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La Ciudad 30 de julio de 2016

Vecinos de Las Lilas reclaman ayuda para recuperar complejo de viviendas en ruinas

Los edificios fueron construidos hace unos 20 años por el IPV. Presentan serias deficiencias estructurales, falta mantenimiento. Además crecen los conflictos de convivencia.

Los vecinos del complejo de viviendas ubicado en Castelli y República del Líbano ya no saben a quién más recurrir. Durante años reclamaron ante la sociedad de fomento, la Municipalidad, el Instituto Provincial de la Vivienda y en ningún caso consiguieron una solución definitiva.

El complejo habitacional, construido en la década del ’90, está conformado por unos 8 edificios.

Todos ellos sufren un serio deterioro producto de graves deficiencias estructurales y de la falta de un mantenimiento adecuado.

Tal como ocurre en otros complejos similares, los vecinos no cuentan aún con las escrituras definitivas de sus departamentos. Por eso se sienten “rehenes” de una situación que a diario tiende a empeorar, le aseguró a LA CAPITAL Ricardo, quien desde hace unos 20 años vive en la torre número 3.

El área central del complejo, desde la cual se accede a todos los edificios, no sólo se encuentra permanentemente inundada. También se convirtió en un auténtico basural, en el que los vecinos depositan todo tipo de residuos; desde los restos que generan a diario hasta residuos voluminosos como electrodomésticos o muebles.

La basura puede permanecer allí durante días o semanas, porque el servicio de recolección se presta de manera esporádica y no alcanza a cubrir la demanda que generan las más de 300 familias que viven en el lugar.

A medida que la situación se degrada también crecen los problemas de convivencia. La basura es un tema que genera discusiones a diario. “Ya estoy cansada de controlar que no se formen basurales y de discutir con la gente por ese motivo”, le contó a LA CAPITAL Cristina, una jubilada que también vive en la torre 3.

Según dijeron los vecinos, hace algunos años varios de ellos lograron organizarse y plantear quejas ante el Instituto Provincial de la Vivienda.

Lograron que el organismo destinara “1,4 millones de pesos” para realizar reparaciones y obras de remediación. “Arreglaron un edificio y no hicieron nada más. Esto se va a venir abajo en cualquier momento”, explicó Ricardo.

Según dijo en su torre hay problemas graves con la instalación eléctrica, humedad, filtraciones y serias deficiencias con las cañerías de agua.

De hecho existen algunas unidades inhabitables, cuyos dueños están comenzando a abandonarlas.

En los espacios comunes, en medio de los residuos y de los pastizales deambulan perros sueltos de los que nadie se hace cargo.

Muchos de los vecinos aún siguen pagando las cuotas al IPV.

Según Cristina no son tantos los que además, están en condiciones de estar al día con el pago de las expensas, lo que genera discusiones interminables sobre de quién es la culpa de que el complejo esté como está.

“Nadie se hace cargo de ningún problema, no hay administrador y no tenemos a quién reclamarle”, agregó.

Los espacios comunes presentan problemas de todo tipo. Dentro de los edificios hay techos a punto de caerse, paredes rajadas e impregnadas de humedad y escaleras y pasillos oscuros.

Afuera, casi ninguna luminaria funciona. “Fuimos a reclamar a la Municipalidad para que las arreglen pero nos dijeron que no lo van a hacerlo porque esto es un ‘barrio privado'”, comentó Ricardo.



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