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Deportes 24 de febrero de 2017

Sin margen para el error

por Vito Amalfitano

Falta un mes para el choque crucial para la Selección Argentina de fútbol, ante Chile, en el Monumental, por las eliminatorias rumbo a Rusia 2018.

No es exageración. El propio entrenador, Edgardo Bauza, en su charla con LA CAPITAL del mes pasado, le dio un valor clave a ese choque para que la Selección reencauce su camino rumbo a la clasificación. Le quedan solo tres partidos de local y tres de visitante y por ahora el equipo nacional está en zona de repechaje. Y Chile es “rival directo” por la clasificación. Y es uno de los tres que de local hay que ganar para estar “adentro” del Mundial.

Más de una vez, en estas eliminatorias largas, la Selección pasó por etapas de zozobra y después terminó clasificando con holgura. Por ejemplo, con Daniel Passarella como entrenador, cuando finalmente terminó primera.

Pero no hay que jugar con fuego y la realidad hoy es muy diferente. Si bien es cierto que la Selección cuenta con el hándicap de Messi, también se debe considerar el contexto de crisis en el fútbol argentino, el proyecto de Martino cortado abruptamente por ese conflicto provocado desde las altas esferas, y todas las dudas que afloraron en el famoso segundo semestre, de 2016, disimuladas al final por la buena victoria sobre Colombia.

Por todo esto es que no hay margen para la experimentación frente al difícil enfrentamiento ante Chile. Menotti dijo que no percibía una “idea” en la Selección, Bauza le refutó que sí la tiene, aunque es difícil descifrarla. Por lo tanto, y atendiendo también el escaso tiempo para elaborar o plasmar esa “idea”, más que nunca habrá que estar fino en la elección de los futbolistas. Sin demasiado “verso” sobre el trabajo y la planificación. Que jueguen los mejores del momento, sin excepciones. Y si se va en esa dirección la formación se debería hacer con tres jugadores fijos y “ocho más”. Obvio la Selección no puede privarse de Messi. Pero tampoco hoy de Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala. Por el altísimo nivel que ambos alcanzaron en Juventus, y porque juegan juntos y se transformaron en una dupla temible.

Discutir a Higuaín por el gol que se perdió en la final del Mundial, con el jugador integral que es hoy, como goleador y también por su inteligencia, destreza y potencia (la corrida y el pase de taco para el gol de Dybala del domingo pasado ante Palermo fue una muestra) sería lo mismo que cuestionar que juegue Messi porque erró un penal en la final de la Copa América.

Bauza tiene la obligación de encontrarles un lugar a los tres, Lío, Higuaín y Dybala. Y puede generar polémica, porque si se recuerda que en ese buen encuentro frente a Colombia en San Juan fue Ever Banega el que liberó más a Lío, al asumir el rol de enlace (como había brillado en la Era Martino, desechado al principio por Bauza), habría que replantearse la titularidad de Di María, o bien de uno de los dos volantes centrales, pasando Banega a ocupar esa posición. ¿Es hoy Mascherano imprescindible? Biglia casi siempre rinde con regularidad en la Selección si es que está bien fisicamente, pero también habrá que determinar si hoy está al nivel de los nombrados anteriormente. Seguro también debe replantearse también el supuesto rol de Lío “seleccionador”: Agûero volvió el martes a su explendor, pero hace rato que en Argentina no rinde y ni siquiera Pep Guardiola le garantiza la titularidad en Manchester City.

Los errores no se solucionan con disculpas. No hay que cometerlos. Sobretodo después de una seguidilla de fallas, cuando los márgenes se achican.



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