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Interés general 24 de septiembre de 2017

Un bronce valioso con sabor agridulce

La patinadora marplatense Nadia Ortiz Villar habló con LA CAPITAL tras su experiencia triunfal en los World Roller Games.

La marplatense Nadia Ortiz Villar obtuvo una rutilante medalla de bronce en Danza Junior, en el marco de los World Roller Games, realizado recientemente en Nanjing, China. Sin embargo, la patinadora de Once Unidos quedó conforme pero no contenta con ese tercer puesto. Y le dice a todo aquel que quiera prestarle atención que había patinado como para ganar la prueba.

“Italia y Portugal comandan y abajo viene todo el resto. Para nosotros ganar un bronce es como ganar un oro, porque realmente hay que patinar muy bien y no dar lugar a dudas y así ser candidatos al primer lugar para en realidad, poder quedar terceros”, explica en su entrevista con LA CAPITAL. Y agrega: “Nuestros patinadores artísticos son muy buenos y es realmente complicado para nosotros que durante tantos años las cosas sean así”.

– ¿No se pueden unir con los demás países que vienen atrás para presentar una protesta?

– No sirve de nada ninguna queja porque como es un deporte de evaluación, siempre es subjetivo. Van a seguir siendo los jueces los que ponen el puntaje y deciden quién gana y quién no. Yo pienso en entrar a la pista, disfrutar y obviamente dejar todo, porque para eso entrenamos. Y que sea lo que tenga que ser, porque el puesto final ya no está en nuestras manos, sino en las de los que lo miran y evalúan desde afuera.

– De todas formas, aquí se recibió muy bien ese tercer puesto tuyo…

– Sí, están todos muy contentos. Pero es difícil para un deportista cuando pasa esto. Duele en el alma. Se trabaja mucho. No un año, sino toda una vida.

– ¿Cómo es la estructura de competencia en tu disciplina?

– Hasta hace dos años se dividía en dos partes y desde el año pasado se comenzó a competir en danza en tres partes: Obligatoria, Style dance y Free dance. La clasificación se arma por la sumatoria directa de las tres especialidades.

– ¿Cómo vivieron que todas las disciplinas sobre ruedas se unieran en un sólo Mundial?

– Estuvo muy bueno. La verdad es que fue un torneo interesante porque es la primera vez que se hace así. Con muchos deportistas y la inauguración fue impresionante, no tengo otra palabra para describirlo. Como nuestro deporte no es olímpico, lo más cercano a unos Juegos son los World Roller Games.

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– ¿Qué se puede contar de las vivencias argentinas en Nanjing?

– Los dos grandes temas, porque casi todos tuvieron problemas con eso, fueron la comida y el horario (11 horas de diferencia con China). La comida es muy picante, casi nadie podía comer nada y es muy importante comer bien antes de competir. Fue complicado para todos. Yo me arreglé bastante bien porque comía salmón, un poco de sushi y ensaladas, las únicas cosas que no eran picantes. Y con el sueño también se complicaba porque estábamos al revés.

– ¿Vivían en una villa olímpica?

– No. Todos los argentinos estábamos en el mismo hotel, muy cómodos y tranquilos, a sólo 10 minutos del estadio de patín artístico. El Mundial estuvo muy bien organizado y, vale reconocerlo, desde la delegación argentina se gestionó muy bien. La Confederación Argentina mejoró muchísimo.

* * * *

A los 19 años (cumplirá 20 en marzo de 2018), Ortiz Villar pasará de Junior a Mayores. Lejos han quedado sus comienzos en el club Alvarado, a los 5 o 6 años. Ya hace unos ocho que compite para Once Unidos. Entrena unas ocho horas diarias (6 de patín y otras dos o tres entre físico, psicológico y yoga, en la previa de competencias internacionales) y unas tres horas por día cuando no prepara torneos.

Eso, claro, no le deja mucho tiempo libre, aunque trabaja como profesora de patín artístico. “Terminé el secundario hace dos años, en el Colegio Fasta, y como viajo mucho todos los años a entrenar en Italia y a distintos torneos dentro y fuera del país, no tuve tiempo para seguir estudiando. Me puse como límite este año para dedicarme de lleno al patín. El año que viene tengo pensado estudiar Psicología, que se puede aplicar al deporte porque hay una estrecha relación”, confesó quien posee una beca del Emder y otra de la Secretaría de Deporte, pero no recibe ninguna ayuda del Enard.

La madurez exhibida durante la entrevista le permitió, también, recordar que es muy buen ser agradecido en la vida. Y por eso no quiso olvidarse de “Horacio Taccone, Once Unidos, Sebastián Vaca Quintana, mi psicóloga, Sol Bohé, Sonia Osimani, mi preparadora física, mis entrenadores, Natalia Ferrari y Luis Pérez, mi familia, San Roque Pastelitos y la Asociación Marplatense de Patín y su comité de patín artístico, especialmente Juan Carlos y Susana Saubiette”, concluyó.



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