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Antes de fallecer su padre le habló de una foto con Maradona y él la encontró 29 años después

La hermosa anécdota de Pablo Viti y los recuerdos de una visita de Diego a Mar del Plata en la que hizo felices a miles de chicos.

Por Juan Miguel Alvarez

“Una foto de Maradona nunca se tira”. A Pablo Viti le quedó grabada  esa frase de su padre Roberto, quien falleció ocho años atrás. El mensaje retumbó una y mil veces en su cabeza y se propuso cumplir con una difícil misión: dar con la imagen que Maradona aceptó tomarse con él cuando era un niño. La foto perdida de la que su padre le habló siempre.

6 de enero de 1992. Diego, humilde, solidario y con un amor especial por los chicos, aceptó la invitación para participar junto a Ricky Maravilla de la tradicional Caravana del Día de Reyes en Mar del Plata.

Todavía suspendido por el doping positivo en Italia, decía entonces que no iba a volver a jugar al fútbol profesionalmente. “Es irreversible la decisión. Estoy viejito. Tengo panza y me comí 200 asados. Pero quiero practicar fútbol 5 y formar un equipo con amigos para recorrer el mundo”, lanzó ante la prensa que lo perseguía a sol y sombra.

Diego deseaba disfrutar el tiempo con su familia y darle más alegrías a sus admiradores. Por eso, visitó aquel día la sede de APAND (Asociación Pro-Ayuda a la Niñez Desamparada) y colaboró en la entrega de los 13 mil juguetes y 230 kilos de golosinas que habían sido donados para la ocasión. “Estoy emocionado, me pega muchísimo después de un año difícil poder entregar estos juguetes y ver la cara de felicidad de los niños. Esto hace olvidar los feos momentos vividos“, expresó durante el evento.

Diego, con una camisa floreada, mostrando sus dotes de bailarín.

Roberto Viti, casinero de profesión, trabajaba ad-honorem en APAND. Incluso era “padrino” de algunos chicos. Como “maradoniano”, lógicamente se hizo un lugar en primera fila en aquella visita especial, acompañado por sus hijos: Pablo (4 años) y Estefanía (2).

“Mi viejo tenía un don especial: la gente le prestaba atención cuando hablaba. Cuando lo tuvo cerca a Diego, le pidió una foto con nosotros. Por esas cosas de la vida, él accedió. En ese momento, para una persona común y corriente, sacarse una foto con Maradona era más difícil que ir nadando a Africa”, empezó a contar Pablo su gran anécdota.

“Cuando ‘mi viejo’ logró captar su atención, lo agarramos de la camiseta por miedo a perdernos la oportunidad, por todo el ‘quilombo’ que había alrededor. Le hicimos más faltas que en todos los mundiales juntos”, agregó entre risas.

“El fotógrafo hizo la imagen y siguió trabajando. El problema fue que mi papá no lo encontró nunca más“, explicó el ahora profesor de música. Y así inició una historia que tardó 29 años en cerrarse.

Otra foto de Diego en el evento que terminó con el programa “Ritmo de la Playa” (Canal 9), en Punta Mogotes.

Pablo tenía 4 años y lo único que le quedó grabado de aquel momento fue que había mucha gente que quería tocar a “una persona muy importante”. Y que su padre, su gran héroe, había gestionado con éxito aquella foto. Pero también que nunca había podido contemplarla.

Pasaron los años y aquel niño se hizo fanático del fútbol. Jugó en Independiente de esta ciudad y, lógicamente, se convirtió en admirador de Maradona: el jugador y la persona.

“Mi ‘viejo’ siempre se lamentó por no poder ver esa imagen alguna vez. Se enfermó en 2011 y poco tiempo después falleció. Desde entonces me propuse encontrar la foto”, explicó.

A Pablo le quedó dando vueltas aquella frase de su papá: “Una foto de Maradona nunca se tira”. Llamó a APAND, a los diarios, pero nada.

Pasaron los años. Hasta que este lunes, por intermedio de una periodista, Belén Cano -hermana de su amiga Clara-, volvió a insistir en LA CAPITAL. “Me la sacaron el 6 de enero de 1992. Tiene que ser una foto de Diego con un niño, que soy yo”, indicó. Era como encontrar una aguja en un pajar.

Sin embargo, 48 horas después, Belén Cano recibió la respuesta del colega del diario: “Tengo los negativos del evento. Hay sólo una foto de Diego con chicos. ¿Será esa?

La imagen del negativo encontrado 29 años después.

La imagen llegó al celular de Pablo, quien sintió una conexión con el cielo. “No lo puedo creer, ¡es la foto! Mi ‘viejo’ pensaba que estaba solamente yo con Diego, pero también aparece mi hermana y él con una sonrisa. Eso es lo que más me emocionó. Es tremendo. La estuve mirando una hora sin moverme“, contó todavía incrédulo.

Una foto. Casi 30 años de espera. Un puente con el pasado. La felicidad y el deseo cumplido del “viejo”. Un guiño de D10s.

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