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Cultura 10 de abril de 2017

Sophie Divry: “Escribir un libro sobre el desempleo sin humor es imposible”

En "Cuando el diablo salió del baño", la protagonista es una víctima de sus propias ilusiones porque ha dejado su empleo para dedicarse plenamente a la literatura.

Sophie Divry encontró en su propia frustración el motor para la creación de su última novela. Foto: Télam.

La escritora francesa Sophie Divry encontró en su propia frustración el motor para la creación de su última novela, “Cuando el diablo salió del baño” (Malpaso), un relato que aborda el drama del desempleo con humor y sarcasmo, desde la perspectiva de una joven que, como muchos de su generación, se empecina en vivir de su vocación: la literatura.

Con otras tres novelas en su breve historial -“Diario de un nuevo comienzo”, “La condición suburbana” y “Signatura 400”- Divry es considerada por la crítica como una de las voces más inteligentes de la literatura francesa de la actualidad.

Aunque le molesta que le coloquen la etiqueta de activista feminista, esta escritora nacida en 1979 en Montpellier, al sur de Francia, tiene claro que está librando esa batalla, simplemente por su condición de mujer y novelista.

Su compromiso, como explicó en una entrevista con Télam a su paso por Barcelona para participar del festival de literatura amplificada Kosmopolis, es con la literatura, y su obsesión con las formas estéticas del lenguaje, porque le permite reflejar el mundo en que vivimos a través de la emoción.

– Por la temática de la novela, parece evidente que existe un compromiso con el tiempo en el que te tocó vivir…

– Sí, seguro. Yo quería hablar de la experiencia del desempleo y la precariedad. Y esto ya es un compromiso con la época. De hecho, me parece triste que no haya más libros así, porque si no son los escritores los que hablan de este tipo de experiencia tan corriente es como si despareciera de la experiencia humana. Si en el siglo XIX todos los escritores se hubiesen centrado en los castillos, los nobles y su buena vida, y no hubiese existido Émile Zola, tendríamos la sensación de que Francia era solo eso, y no tendríamos el contrapunto.

– El título es bastante curioso ¿A qué se debe?

– Lo quería llamar ‘Paro’, a secas, pero a pesar del tema el libro es muy enérgico, divertido, picaresco, fantasioso. Entonces, me parecía muy deprimente ponerle ese título, por eso elegí tomar una frase del interior del libro, y fue ‘Cuando el diablo salió del baño'”

– Decidiste contar la historia en primera persona. En la contratapa de tu libro se advierte que “cualquier parecido con la autora es pura coincidencia”. ¿Cuánto hay de tu propia historia?

– Si no hubiese estado desempleada no hubiese podido jamás escribir este libro. Quizás refleja el 50% de experiencias vividas a nivel personal. Durante varios años estuve sin empleo, primero recibía un subsidio de 1.000 euros de cobertura por los años que había trabajado y luego una subvención antipobreza de 500 euros, que en Francia no es nada. Viví esta situación, y los escritores no podemos hablar de ello si no lo padecemos. En el momento, escribir el libro me ayudó a sobrellevar lo que me estaba pasando.

– Comenzaste como periodista, escribiste sobre la pobreza, la insatisfacción constante, las miserias de una sociedad en la que abunda el desempleo. Por todo eso se te catalogó rápidamente como una novelista de izquierda. ¿Te sentís cómoda con eso?

– Más que nada me considero muy formalista. Aunque no es un insulto lo de ser una escritora social, mi mayor preocupación es la forma literaria, las frases, las palabras. Mi obsesión es la emoción estética. Pero pienso que se pueden armonizar las dos cosas. Reflejando lo que sucede en la vida, nuestro mundo, a través de la emoción de las palabras.

– En tu última novela explorás el malestar, dibujás un panorama de degradación social, componiendo una comedia humana. ¿El humor es siempre necesario ante la dura realidad?

– El humor es una forma de resistencia a la época, a los problemas económicos y sociales que enfrentamos. Escribir un libro sobre el desempleo sin humor es imposible. Cuando decidí que iba a hacerlo con juegos, con tipografías, y con un poco de mal gusto también, me sentía un poco incómoda, porque no es educado tratar un tema dramático como el desempleo con humor. Pero al final creo que es una gran ayuda, porque te permite pasar de un estado al otro.

– ¿Por qué decidiste dar el salto del periodismo a la literatura?

– Cuando era pequeña quería ser escritora, pero luego, cuando empecé a trabajar como periodista porque quería pelear contra las injusticias lo olvidé un poco. También necesitaba tener una profesión para ganarme la vida, y la de escritor no era una opción. Pero después de cinco o siete años de periodista empecé a escribir cuentos de forma paralela y volvió la motivación. Me aburría un poco como periodista, la literatura es mucho más amplia.

– Todas tus novelas hablan de la condición humana ¿Cuánta de nuestra humanidad hemos perdido?

– Hemos perdido y hemos ganado, no todo hay que verlo de forma tan pesimista. En toda las épocas los libros que te llegan son los que hablan de la humanidad. No puedo decir que durante la Primera Guerra Mundial o la Segunda Guerra Mundial todo era más difícil porque no estaba allí, pero la gente que vivía en esa época quizás se deba reír de pensar que ahora es más difícil hablar de humanidad… en todas las épocas hay algo que salvar.

– Dentro de muy poco hay elecciones en tu país ¿Qué sentís acerca de los problemas que vive hoy Francia, como el ascenso de la ultraderecha xenófoba y de la amenaza del yihadismo?

– Los atentados terroristas han horrorizado a todo el mundo, pero ante el discurso del odio y el miedo del Frente Nacional de Marine Le Pen, es necesario mantener la esperanza de que todos juntos podemos salir de esta situación. Creo que la sociedad francesa es más fuertes que los políticos franceses. Por eso, nos merecemos más que François Fillon.