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Tecnología 7 de noviembre de 2017

Ya vivimos en 1984

La alerta por la privacidad, tal como la imaginó George Orwell en su novela, irrumpe en la Web Summit.

El robot humanoide Sophia, que obtuvo la nacionalidad saudí, participa de la Web Summit en Lisboa. Foto: EFE/ Antonio Cotrim.

por Cynthia de Benito

El uso de internet no es inocuo y tampoco el rastro de datos personales que deja, tan revelador sobre el usuario que permite un nivel de “vigilancia” muy parecido al que imaginó George Orwell en “1984”, advierte en entrevista con EFE el fundador de la empresa noruega de software Opera, Jon Tetzchner.

Tetzchner, que fue responsable de Opera durante 15 años, está embarcado ahora en Vivaldi, compañía que creó en 2013 y que recientemente ha lanzado un navegador que, asegura, permite a quien lo utiliza “ser más efectivo cuando se está conectado” gracias a una personalización que no abusa de la exposición de datos personales.

De ello hablará mañana en la Web Summit de Lisboa (Portugal), donde dará una charla en la que incidirá en la necesidad de regulación para tratar de controlar un tráfico que datos masivo que, afirma, ha convertido a los usuarios en productos.

“Cuando se recolecta información de prácticamente todo el mundo y son utilizadas herramientas avanzadas para identificar grupos e individuos, ahí es cuando las cosas se vuelven más problemáticas”, destaca Tetzchner.

“Muchos de nosotros hemos leído ‘1984’ y otras historias de ciencia ficción similares, en las que vivimos en un estado de vigilancia total. En muchos sentidos ya estamos ahí”, sostiene.

Y es que, explica, “cada movimiento que hacemos es rastreado a través de nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos, cada página que visitamos, cada película que vemos y recientemente hemos añadido la capacidad de reconocer fácilmente caras y traducir voces”.

Son algunos ejemplos de esas tecnologías “altamente problemáticas” que permiten conocer a fondo al usuario e “influir en nuestro proceso de tomar decisiones”, para “hacernos comprar productos, manifestarnos en la calle o votar por un determinado político”.

“Tristemente es lo que ya estamos viendo, pero no es demasiado tarde para arreglar esto”, afirma este experto, quien lamenta que la entrega de información por parte del usuario, muchas veces de forma inconsciente, se vea como una suerte de precio a pagar por usar internet.

A juicio de Tetzchner, los ciudadanos deben ser conscientes de esta entrega y exigir que cese a las autoridades, puesto que para resolver esta situación se debe abordar el asunto de forma global, aunque mientras tanto pueden “usar varias herramientas para esconder la actividad” en la red.

Su principal mensaje en la Web Summit para “arreglar” esta situación se basa en la necesidad de regulación para restringir a lo estrictamente necesario el tráfico de datos de usuarios y prohibir los anuncios dirigidos a una determinada persona gracias a la información que de esta se ha conseguido en red.

También, apunta, sería oportuno establecer un sistema para conocer si un anunciante está usando técnicas de recopilación de datos a gran escala para enviar “mensajes diferenciados a diferentes personas”.

“Tenemos que asegurarnos de que la tecnología que construimos se está usando para hacer cosas buenas. La actual dirección de vigilancia y la tendencia de dirigir las cosas a un público objetivo no es buena y no está mejorando el mundo. Tenemos que arreglar esto”, avisa.

En este contexto surge Vivaldi, un navegador que se basa precisamente en una filosofía de “no rastreo” y que, sin embargo, promete una gran personalización en sus herramientas para mejorar la funcionalidad y que el usuario aproveche más su tiempo.

“Creemos que todos somos únicos. Los diferentes usuarios encuentran diferentes funcionalidades útiles y también usan funciones de manera diferente”, explica, sin que por ello se deban abrir al mundo todos los datos privados.

EFE.



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