada, de 78 años, acababa de identificar a uno de los integrantes de una banda que, tan sólo dos días antes, había asesinado a su marido a quemarropa, durante un asalto en su casa del barrio Nueva Pompeya.

Más de dos años después, en la sala del Tribunal Oral Nº 1 comenzará mañana a las 9 el juicio por el crimen del ex militar Rafael González (82), con tres imputados en el banquillo. Uno de ellos es Cristian Daniel Shiarkey, el hombre con frondosos antecedentes delictivos al que Paradiso señaló de forma directa y sin vacilaciones ante la fiscal Andrea Gómez, aquella tarde de invierno. Los otros son el policía Carlos Alberto Pucci y Maximiliano Damián Maciel, quien fue condenado por el caso de armado de causas con testigos falsos en la comisaría cuarta, descubierto en 2010.

Para la fiscal Gómez, Shiarkey es uno de los ladrones que simulando ser policías ingresaron a robar a la casa del matrimonio de jubilados, quienes diez días antes ya habían sido blanco de la delincuencia. Esa fue, según la hipótesis de la investigadora, la excusa que tomó Maciel para engañar al matrimonio, del cual era vecino.

De acuerdo a la información que figura en el expediente elevado a juicio, se ganó la confianza de los ancianos y se mostró amable. Horas antes de que se produjera el hecho fatal, les dijo que por la tarde irían a visitarlos efectivos de la Policía Científica conocidos suyos, con el objetivo de realizar peritajes para esclarecer el primero de los asaltos, que había ocurrido el 21 de julio.

Sobre las 10 del 31 de julio, sonó el teléfono de la casa de los González y del otro lado de la línea, un hombre que pronunciaba palabras típicas de la jerga policial profundizó el engaño. Le indicó al ex militar que por la tarde él mismo se presentaría en su casa junto a otros uniformados encargados de realizar los peritajes de rigor. Para la fiscal Gómez, ese hombre fue Pucci.

En la conclusión de la investigación figura que los delincuentes que cometieron el asalto fueron al menos cuatro. Uno de ellos habría sido Shiarkey, que fue apresado, mientras que los restantes al día de hoy no están identificados. En tanto, Maciel quedó detenido en la Unidad Penitenciaria Nº 44 de Batán con prisión preventiva, y Pucci bajo arresto domiciliario, ambos considerados como partícipes necesarios en el hecho.

Para la fiscal, los tres sospechosos deben ser condenados por el delito de "homicidio criminis causa", lo que prevé una pena de prisión perpetua. La investigadora sostiene que el accionar delictivo tuvo como meta garantizar la impunidad de la banda completa tras la comisión del robo, y su propia seguridad, ya que contaban con el dato de que González tenía armas por su condición de ex militar y estaban convencidos de que podría defenderse ante cualquier ataque. Inclusive, ya lo había hecho el 21 de julio, efectuando disparos al aire.

"Tirale al viejo"

Los delincuentes tenían un objetivo: robarse 50 mil dólares que creían en el interior de la casa ubicada en la esquina de Brandsen y Misiones. Huyeron con sólo 700 pesos, un arma de fuego y un teléfono celular, a bordo del Peugeot 206 de color bordó en el que habían arribado.

De la declaración de la viuda de González se desprendió que, poco antes de que escaparan, los asesinos vestidos con ropas de policías le dijeron: "Te matamos a tu marido". Con la misma frialdad, momentos antes uno le había espetado al otro "tirale al viejo".

De acuerdo al resultado de la autopsia, la víctima fue severamente golpeada y luego recibió el disparo mortal, efectuado desde un revólver calibre 22 largo. La bala ingresó por la axila izquierda y González, que estaba tendido sobre piso del patio interno de su casa, falleció en cuestión de segundos.

Tras buscar en varios sectores de la casa, y con puntilloso esmero en la habitación principal, los asaltantes creyeron que la versión de que la pareja guardaba 50 mil dólares era falsa. Por eso, escaparon tras hallar nada más que 700 pesos, una pistola calibre 9 milímetros y un teléfono celular marca Samsung.

Cabe destacar que, tiempo después, la hija del matrimonio diría que el dinero había existido, pero solían esconderlo en distintos lugares por temor a un posible asalto. Es que la misma vivienda había sido blanco en otras tres oportunidades durante el mismo año 2013. Dos hechos habían ocurrido en mayo, y el tercero solamente diez días antes del cuarto y último, que terminó con el crimen.

Lo que más llamó la atención de la fiscal, y que aún es materia de sospecha, es que dos de los robos fueron denunciados en la comisaría cuarta. Sin embargo, no se comunicaron formalmente a la Justicia, por lo que nunca fueron investigados.

De ese y otros indicios se toma Gómez para probar la participación de Pucci y Maciel en el caso. Para ella, el primero fue el encargado de realizar la logística para prevenir presencia policial real en la zona del hecho, y el segundo quien entregó los datos de las víctimas.

Además, la fiscal cuenta con registros de llamadas cruzadas, y hasta existen imágenes de cámaras de seguridad que captaron el momento en el que Pucci ingresaba a una cabina telefónica de un locutorio -emplazado en la zona de Champagnat y Colón- prácticamente en el mismo horario en el que González recibía el aviso de que la Policía Científica iba a visitar su casa esa tarde del 31 de julio.

Peligrosos

Maximiliano Maciel era vecino del matrimonio. O, mejor dicho, hijo del inquilino de una casa ubicada en Misiones 420. Al momento del hecho, debía cumplir arresto domiciliario en esa propiedad, tras haber sido condenado por los casos de corrupción en la comisaría cuarta, desentramados a través de la intervención del juez de Garantías, Juan Tapia.

Tres años de prisión fue el castigo que recibió Maciel por hacerse pasar por testigo en distintos casos "montados" para engrosar la estadística de eficacia policial, aunque logró la morigeración de la pena y la Justicia le permitió que estuviera detenido en una casa. Por esa razón, vivió un tiempo en el inmueble que ocupaba su padre, hasta que, según consideró Gómez en el expediente, "decidió sacarse la pulsera de monitoreo, sin que nadie lo haya siquiera buscado".

La declaración de un testigo con identidad bajo reserva, sumada a la de la viuda de González, fue la que incriminó directamente a Maciel. "Le había ofrecido el 'trabajo' a varios", señaló la persona cuyo nombre y apellido no trascendieron.

De todas formas, no son los únicos antecedentes que presentó Maciel. También estuvo incriminado en causas por "asociación ilícita", "defraudación" y "estafa". Vale aclarar que, su relación con Pucci, también está probada para la fiscal Gómez.

Por su parte, Shiarkey fue identificado en rueda de reconocimiento, ya que también tenía prontuario y sus fotografías estaban en poder de la policía por hechos anteriores. Lo mismo ocurrió cuando el procedimiento se hizo en persona.

Cabe destacar, por último, que tras ser detenido días después del crimen del ex militar, Shiarkey fue condenado por el Tribunal Oral Nº 2 a cinco años de prisión por otro robo anterior, también cometido en una casa de personas de avanzada edad. A partir de mañana, comenzará a saberse si efectivamente fue uno de los asesinos de González.