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Opinión 17 de febrero de 2017

Violencia adentro y afuera de las canchas

por Maximiliano Abad

Estos días vivimos algunos hechos en el deporte de Mar del Plata que no debemos naturalizar entre tantas noticias cotidianas. Primero fueron los incidentes en el partido de vuelta por la Copa Argentina entre Kimberley y Argentinos de 25 de Mayo. No llegó al final el encuentro: fue suspendido por incidentes entre jugadores de ambos planteles en el estadio José Alberto Valle. Hubo 7 expulsiones.

Unas horas después, amaneció con 7 disparos el frente del Club Quilmes, con casquillos de bala en medio de las veredas donde caminan los hombres y mujeres que nada tienen que ver con la irracionalidad de un atentado semejante. Denuncia, intervención de un fiscal, investigación.

Pero no terminó allí, en aparente respuesta balearon a la madre de un conocido hincha de Peñarol. La mujer sufrió una herida en su axila.

Tenemos que condenar los tres hechos, no permitir que salgan impunes. Y tenemos que reflexionar también sobre sus motivos: no creo en aquello de que el deporte es el reflejo de la sociedad, porque Mar del Plata quiere otra cosa. Quiere paz, quiere volver a la cancha con la familia, quiere vivir la otra pasión deportiva, la del basket, que además del futbol representa una fiesta para gran parte de los marplatenses.

No, no es un reflejo de la sociedad. Es la voluntad de algunas personas de manchar el deporte, y lograr que se degrade, que deje de ser un juego, para convertirse en un negocio con otro tipo de intereses, que también incluye esta violencia que vivimos esta semana.

(*):  Diputado provincial por Cambiemos.



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