Con el debut del estadounidense Louis Dabney, Peñarol afrontará esta noche un durísimo compromiso ante Regatas Corrientes por una nueva jornada de la Liga Nacional de Básquetbol.

El equipo marplatense, desde ayer al mediodía en la capital correntina, necesita con urgencia levantar la puntería en esta gira por el noreste para detener su caída en la tabla de posiciones. En ese sentido, la llegada al equipo de Dabney representa una nueva ilusión.

El nuevo extranjero reemplazó a Rob Reed, el goleador del equipo, un enroque que se entiende desde la necesidad de aumentar el volumen de juego del equipo.

La apuesta es fácil de explicar: arriesgarse a perder gol en la comparación mano a mano de jugador por jugador con tal de que se potencien otros que pueden producir más. Y si se produce esa mejoría contar con que las defensas rivales se prodiguen hacia varios focos de atención en lugar de concentrarse a limitar a uno.

A Dabney, un 1-2 capaz de romper la primera línea y anotar o descargar, se lo trajo con esa intención. El estadounidense jugaría desde el vamos. No hay tiempo para perder.

Tampoco demasiado recambio como para elegir. La lesión de las dos fichas Sub 23, Nicolás Zurschmitten y Jerónimo Barón, limitan a Peñarol a sus ocho fichas mayores. Para colmo de males, el juvenil base Juan Ignacio Marcos viajó con una contractura y su presencia esta noche es incierta.

Regatas Corrientes es de los rivales más difíciles del torneo. El equipo “fantasma” marcha en la tercera posición de la Conferencia Norte y en casa nuevamente está intratable.

La localía correntina históricamente fue difícil. Había perdido en la temporada anterior esa solidez tan característica. Pero la recuperó en este torneo y lleva nueve partidos invicto en esa condición.

Los dirigidos por Gabriel Piccato (asistente de Sergio Hernández en la pasada temporada en Peñarol) llevan tres victorias consecutivas y ganaron cinco de los últimos seis partidos. Una racha notoriamente contrastante con la “milrayitas”, que lleva diez derrotas en los últimos once juegos.

El equipo de Richotti necesita cortar el mal momento. Pero, antes, aunque el tiempo no sobra, debe acordarse de jugar y encontrar una regularidad. Eso es lo primero y ese es su propósito.