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La Ciudad 20 de junio de 2017

“Vi los cuerpos y me duele en el alma no haberlos podido traer”, dijo el capitán del María Liliana

Hace 10 años, al mando del pesquero Don Cayetano, Rodolfo Muñoz había rescatado a 117 náufragos del Almirante Irizar. El sábado acudió en auxilio del Repunte y capitaneando al María Liliana logró rescatar con vida al marinero Lucas Trillo. Pero el fuerte temporal le impidió subir a bordo los cuerpos sin vida de otros 5 tripulantes.

Vi los cuerpos y me duele en el alma no haberlos podido traer“, lamentó el capitán del buque María Liliana. 

Rodolfo Muñoz acudió este sábado en auxilio del pesquero marplatense Repunte, hundido en la zona del Golfo Nuevo, en las inmediaciones de la localidad de Rawson.

En su relato contó de qué manera, en medio de un feroz temporal, su embarcación puso rumbo hacia el lugar en donde el Repunte se estaba yendo a pique y cómo junto a sus 41 tripulantes hizo todo lo posible por hallar sobrevivientes.

Según dijo, tras dos horas y media de navegación, surcando olas de más de 8 metros de altura y con una visibilidad de no más de 500 metros, fue posible divisar a dos personas aún con vida.

Una de ellas no pudo ser rescatada. “Se nos cayó, no pudimos salvarlo porque el agua se lo llevó y después lo vimos aparecer boca abajo y muy lejos”, contó.

El marinero Lucas Trillo, en tanto, tuvo mejor fortuna. Su cuerpo flotaba en el frío mar patagónico sujetado por su chaleco salvavidas. Al verlo, uno de los pescadores del María Liliana, Marcelo Beriguestain, se ató a un cabo y se lanzó al mar asegurando el cuerpo con la escala para poder subirlo a la cubierta.

A bordo del María Liliana, perteneciente a la empresa Moscuzza, ya estaba todo dispuesto para darle asistencia.

Muñoz había instruido a todos sus tripulantes para que actuaran con calma tal como lo había hecho 10 años atrás, cuando al mando del Don Cayetano, protagonizó la hazaña de rescatar a 117 hombres que iban a bordo del Almirante Irizar, el buque de la Armada que quedó consumido por las llamas frente a Puerto Madryn.

Esta vez Muñoz y su barco regresaron a tierra con sólo un sobreviviente y la pena de no haber podido rescatar a otro así como tampoco a los cuerpos, ya sin vida, del resto de los tripulantes del Repunte a los que logró divisar.

“A veces creo que soy demasiado exigente conmigo mismo. Yo hubiera querido traerlos a todos. Pero lamentablemente navegué entre cuerpos sin vida y en muy malas condiciones”, reflexionó durante una entrevista con el periodista Andrés Cosmai en Radio Mar del Plata.

El experimentado capitán lamentó no haber podido haber hecho más a causa de las pésimas condiciones meteorológicas que ponían en riesgo a su propio barco y a todas las personas que viajaban junto a él.

Según contó, a las 9.20 de la mañana del sábado, cuando ya ingresaba a Golfo Nuevo escuchó el pedido de auxilio del capitán del Repunte, el Gustavo “Gallego” Sánchez.

“Me dijo: “tengo una escora muy grande, no lo puedo dominar”.  Es decir que el barco se había puesto de costado en un momento en el cual había olas de 8 metros. Entonces decidí pegar la vuelta en el mismo golfo, con mucho cuidado por el estado del mar. A los 15 minutos me vuelve a llamar y me explica que el maquinista estaba arriba, que no había nada que hacer y que iba a abandonar el buque. Esa fue la última comunicación que tuve. Le pedí que me precisara la posición y me fui lo más pronto posible a rescatarlo”, recordó Muñoz.

La tormenta que había sido anunciada para ese mediodía se había anticipado, provocando que para ese entonces hubiera cada vez más viento.

“Mi barco, de 56 metros de eslora, tiene 20 metros más que el Repunte y no la estábamos pasando bien, así que calculé que ellos la estaban pasando bastante mal”, aseguró.

Al igual que lo hizo cuando tuvo que acudir a auxiliar al Irizar, esta vez Muñoz le dio instrucciones precisas a su tripulación.

“Todos tuvieron que alistarse, tomar todos los elementos de seguridad y sobre todo tener mucha calma, porque acá el que se apura, pierde. Tuve que llamarle la atención a más de uno que, en medio de la desesperación, quiso hacer cosas imprudentes. Por suerte, ante tanta desgracia, salió todo bien”, contó.

El María Liliana navegó durante dos horas y media hasta llegar hasta la posición del Repunte, el cual ya no estaba en la superficie.

Según Muñoz el cuerpo de Trillo y del otro tripulante al que no pudieron salvar aparecieron a casi 2 mil metros de distancia de donde se había reportado por última vez la embarcación.

Para todos fue una sorpresa encontrarlos con vida en esas condiciones, flotando solos en medio del mar helado y embrabecido.

Según los cálculos del capitán, ambos habrían permanecido en esa condición durante más de 4 horas.

“Trillo estaba con hipotermia, consciente; estaba desmayado. Por eso digo que es un superdotado al igual que el otro muchacho que lamentablemente se nos fue. No entendía cómo podía estar vivo, en remera, con un buzo y sin pantalón”, dijo Muñoz.

Al subir al barco Trillo fue asistido por un enfermero y llevado a la cocina donde ya había termos con bebida caliente y un caloventor para que su cuerpo recuperara temperatura.

Para ese entonces un helicóptero de Prefectura lograba rescatar a un segundo sobreviviente, el marinero Julio Guaymas. 

El María Liliana siguió navegando en la zona durante horas, con la esperanza de hallar a algún otro sobreviviente. “Después de levantar a Trillo vimos 5 cuerpos, 3 sin salvavidas y dos con salvavidas puestos. Lamentablemente ya había olas de 10 metros y vientos de 55 nudos. Si hubiéramos tenido alguna señal de que alguno estuviera vivo hubiéramos parado y maniobrado para rescatarlos. Pero lamentablemente en esas condiciones no podía poner en riesgo al buque y a sus 41 tripulantes”, sostuvo Muñoz.

“Uno nunca preparado para estas situaciones, pero estamos entrenados para actuar lo más fríamente posible. Hace poco hicimos un curso y ahí tiré la balsa, nadé, me tiré de trampolines de 5 metros. Uno constantemente se está perfeccionando y cuanto más capacitado está, mejor actúa en estas situaciones. En este caso había montañas de olas que se nos venían encima, había cada vez más viento y en ese contexto lo único que vimos fueron cuerpos flotando”, explicó.

“Se vino la noche, empeoró el clima y ya no pudimos hacer más nada. Entonces nos desafectaron de la búsqueda, lo que nos permitió regresar a tierra para que Trillo, que necesitaba asistencia urgente, pudiera tener atención médica”, indicó Muñoz.