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Deportes 1 de octubre de 2016

Primero hay que saber presionar, después sufrir

Por Vito Amalfitano

Por primera vez en el campeonato Aldosivi pudo incomodar a su visitante al menos por un rato. Y en ese tiempo construyó la victoria.

Fue al revés de los otros dos encuentros en el Minella del campeonato de Primera División del fútbol argentino.

Aldosivi se sintió incómodo siempre en los partidos ante Colón y Banfield. Y los perdió claramente. Ahora pudo invertir la ecuación. Su presión alta desestabilizó a Talleres desde el principio, le complicó la salida, y una prueba de ello fue el primer gol, más bien el penal y la jugada que lo provocó: un corte justo de Alexis Castro a Pablo Guiñazú cuando el equipo cordobés salía desde su campo.

No sostuvo Aldosivi esa presión, por cierto, ni le provocó la misma incomodidad a Talleres durante todo el partido. Al contrario, promediando el primer tiempo ya el equipo cordobés empezó a ganar el medio, con Gil y compañía, y los pelotazos cruzados o desbordes y centros provocaron pesadillas en el fondo del equipo de Mar del Plata. Ahí es dónde se agigantó la figura del arquero Matías Vega, quien desnudó aun más los habituales problemas para definir de Sebastián Palacios. También Jonatan Galván salvó providencialmente al equipo sacando con la cabeza casi en el ángulo como si fuera un golero con las manos. Pero el zaguero cometió también errores en su función específica previa, como el resto de sus compañeros de defensa.

Con todo, Penco aprovechó también su segunda oportunidad, y llegó el primer triunfo. Y vale como el agua. Y potencia, ahora sí, los empates en Santa Fe y en Lanús. A partir de acá se puede construir una estructura mejor. La base puede encontrarse en las formas de ese rato del principio, en esa presión alta a partir de un mejor orden desde el medio. Así Aldosivi pasó de sentirse incómodo a incomodar. El desafío ahora será encontrar la manera, con esa presión, de cuidar mejor las espaldas.



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