Arroyo realizó impactante operativo y, también de madrugada, procedió a retirar otro cartel del centro comercial. Ahora anuncia que irá por la plaza central y el Botero. 

Mar del Plata tiene “La Noche de las Iglesias”, “La Noche de los Teatros”, “La Noche de las Colectividades” y ahora...”La Noche de los Carteles”. Que también amenaza con convertirse en un clásico.

En la madrugada el Centro Cultural y Comercial Aldrey/Vieja Estación Sur, volvió a ser testigo mudo de una batalla más en la guerra que ya parece no tener fin. Portentosas grúas se acercaron al lugar y procedieron a retirar el cartel que quedaba por la calle Sarmiento, tal cual lo había anunciado pomposamente y a través de los medios el jefe comunal.

Una recorrida por la zona permite extraer algunas conclusiones: la carpeta asfáltica de la misma calle se encuentra destruida en el tramo que va hasta la Avda. Colón, el alumbrado público es escaso y malo, la marginalidad y la prostitución campean allí a pesar de la cercana presencia del destacamento de la Policía Federal y la inseguridad se palpa en la madrugada cuando llegan a las paradas de colectivos grupos juveniles, enfervorizados por el alcohol, que arriban desde cercanos centros de nocturnidad.

La primera pregunta que todos nos hacemos tiene que ver con el orden de prioridades. ¿No sería mejor gastar dinero y esfuerzo en reponer luminarias, arreglar asfaltos y garantizar seguridad?. ¿No sería mejor destinar el personal de policía local que ya se ha vuelto experto en extracción de carteles para transitar la zona y llevarse detenidos a los indeseables y no a estructuras luminosas?.

Arroyo anunció que el próximo paso es abrir la plaza seca del Centro y retirar el Botero que allí se encuentra. ¿Qué explicación puede existir para ello?, ¿se garantizará la seguridad del lugar y se evitarán destrozos, grafittis y desmanes?. Un paseo por los lugares céntricos de la ciudad indica que lograrlo no es un fuerte de esta administración…

Mar del Plata tiene hoy un centro comercial que se ha convertido en centro de atracción para residentes y turistas. Y que poco a poco se perfila como polo de desarrollo de una de las más degradadas zonas de la ciudad.

El mensaje para inversores y emprendedores no puede ser peor: Mar del Plata es un lugar a expensas de las tirrias de su gobernante. Que además deberá explicar porque cae con el garrote tributario sobre sus habitantes mientras gasta el dinero público en estas fruslerías y en faraónicos sueldos para él y sus allegados.

Sería bueno recordar aquí que la corrupción tiene mil caras; y esta es seguramente una de ellas.

¿Se justifica semejante locura?; ¿puede una cuestión de impacto urbanístico quedar rehén de inquinas personales y batallas pretendidamente  quijotescas?. Seguramente no…

La “Guerra de los Carteles” está en su apogeo. La decadencia de Mar del Plata también…