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Opinión 20 de enero de 2018

“Te propongo un desafío”

Muchas veces el dolor nos hace generar más dolor: rencor, resentimiento, agresión, enojo, angustia, tristeza, deseo de venganza, violencia. Hacer del dolor la oportunidad para el amor puede ser el desafío de este año

Padre Luis Albóniga*
Hace un par de años organizamos por primera vez la cena de Navidad en la parroquia de la Asunción (la iglesia del Materno). Todo surgió a partir del proyecto de dos catequistas: queríamos abrir la parroquia como hogar de todos, invitar a los que están más solos, a los que la pasan en la calle y algunas familias de la comunidad. Todos invitados a preparar y participar de una hermosa cena de Navidad, de esas que son bien de familia, que te tocan el corazón y te hacen sentir que algo divino sucede en la tierra de los hombres.

Antes de la medianoche, cuando nos disponíamos a colocar el niño Jesús en el pesebre y encender las velitas que cada uno había recibido, entraron dos Papás Noel. Con el P. Sebastián, vicario parroquial por ese entonces, nos miramos sorprendidos. No teníamos idea de que alguien hubiera organizado eso y, de hecho, nadie lo había hecho.

Nos acercamos a recibirlos y era difícil reconocerlos porque la producción de disfraces era al mejor estilo Hollywood. Sin embargo, poco después de iniciado el diálogo de bienvenida nos dimos cuenta de que los conocíamos: habían venido hace poco llorando la pérdida de su hija, que había fallecido en un accidente de tránsito: ¡cuánto dolor en esos corazones de papá y mamá!

Entre lágrimas, los dos “papás Noel” nos dijeron: “¡Padre, en esta Navidad decidimos cambiar dolor por amor! Juntamos juguetes y vinimos a repartirlos a los chicos del Hospital Materno”. Esas palabras nos atravesaron el corazón y quedaron grabadas por largo tiempo en nosotros: “cambiar dolor por amor”. Cómo cambiaría el mundo si cada situación de dolor y sufrimiento fuera la oportunidad para transformarla en un gesto de amor…

“Cambiar dolor por amor” se convirtió en la frase del año en la parroquia. Muchas veces el dolor nos hace generar más dolor: rencor, resentimiento, agresión, enojo, angustia, tristeza, deseo de venganza, violencia. Hacer del dolor la oportunidad para el amor puede ser el desafío de este año; la oportunidad para un gran cambio en la vida, una nueva esperanza y un nuevo rumbo que nos hace descubrir las necesidades y dolores de los demás y ponernos al servicio.

¿Te animás? Te invito a asumir este desafío para el 2018. ¡Animate! ¡Animémonos juntos! ¡Cambiemos dolor por amor!
* Vicario General
Obispado de Mar del Plata